Hace tres años de la primera vez que entré a la casona de 23 e I, en el Vedado capitalino. Tres minutos antes de subir las escaleras de mármol de la sede central de la Unión de Periodistas de Cuba, me había quedado petrificada ante aquella puerta inmensa de la entrada.
Era el primer año de la carrera de Periodismo; era también miércoles, uno de los tantos en los que, a partir de ese momento, comenzaría a visitar el lugar.
Tres minutos después de saltar aquel estado inerte de la conciencia frente a un sitio totalmente nuevo, el primer rostro que recuerdo es el de Roger Ricardo Luis, el profe que nos impartiría la asignatura de Periodismo Impreso y que después se convertiría en uno de los mejores maestros que he tenido en mi vida estudiantil. Junto a Roger llegué a la oficina de Cubaperiodistas, el medio asignado para realizar mis prácticas preprofesionales, y donde me sentí por primera vez periodista.
Ya se hacía costumbre ir no solo los miércoles. Cada vez que podía pasaba por la Upec. Y así fui aprendiendo en la práctica lo que acababa de estudiar en la facultad.
Los recuerdos a veces permanecen inmutables. Esa es la suerte por la que me acuerdo de mis primeras líneas en el medio: un engendro terco de nota informativa empeñada en parecer tras el lead, la pirámide invertida y datos adicionales, la copia exacta de las descritas en los libros.
Es la suerte también por la que me acuerdo de la primera vez que vi a Heidy González Cabrera, editora de Prensa Latina, pero que desde hace mucho trabaja en la Upec, como me la presentaron. Entre planes familiares, la edición de la revista Avances médicos (a la que se dedicó hasta hace muy poco) y los problemas de salud de los periodistas, porque ella también presidía el Círculo Especializado en ese sector, nunca se detenía.
A Yoandry Ávila lo conocí cuando, después de la partida de Roger, armó la primera cobertura, una entrevista a la entonces directora de la revista Alma Mater. En ese momento, la catarsis inicial de lograr la perfección en la primera tarea llegó al concretar las preguntas para el encuentro. Sin embargo, más allá de fijar las interrogantes, a Yoandry le interesaba construir “una lluvia de ideas”, o mostrar la importancia del trabajo en equipo en una profesión como la nuestra.
Los rostros que se volvían imprescindibles para el saludo de cada día se fueron definiendo de a poco. Así llegó Flor de Paz, nuestra directora, a quien conocí ya estando en segundo año y quien desde ese momento permitió moldear el punto de giro en la manera de concebir el trabajo dentro de la redacción.
Mientras, repaso mentalmente quiénes faltan en ese recuento, salta el recuerdo de Luis Sexto, Elson Concepción, Gladys Egües, Pepe Alejandro y Angelita, la reconocida periodista Ángela Oramas, quien inició su labor en el diario Granma, fundó el Noticiero Información Política de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, creó y dirigió la revista Muchacha, viajó por cuanto país pudo y de los que me cuenta a ratos detalles de sus culturas. Ella también trabaja ahora en Cubaperiodistas y no sabe lo feliz que nos hace con sus historias y el té de frutas que trae para preparar en las tardes.
57 años de la UPEC
Transcurridos 57 años desde su creación, la Unión de Periodistas de Cuba intenta reinventarse a la par de las complejidades infocomunicacionales de la sociedad cubana y-como dice Dailene Dovale, periodista recién graduada y profesora en la Facultad de Comunicación (Fcom) de la Universidad de La Habana- “recuerda que nuestro trabajo no es solitario, aunque muchas veces trabajemos en soledad, sino que formamos parte de un gremio muy variado, con todo tipo de profesionales, estilos y medios de prensa”.
Mario Ernesto Almeida, estudiante de cuarto año de la carrera en la Fcom, piensa parecido cuando escribe que pertenecer a la organización ha de verse como un privilegio por todo lo que significa estar rodeado de referentes indiscutibles de la prensa cubana y el aprendizaje e intercambio de experiencias y puntos de vista que ello favorece.
