“Algún día, cuando se acabe el largo viaje hacia la libertad, John Lewis será uno de los padres fundadores de esa América más plena, más justa, mejor”. En la Ebenezer Baptist Church, sitio donde predicó Martin Luther King y donde tuvo lugar el funeral, este jueves, de John Lewis, uno de los llamados “seis grandes” líderes en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, aquellas palabras del expresidente Barack Obama, formaron parte de uno de los más encendidos discursos después de su salida de la Casa Blanca.
Obama recordó la emoción y esperanza del congresista en sus últimos días de vida, ante el movimiento de protestas contra la injusticia racial que se extendió por los Estados de la Unión, tras la muerte de George Floyd, sentimientos que Lewis dejara registrados en un artículo póstumo que publicó el The New York Times.
“Bull Connor puede no estar ya, pero hoy vemos con nuestros ojos, policías clavando rodillas en los cuellos de americanos negros (…) George Wallace puede no estar ya, pero podemos ser testigos de nuestro Gobierno enviando agentes federales a usar gas y porras contra manifestantes pacíficos”, dijo Obama en evidente alusión al mandatario estadounidense Donald Trump a quien comparó con prominentes defensores de la segregación racial de la historia de EE.UU.
Al referirse a las elecciones presidenciales de noviembre, el demócrata afirmó que el Gobierno actual “hace todo lo posible para disuadir a las personas de votar” al cerrar los colegios electorales e imponer “leyes de identificación restrictivas” a las minorías y estudiantes.
El propio jueves, ante una conferencia de prensa, Trump sugirió la necesidad de posponer las elecciones presidenciales debido a que una posible votación por correo electrónico producirían, según él, “los comicios más inexactos y fraudulentos de la historia”.
Durante su discurso, Obama también propuso una serie de reformas a la votación en los EE.UU.
En ese sentido, reclamó que los estadounidenses queden registrados automáticamente para votar y crear nuevas mesas electorales y así ampliar la votación anticipada.
También planteó convertir el día de las elecciones en un feriado nacional para que los trabajadores tengan tiempo libre para votar, y pidió que las personas en Washington y Puerto Rico tengan la misma representación que otros ciudadanos estadounidenses.
Finalmente, abogó por el fin del obstruccionismo o filibusterismo, el acto de realizar largos discursos y debates en el Congreso y perder el tiempo asignado a un proyecto de ley para evitar su aprobación.
El mejor homenaje para Lewis-concluyó Obama-sería reinstaurar y ampliar la Ley de Derechos de Voto por la que él estuvo dispuesto a dar la vida.