Considerado un genio del documental, la obra de Santiago Álvarez sobre Vietnam marcó un hito en su carrera y ofreció al mundo la dimensión del conflicto en la tierra de los anamitas.
A partir de los años 60, Santiago Álvarez viajó al país asiático en quince oportunidades. En marzo de 1967, el documentalista cubano estaba en Hanói cuando se iniciaba la escalada de Estados Unidos al país. Se producían los primeros bombardeos a la capital. Eran las 3 menos diez de la tarde de 13 de marzo de 1967. En una entrevista posterior Santiago Álvarez recuerda:
“… eran las 3 menos diez de la tarde cuando sonó la primera bomba. De inmediato comenzaron a funcionar las sirenas de alarma (…) El bombardeo a Hanói fue realizado por más de doscientos aviones norteamericanos (…) el cielo de Hanói se cubrió en esos momentos de motas negras y humeantes que indicaban que la defensa antiaérea (…) era precisa y eficiente. Los doce aviones derribados lo confirman. Los yanquis bombardearon ese día uno de los barrios más modestos y poblados. Lo incendiaron con cohetes. En esa zona de Hanói, ) causaron más de un centenar de víctimas entre muertos y heridos. Iván Nápoles, nuestro camarógrafo, registró escenas dantescas de niños buscando a sus padres y de padres buscando a sus hijos”. De ahí nació su extraordinario documental Hanoi, martes 13.
Pero fue además Santiago Álvarez un admirador de Ho Chi Min y tuvo la suerte de hacer una emblemática entrevista al líder. De él refirió su extrema modestia; rememoraba que en su cuarto solamente había una cama desprovista de colchón y como bastidor, una tabla de madera. De ornamento, sólo tres fotografías en la pared: Marx, Engels y Lenin. Un pequeño escaparate, un modesto librero y una mesa redonda, obsequio de Fidel Castro.
Un 2 de septiembre de 1969 fallece Ho Chi Min y el 6 de septiembre, por primera vez Cuba volaba con aviones propios a Hanoi con su delegación a las honras fúnebres del Presidente vietnamita. Santiago Álvarez estaba en esa comitiva y de ahí – y de sus encuentros anteriores con Ho Chi Min- nació su documental 79 primaveras, referencia obligada del testimonio audiovisual.
De 24 minutos de duración, el documental de Santiago Álvarez refleja en montaje paralelo, el dolor ante la muerte de Ho Chi Minh y la asistencia de Fidel Castro a la ceremonia fúnebre realizada en Cuba. En el montaje se hermanan los dos pueblos en la Plaza de la Revolución en Cuba y en Vietnam.
En el texto fílmico, cuelga algunos fotogramas de soldados caminando por las selvas vietnamitas y en contrapunteo, pone en un pedestal el sonido de ametralladoras para al final destruir el fotograma. Se erige como la biografía visual de Ho Chi Minh, su vida y su muerte; aunque también son visibles las imágenes metafóricas de dos florecimientos: uno, natural y lento, quizá del socialismo; el otro, en cambio, fabricado y estrepitoso, el de un imperialismo armamentista.
Santiago Álvarez, desde el compromiso social profundo, legó a la memoria de la humanidad, la gesta del pueblo vietnamita y de su líder Ho Chi Min. Aun hoy, su cinematografía sobre Vietnam constituye testimonio excepcional de un contexto histórico en diálogo con la revolución estética del documental audiovisual.
Tomado de Cuba en Resumen