Otros jóvenes como Lisandra Ronquillo Urgellés, estudiante de tercer año en Fcom o como Arletty White Morales, egresada de la Universidad Central Martha Abreu de Las Villas y ahora periodista en la televisión avileña, ven, con la inserción en la membresía de la Upec, “posibilidades de crecimiento a nivel profesional a través de la participación en concursos y eventos de superación”, materializados por la intervención del Instituto Internacional de Periodismo José Martí o las opciones de maestrías y doctorados facilitadas por la organización en colaboración directa con el sistema de medios públicos de la Isla y las universidades.
En su tesis doctoral, “escrita desde la pertenencia y el compromiso”, Julio García Luis avizoró que los temores del periodismo tal vez debieran dirigirse a que cierta dosis de inercia y dogmatismo nos impida actuar de modo natural, creativo y oportuno para hacer lo que nuestra sociedad y, en especial, sus generaciones más jóvenes, reclaman y esperan.
Roberto Estévez Chantada, alcanzó este año la licenciatura en Periodismo en la Universidad camagüeyana Ignacio Agramonte Loynaz; Alberto Machirán, lo hizo un año antes en la Universidad de Oriente y ahora es periodista en el semanario Venceremos en Guantánamo, sin embargo, ambos tienen una concepción semejante al coincidir en que la Upec aún debe trabajar para crear vías que permitan la integración de los jóvenes graduados en la vida cotidiana de la organización.
Si tuviera que hacer alguna sugerencia-comenta Dailene Dovale- sería la de acercar aún más la organización a las aulas, pues los estudiantes de Periodismo desconocen el funcionamiento de la UPEC, y quieren y necesitan conocer cómo será su futuro profesional. “Estos espacios existen, pero deberían potenciarse más, sobre todo la posibilidad del encuentro entre los estudiantes y los periodistas premiados por la propia organización que podrían dar su forma de hacer/sentir/amar el Periodismo”.
Santiago Jérez Mustelier, otro de los estudiantes egresados de la Facultad de Humanidades en la Universidad de Oriente, advierte que, desde la Upec, se deben generar más espacios de debates críticos ya sean virtuales o no, sobre la labor profesional de sus miembros y las innovadoras respuestas que el periodismo cubano da frente a un determinado contexto.
El periodista César Alejandro Moreno, profesor de Periodismo y Comunicación Social, y quien también pertenece a la delegación de base de la organización en la Universidad de Camagüey, plantea dos inconformidades. La primera, puntualiza, que algunos de los profesores de la Facultad no participan en concursos convocados por la Upec, “tal vez porque esos encuentros premian solo trabajos periodísticos y mis colegas, que desde la academia se dedican a la investigación, quedan relegados”; la otra es que la Academia debería estar representada en los ejecutivos provinciales, a lo que añade: “la Universidad no es una institución mediática, pero es muy valioso el trabajo de los colegas que deciden dedicarse a la docencia”.
Muchísimos son los propósitos por concretar, entre ellos -como advierte el profesor y periodista en Fcom, Max Barbosa Miranda- el de propiciar aún más el debate crítico de los periodistas dado el rol que ocupa la organización dentro de los procesos comunicacionales en el país.
Por cada año de vida, la organización de los periodistas en Cuba ha intentado construir esa alternativa cubana y de mérito periodístico de la que Julio García volvía a hablar. Una alternativa -dijo- que no podrá abrirse paso aisladamente, sino en el entorno de un perfeccionamiento de raíz endógena, ordenado e inteligente de nuestro sistema.
Hace tres años de la primera vez que entré a la casona de 23 e I en el Vedado capitalino, allí comencé a descubrir las fortunas de aquella caja mágica, tal como Eduardo Galeano nombró al periodismo.
Imagen destacada: De izquierda a derecha: María Carla O’Connor, Heidy González Cabrera, Gabriela Sánchez, Yoandry Ávila, Patricia Guerra y Amanda González, una tarde en la que organizaban la cobertura de la Feria del Libro en 2018. María Carla se graduó en 2019 y ya es profesora de la Facultad de Comunicación. Foto: Yoandry Avila.