La evidencia más temprana, de unos 120 mil años, de la presencia de humanos y animales en el norte de Arabia, ha sido revelada a través de información paleoecológica de alta resolución, obtenida de huellas fosilizadas, informó Europa Press.
El hallazgo, que incluye rastros de humanos, de elefantes y caballos (entre otros animales) en un antiguo lecho de lago en el norte de Arabia, representan la certeza más antigua de movimientos humanos en esta parte del mundo, contemporáneos con dispersiones humanas bien conocidas desde África al Levante.
Situada entre África y Eurasia, la Península Arábiga es una región importante, pero poco estudiada para comprender la evolución humana en los continentes, indica el reporte.
Puesto que se caracteriza por grandes desiertos hiperáridos, inhóspitos para los primeros humanos y los animales de los que dependían —explica el reporte—, Arabia ha recibido una atención considerablemente menor que África o Eurasia, regiones vitales para comprender la prehistoria humana.
Por otra parte, la naturaleza y el momento de estas dispersiones siguen siendo difíciles de alcanzar, “debido a la escasez de material datable y a los datos paleoecológicos de baja resolución asociados con la evidencia para los seres humanos”.
Sin embargo, investigaciones realizadas durante la última década han demostrado que las condiciones en Arabia han fluctuado significativamente durante el último millón de años. E, incluso, ya se sabe que el papel de la Península Arábiga en la prehistoria humana muestra que los humanos se dispersaron repetidamente en el interior del istmo en momentos en que sus duros desiertos se transformaban en exuberantes praderas.
Al respecto, Richard Clark-Wilson de Royal Holloway, uno de los autores principales de un nuevo estudio, publicado en Science Advancesi, explicó en un comunicado que «en ciertas épocas del pasado, los desiertos que dominan el interior de la península se transformaron en extensos pastizales con lagos y ríos de agua dulce permanentes».
«Fue durante estos períodos de mejora climática que las poblaciones humanas y animales se dispersaron hacia el interior, como lo demuestra el registro arqueológico y fósil«.
Las huellas descritas en dicha investigación fueron descubiertas en el desierto de Nefud, en Arabia Saudita. En un antiguo depósito de lago apodado «Alathar» (que significa «el rastro» en árabe) fueron halladas cientos de huellas humanas y de animales incrustadas en la superficie, que quedaron expuestas tras la erosión de los sedimentos superpuestos, señala la nota.
En palabras de Mathew Stewart del Instituto Max Planck de Ecología Química, uno de los autores principales del estudio, «inmediatamente nos dimos cuenta del potencial de estos hallazgos«. Las huellas —dijo— son una forma única de evidencia fósil en el sentido de que proporcionan instantáneas en el tiempo, que generalmente representan unas pocas horas o días, una resolución que no solemos obtener de otros registros.
«La presencia de animales grandes como elefantes e hipopótamos, junto con pastizales abiertos y grandes recursos hídricos, puede haber hecho del norte de Arabia un lugar particularmente atractivo para los humanos que se mueven entre África y Eurasia», añadió Michael Petraglia, del Instituto Max Planck de la Ciencia de la Historia Humana, quien ha realizado investigaciones en la región durante más de una década.
Añade el reporte que la densa concentración de huellas y la evidencia de los sedimentos del lago sugiere que los animales pueden haberse estado congregando alrededor del lago en respuesta a las condiciones secas y la disminución de los suministros de agua. “Los humanos también pueden haber estado utilizando el lago para obtener agua y el área circundante para buscar alimento«.
«Sabemos que la gente visitó el lago, pero la falta de herramientas de piedra o evidencia del uso de cadáveres de animales sugiere que su visita al lago fue breve», dijo Stewart. Los movimientos humanos y los patrones de uso del paisaje, por lo tanto, pueden haber estado estrechamente vinculados a los grandes animales con los que compartían el área, explicó.
En el texto también se subraya que la edad de las huellas es de particular interés y que estas datan de un período conocido como el último interglaciar, una época de condiciones relativamente húmedas en toda la región y un momento importante en la prehistoria humana.
“Los cambios ambientales durante el último interglacial habrían permitido que los humanos y los animales se dispersaran a través de regiones desérticas, que normalmente actuaban como barreras importantes para la dispersión durante los períodos menos húmedos. Los registros fósiles y arqueológicos indican que estas condiciones también facilitaron la dispersión humana desde África hacia el Levante”.
De acuerdo con Stewart, es solo después del último interglacial, con el regreso de condiciones más frías, que tenemos evidencia definitiva de que los neandertales se mudan a la región. «Las huellas, por lo tanto, probablemente representen a estos humanos o al Homo sapiens».
En definitiva, estos hallazgos sugieren que los movimientos humanos más allá de África durante el último interglaciar se extendieron al norte de Arabia, lo que destaca la importancia de Arabia para el estudio de la prehistoria humana, concluye la información.
En un nuevo estudio, investigadores de los Institutos Max Planck de Ecología Química (MPI-CE) y la Ciencia de la Historia Humana (MPI-SHH) en Jena, Alemania, la Universidad Royal Holloway de Londres y el King’s College de Londres, junto con un equipo de socios internacionales, describen un gran conjunto de huellas fosilizadas descubiertas en un antiguo depósito de lago en el desierto de Nefud en Arabia Saudita. (Tomada de Cuba en Resumen).