José “Pepe” Agraz Solans (1909-1982) se enamoró de la fotografía allá por el año 1923 cuando comenzó a retratar con una pequeña cámara Kodak. Fue el punto de partida de seis décadas de brillante carrera de fotoperiodista, engalanada con numerosos premios nacionales e internacionales. Sin embargo muy poco se conoce de sus andanzas como inventor e innovador de aparatos fotográficos, que le permitieron captar imágenes que nunca antes se habían logrado en Cuba.
Comencemos con la cámara que lo motivó a ser fotógrafo. En 1923, cuando Pepe tenía 14 años, su hermano Lorenzo compró una Kodak Vest Pocket de rollos 127 y un obturador a solo dos velocidades: 1/25 y 1/50s. Con ella los dos hermanos fotografiaron amigos y lugares y hasta una carrera de autos que tuvo lugar en La Habana en ese año. Las fotos eran tan buenas que dos años más tarde armaron un modesto cuarto oscuro en el baño de su casa utilizando la luz del sol para imprimir, como lo hacían muchas fotografías en la capital. Después utilizaron la electricidad para una ampliadora y luces de seguridad. Estaban tan entusiasmados con los progresos que decidieron comprar otra Kodak de rollo 122, un formato de negativos para imprimir por contacto tarjetas postales (3 ¼ x 5 ½ pulgadas), la cual usaban para retratar y como ampliadora. Esa fue una de las cámaras más usadas por los corresponsales en la primera guerra mundial.
Agraz era muy aficionado al boxeo. Iba al Miramar Garden para ver las peleas y le llamaba la atención que los fotógrafos de los diarios preferían acudir allí cuando los boxeadores eran buenos peleadores. Los retrataban en el ring junto con el árbitro antes de comenzar la pelea, y en muy contadas ocasiones, un campeonato por ejemplo, se quedaban hasta el final. Como estaba prohibido usar los disparos al magnesio durante los combates, el procedimiento para hacer las fotos era siempre el mismo: antes de iniciada la lidia, los fotógrafos se subían al cuadrilátero y a un lado situaban sus trípodes y cámaras; frente a ellos posaban los boxeadores y el árbitro. Luego de encuadrar, enfocar y colocar en la cámara los chasis de placas de cristal de 5×7 u 8×10 pulgadas, tapaban el lente. Sólo uno de los gráficos, a suerte o seleccionado, preparaba la luz de magnesio para iluminar la escena. Cuando todos estaban listos y a una señal, los fotógrafos destapaban el lente y era encendido el magnesio, inmediatamente tapaban de nuevo el lente. Por unos minutos el ring quedaba cubierto de una densa y fina capa de polvo blanco, y solo al disiparse esta y retirados los fotógrafos, era que comenzaban las peleas.
Para las revistas deportivas norteamericanas los fotógrafos tributaban fotos de boxeo aprovechando la luz que se proyectaba en el cuadrilátero. Pepe Agraz animó a su hermano a hacer lo mismo. Adquirieron una cámara Mentor Compur-Reflex de 6×9 cm, de formato mas pequeño y objetivo más luminoso, e hipersensibilizaron las placas sensibles, usanza de veteranos maestros de la fotografía que colocaban la películas antes de exponerlas junto con unas gotas de mercurio en una caja cerrada herméticamente. De este modo lograban duplicar la velocidad de las películas. Fue así que con la luz ambiente del ring de la recién inaugurada “Arena Cristal” de La Habana lograron en 1932 las primeras fotos de boxeo hechas con la luz ambiente en Cuba, que fueron publicadas en el periódico El País.
Aunque aquellas instantáneas eran sin duda novedosas y exclusivas, sus autores no recibieron pago alguno, solo felicitaciones. Agraz decidió ofrecer las siguientes al Diario de la Marina, que pagaba cada foto publicada en el fotograbado. Más tarde pasó como colaborador fijo del periódico Información. Con estas fotografías de boxeo y lucha captadas con la cámara francesa Mentor comenzó su carrera de fotoperiodista deportivo y su afán de competir con las mejores técnicas mundiales.
La próxima inventiva fue sincronizar a 1/500 segundos de velocidad la luz producida por el magnesio, con un obturador de plano focal, que es un sistema de cortinas montado en el fondo de la cámara y que proporcionaría velocidades más rápidas. Según la compañía Kodak y la Zeiss Ikon y las agencias noticiosas United Press y The Associated Press, entre otras entidades con las que Agraz contactó entonces, todas afirmaron que “jamas se había sincronizado la luz del magnesio con el obturador de plano focal” y que “la única manera de utilizarlo era con el obturador abierto”.
Me decía Agraz que él estuvo decidido a lograrlo y le participó la idea a Jesús Boada, un electricista vecino y cercano amigo, quien aceptó el reto. Después de estudiar detenidamente los mecanismos de la cámara Mentor y el funcionamiento del magnesio construyó un aditamento que consistía en un tubo de metal donde colocó seis baterías de 1.5 volts, sobre éste añadió otro más delgado que soportaba en su terminal una bandeja, un relé, un martillo con su palanca y un punto donde se colocaba el fulminante que era accionado por un cable que salía del disparador de la cámara.
Al principio los ensayos no fueron satisfactorios, pero tras algunos ajustes, en un juego nocturno de baloncesto femenino al aire libre entre el Deportivo Hispano América y el club Fortuna, de seis fotos fallaron cinco pero se logró una que salió muy buena. Fue la primera fotografía en el mundo en la que se sincronizaba el magnesio con el obturador de plano focal a 1/500 de segundo.
Con otra cámara más pequeña y nuevos experimentos, Agraz logró instantáneas de boxeo, fútbol, natación y otros deportes antes de la introducción del bombillo de destello de magnesio llamado comúnmente flash.
Una experiencia significativa fue en 1941 durante una carrera de autos en una pista de Marianao, cuando con una cámara Sept modificada Agraz atrapó la imagen del choque de dos autos y el vuelco de uno de ellos. Era la primera vez que se tomaban secuencias en Cuba. Como esta cámara tenía un objetivo normal de 50 mm el fotógrafo debía acercarse demasiado, por eso adquirió otra similar pero con un objetivo de 135 mm, que también Boada adaptó. Estas cámaras se convirtieron en sus favoritas y con ellas retrató regatas de remo, boxeo, pelota, fútbol y también a los atletas durante su entrenamiento y algunas corridas de toros, como la escenificada en los años cuarenta por los toreros Rafaelillo y Silverio Pérez en La Habana.
Con su sagacidad periodística y sus mágicas cámaras, Pepe Agraz reportó una estela de grandes momentos deportivos y de la historia cubana, al integrar los equipos de fotógrafos del periódico Revolución, el INDER y como fundador del periódico Granma. Obtuvo más de 60 premios nacionales e internacionales y la medalla de la Asociación Internacional de la Prensa Deportiva. Todo un campeón olímpico de la fotografía deportiva cubana.
Lorenzo Agraz Solans, José Agraz Solans. Mi padre y mi tío.
Hermosos recuerdos. La famosa cámara amarilla!!! DONDE ESTA LA CAMARA FAMOSA? Sé que desapareció del Museo de Fotografía que fundó mi Tío Pepe. Una recuerdo muy hermoso, verlos trabajar: mi Papá, mi tío Pepe y Chus, amigos inseparables. Dios los bendiga!!!