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Carlos Marx: El subversivo alemán que se niega a morir

Filósofo, revolucionario y científico social, Carlos Marx inció —junto con Federico Engels— una tradición de pensamiento y acción revolucionaria que, desde entonces, una legión de adversarios se ha esforzado por combatir y descalificar. Desde los años 70 del pasado siglo, los ideólogos del sistema capitalista decretaron la enésima “muerte de Marx” (…).

Marx no solo consagró su vida a la lucha por alcanzar una sociedad de seres humanos libres e iguales, en la que no tuviera cabida la explotación del hombre por el hombre.

En su esfuerzo por fundamentar racionalmente este proyecto político inauguró también una tradición teórico-práctica que sigue siendo, en nuestros días, una herramienta insustituible para entender el funcionamiento real del capitalismo y para que el combate organizado contra este sistema pueda desarrollarse con posibilidades de éxito.

Semejante capacidad de subversión tenía que determinar, necesariamente, la consideración de las clases dominantes, y sus aparatos ideológicos, acerca de Marx y su producción científica. A nadie debería extrañar, pues, que una legión de académicos acomodados, medios de comunicación, políticos, tertulianos superficiales y predicadores de toda laya se hayan esforzado, desde antes de su muerte y hasta la actualidad, para intentar descalificar al personaje histórico y su peligroso legado.

Desde los años 70 del pasado siglo, las sucesivas derrotas del movimiento obrero y el movimiento comunista internacional iniciaron una época de reacción que, en el plano teórico, se tradujo en la enésima “muerte de Marx”, cuya teoría se empezó a presentar como “una antigualla” sin capacidad para explicar las cambiantes sociedades contemporáneas.

Pero, seguramente porque “la necesidad hace al órgano”, tantas veces como los defensores del orden establecido han dado por “muerto” a Marx, su obra se ha empeñado en responder, parafraseando a Mark Twain, que los rumores sobre esa muerte habían sido, definitivamente, muy exagerados.

Como cualquier teoría no metafísica, el marxismo siempre debe ser actualizado y perfeccionado para explicar una realidad social que, efectivamente, es cambiante.

La propia evolución del capitalismo contemporáneo, no obstante, se ha encargado de poner de manifiesto que los descubrimientos sobre las raíces de este sistema realizados por Marx continúan dando cuenta de su dinámica esencial, con mucha mayor eficacia que cualquier otro paradigma teórico.

Cuestiones tan básicas y actuales como la acumulación del capital y sus Crisis, la depauperación de la mayoría de la población mundial, la depredación creciente de los recursos naturales y el medioambiente, las guerras de conquista, los Golpes promovidos por las potencias imperialistas contra gobiernos o países “rebeldes” o la, cada vez más evidente, función represiva de los Estados, no se pueden comprender cabalmente sin recurrir al arsenal teórico aportado por el marxismo.

El enfoque metodológico y las categorías marxistas siguen mostrándose hoy, igualmente, como los más adecuados para orientar tanto una investigación emancipadora en el terreno de las ciencias sociales, como la acción política revolucionaria.

(Tomado de Canarias Semanal)

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