Cuando vas subiendo el páramo cambia la vegetación y el horizonte. Apartaderos está arriba, en Mérida de los Andes venezolanos. Es el pueblito más alto del país, elevado a unos 3 mil 500 metros. Cerca está el Pico Bolívar, el Pico Espejo y el Paso del Cóndor, donde Bolívar cruzó los Andes para libertar América con su tropa brava y semidescalza en medio de las nieves perpetuas, que nada ni nadie pudo derrotar.
En Apartaderos se cultiva el arte de la flor y está en la intersección de tres valles: el del río Chama que fluye hacia la ciudad de Mérida, el del río Santo Domingo que baja hacia los llanos de Barinas y el del río Motatán, que desciende hacia la ciudad de Valera.
Ese día buscamos el aula de alfabetización que había llegado hasta allí con Chávez. Cuando el sol se esconde en el Páramo, empieza la clase. Hombres y mujeres con manos curtidas, rostros de arrugas firmes y poncho, agarran el lápiz para iniciar la otra faena; la de aprender a leer y a escribir. ¡Nadie lo hubiera soñado en esa cordillera! Esa tarde estaba una niña, fue a copiarle la clase a su madre porque el padre le pegó y no la dejó salir a la escuela. Ella hace lo posible porque su madre no se rinda, ni ante el frio ni ante el patriarcado. Este tal vez es el comienzo. ¡Sabiduría ancestral!
Y amanece en Aparcaderos… los niños y las niñas del páramo tienen las mejillas rojas, del viento y del sol sobre la cordillera nevada. Corretean… y dicen de carretilla un poema que ni ellos mismos saben de dónde viene pero que es parte de la memoria latinoamericana… Es el Palabreo de la loca Luz Caraballo, de Andrés Eloy Blanco…
De Chachopo a Apartadero/caminas, Luz Caraballo,/con violeticas de mayo,/con carneritos de enero;/inviernos del ventisquero,/farallón de los veranos,/con fríos cordilleranos,/con riscos y ajetreos,/se te van poniendo feos/los deditos de tus manos…
Ese hombre tuvo fama de bueno y de protector de los pobres. Nació en Cumaná, Venezuela, el 6 de agosto de 1896. Está incluido en la Generación del 28. Sufrió cárcel y fue nombrado miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. En 1924 visitó La Habana, donde se reunió con intelectuales cubanos y venezolanos exiliados. En el gobierno del escritor Presidente Rómulo Gallegos fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela. Sustentaba la necesidad de estudiar, de alumbrarse, tomando la idea de Bolívar: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”.
En el páramo de Aparcaderos sus versos viajan entre las montañas, también contando las penas… Tu hija está en un serrallo,/dos hijos se te murieron,/ los otros dos se te fueron/ detrás de un hombre a caballo./La Loca Luz Caraballo/dice el decreto del Juez,/porque te encontró una vez,/sin hijos y sin carneros,/contandito los luceros:/…Seis, siete, ocho, nueve, diez…
El trazo todavía es inseguro pero ya sabe su nombre sobre el papel y como bien dice, nadie lo volverá a engañar en esta vida. Por eso tiene el cuerpo espeluscao. Así fue en Venezuela, llegó la luz a raudales hasta allá, a los páramos… Y se escucha a Chávez recitando El corrío de Maisanta de Andrés Eloy Blanco, que además de agua de río que corre montaña abajo, es el otro sonido de la cordillera que recuerda los cambios del destino.