La relevancia de la desinformación en la epidermis social por medio de la proliferación de falacias informativas no es noticia. Sin embargo, el resurgimiento del autoritarismo neoliberal y las dictaduras democráticas, dos conceptos manejados por el investigador ecuatoriano René Ramírez, ha determinado que esas mentiras en el ecosistema infocomunicacional constituyan una preocupación primaria en los estudios en comunicación contemporáneos.
El peligro forma parte de la realidad contextual de América Latina y el Caribe. Bien lo saben los miembros de la Red Verdad, una iniciativa de la que hemos comentado, la cual es promovida por el Instituto de Cultura y Comunicación y el Centro Universitario para la Información y la Comunicación “Sean MacBride”, ambos de la Universidad Nacional de Lanús (Argentina), y el Centro de Ciencia, Tecnología e Investigación (México).
El coordinador principal del proyecto, Fernando Buen Abad Domínguez, quien es especialista en Filosofía de la Imagen, de la Comunicación, Crítica de Cultura, Estética y Semiótica, explica a Cubaperiodistas que la Red es “un encuentro de voluntades, una alianza de fuerzas de análisis, científicas, de experiencias políticas diversas preocupadas y ocupadas en ofrecer algunas respuestas que lideren la necesidad de una práctica concreta para luchar contra las falacias informativas o fake news”.
Las mentiras difundidas por los medios de comunicación emboscan las consciencias de los pueblos y aniquilan su voluntad emancipadora. Ese panorama que describe Buen Abad no puede entenderse sin analizar la relación inextricable entre comunicación y política.
Sobre el asunto, el profesor e investigador, Jesús Martín Barbero, precisaba que ambas están transversalizadas por tres ejes fundamentales: la reconstrucción de lo público, la constitución de los medios y las nuevas formas de existencia y ejercicio de la ciudadanía.
Tras esas transformaciones, los miembros de la Red Verdad pretenden instalar el problema de las fake news y sus consecuencias terribles en las agendas políticas de los distintos frentes de lucha, dígase partidos políticos u organizaciones sociales de base.
Buen Abad destaca la necesidad de discutir, denunciar e intervenir la información que se genera como parte de una “guerra semiótica o comunicacional abierta que se verifica en todo el mundo” y cuyo propósito es el linchamiento mediático de los movimientos y líderes de las propuestas más avanzadas.
Un conjunto de informaciones falsas-enfatiza el académico mexicano- puede posicionarnos en el lado equivocado, puede incluso llevar al esclavo a simpatizar con el verdugo, puede producir movimientos atentatorios contra las propias libertades, derechos e historia de los pueblos.
Construir una “plataforma de pensamiento ético contemporáneo que elabore dictámenes serios sobre la problemática en cuestión” requiere del desarrollo de herramientas científicas que permitan analizar una serie de casos en la que sea posible identificar la metodología de la producción de falacias, requiere también de una praxis que genere acciones concretas sobre esta “violación al derecho humano fundamental a la información fidedigna, clara y de calidad”.
Las acciones concretas que menciona Buen Abad se construyen en la marcha. El primer paso, después de abrir la convocatoria para sistematizar el problema desde distintas miradas y experiencias de trabajo, se dio con la creación de una plataforma en la cual los integrantes de la iniciativa “pueden aportar esas fake news encontradas, siempre unidas a un desmentido”.
Como otra acción concreta-recalca Buen Abad- vendrá, en la medida de la disponibilidad de los recursos, la realización de dictámenes sobre casos específicos de producción de mentiras, levantando la voz con base científica ante casos como, por ejemplo, el de Bolivia, llamativo por la cantidad de falacias para generar el derrocamiento de Evo Morales.
Reunidos en torno a una red que extiende su convocatoria a Estados y organizaciones progresistas, los miembros del proyecto, en estos momentos, también realizan un acopio de materiales de lectura, libros, apuntes, tesis, ensayos con el objetivo de construir una biblioteca que sirva de referencia a estudiantes, comunicadores e investigadores.
“La problemática de la comunicación en el mundo es compleja y eso quiere decir que dinámica. A veces cuesta mucho trabajo desarticular una mentira y ponerla en evidencia ante los pueblos que se han acostumbrado a que las falacias sean su punto de orientación”, subraya Buen Abad.
De esa enunciación se deriva una aún más importante y es la naturaleza participativa que proyecta la Red Verdad, por eso Buen Abad destaca que “debe despertar iniciativas múltiples, debe prosperar en el campo de desarrollo de instrumentos de análisis científicos, cualitativos, cuantitativos y en la organización de acciones políticas, porque la información es un derecho humano inalienable y lo último que podemos aceptar es que se le convierta en una mercancía bastarda, que termine siendo un arma que se apunta contra los propios pueblos y los haga arrodillarse ante su peor enemigo”.
Pueden acceder a los contenidos Red Verdad en:
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La Red Verdad mucho puede contribuir al pensamiento crítico y revolucionario de las fuerzas de izquierda en nuestra PatriaGrande. Hoy el escenario de internet se ha convertido en un campo de batalla donde se quiere imponer el pensamiento y la voluntad del gran capital oligárquico sobre las grandes masas desposeídas, sino trazamos nuestras propias estrategias emancipadoras seremos deborados por el poder mediático de las grandes transnacionales de la información.#AméricaLatinaEnCombate.