¿Qué es más importante para toda clase de actividades, tanto en los monos como en los humanos, la motivación para hacer grandes esfuerzos o la recompensa por el buen aprendizaje?
Para dar respuesta a esta interrogante, un equipo de neurofisiólogos de las universidades de Kioto (Japón), Harvard (Estados Unidos) Católica de Lovaina (Bélgica), logró desactivar en macacos de laboratorio, y de manera reversible, una importante conexión entre dos áreas del cerebro responsables de las funciones cognitivas.
La desconexión entre ambas áreas cerebrales, practicada a varios primates, tuvo un impacto negativo en su motivación, pero no en su comportamiento de aprendizaje, resume un reporte de Rusia Today.
Al respecto, los investigadores sostienen que el aprendizaje es fundamental para la supervivencia del ser humano y en esto el sistema de recompensas desempeña un papel importante.
Por eso –explican- los bebés aprenden a sostener una taza para poder beber solos y luego los alumnos desarrollan las habilidades que son útiles para su carrera. “De igual manera, en estos tiempos de COVID-19 todos hemos aprendido a adaptarnos rápidamente a las medidas para evitar el contagio, o al menos las multas y críticas”.
De acuerdo con los científicos, la motivación es otra función de importancia a la hora de aprender, y la observación del comportamiento animal demuestra que eso también es cierto para los monos.
Pero en el citado estudio, los neurofisiólogos identificaron en el cerebro un canal específico responsable del comportamiento (común para los primates humanos y no humanos), y pusieron a prueba cómo funciona mejor, si por medio de la motivación o del aprendizaje impulsado por recompensas.
Para determinarlo, proyectaron todo el tiempo dos figuras geométricas en una pantalla, frente a los monos. Estos, primero las observaban con todas sus conexiones activas y luego con un enlace apagado. A aquellos que cumplían con una tarea simple, les ofrecían jugo de naranja.
“A los que fijaban su atención en un triángulo rojo les daban más jugo que a los que preferían un círculo azul. Y, mientras mayor fuese el tiempo que dedicasen a observar el triángulo –o sea, mientras más se esforzaran–, la recompensa era más grande. Luego ese patrón de comportamiento retribuible era alterado y los animales aprendían rápidamente a cambiar la estrategia”, indica el texto.
Asimismo, añade que “cuando los investigadores desactivaron el enlace entre ambas áreas cerebrales delos monos, mediante inyecciones y de manera reversible, estos dejaron de buscar una mayor recompensa (lo cual requería más esfuerzos), y siempre optaban por la recompensa más fácil, prescindiendo de las mayores cantidades de jugo”. Por otra parte, no hubo cambios en el resto del comportamiento de los macacos, aseguraron los investigadores.
También estimaron que sus observaciones tienen una repercusión psiquiátrica, puesto que la falta o el exceso de motivación desempeñan un papel importante en trastornos mentales como la esquizofrenia, la depresión, el comportamiento compulsivo, la ansiedad y otros.
“El conocimiento de las conexiones involucradas abre la puerta a intervenciones mucho más precisas en el cerebro, así como al desarrollo de terapias más efectivas y con menos efectos secundarios”, indicaron los científicos.
(Todos los detalles del estudio en la revista Neuron).
(Tomado de Cuba en Resumen)