Reinaldo Cedeño y Katiuska Ramos
Quien tenga voz, debe alzarla contra toda forma de discriminación. A los periodistas, nos toca nuestra parte. Animados por esa divisa, decidimos crear el espació Piel Adentro, que en un acto de fe inmenso, fue arropado —como solo ella sabe— por la maestra Fátima Patterson, Premio Nacional de Teatro.
Inmediatamente nos dio cobija en su sede, el Café Teatro Macubá, en Santiago de Cuba.
El tema escogido para una de las sesiones, tomaba la letra de un tema de Carlos Varela (“Cuando una mujer besa a otra mujer”) para convertirlo en el centro de reflexión sobre la discriminación por orientación sexual. La invitada principal, Yeni Santos Garcés, era una agricultora que vivía con Mercedes, su pareja, en una finca en el municipio de San Luis. Y por si fuera poco, este personaje de la vida real, poseía ―como hubiese dicho Onelio―, un pico fino para contar.
Bastaron unos minutos cara a cara para darnos cuenta de que la historia que nos contaba Yeni desbordaba el medio para el que la habíamos concebido. Y como creemos en la radio, en su poder para crear imágenes sonoras, nos fuimos Cuba adentro a buscar la historia, a vivirla, a mostrarla.
El micrófono al surco
Yeni y Mercedes se nos adelantaron para recibirnos y pronto se nos olvidó el lodo, la lejanía, el recelo de la primera vez. La grabadora fue nuestra cámara. Nos fuimos al surco, al cielo. Su voz comenzó a narrar el sueño de tener un pedacito de tierra. Nada es comparable con el sabor de aquello que se siembra con tus propias manos… Lo dice así, tan natural como la lluvia, como el sembradío que nos queda a unos pasos.
Han desafiado todos los prejuicios. Han demostrado que es posible amar la tierra, fundar una familia, hacer brotar la vida. En silencio pasmoso escuchamos su símil: el de la caricia a una hoja de tabaco tal como se acaricia a una mujer. Y a seguidas, llegan las confesiones: los años al lado de su pareja, el prestigio ganado, los duelos compartidos…
Mercedes la contempla, la llama, y las vemos irse juntas a enyugar los bueyes. Hasta los refranes cambian: “aquí no hay cosas imposibles porque no hay mujeres incapaces”, nos remarca Yeni.
Cada una tiene sus maneras. Yeni afirma estar “desguabinada”, que es decir delgada, menuda. Mercedes Guerra Núñez es más robusta, más tímida. Al hablar de su amor por Yeni se desborda, aunque sea poco a poco; aunque sea con la sonrisa. Uno llega a entender en sus gestos hasta lo que no dice. Por aquí, nadie les tiene un sobrenombre, las respetan.
Es lo que vimos, lo que escuchamos, lo que tratamos de contar en este documental sonoro.
Y nosotros, que estamos con los ojos bien abiertos, con los oídos dispuestos, nos abrasamos en sus confesiones. Las abrazamos. Al regreso, nos subimos a una carreta. Aquellos gritos de boyeras: ¡Lucero! ¡Flor de mayo!, se nos quedan dentro. O acaso, no fueron los gritos, sino las voces. O acaso, no fueron las voces, sino la estirpe.
No nos despedimos entonces, porque uno no se despide de Yeni y de Mercedes, así no más. No se puede.
Del surco al Estudio
Dos talentosos jóvenes, Georkys Cedeño y Lisandra Pérez —que forman parte de nuestro grupo creativo Piel Adentro— completaron la obra desde el diseño sonoro, la producción y la voz de los créditos. Nos unía una estética similar, la de realizar el radiodocumental sin la utilización de un narrador: contábamos con la fuerza del testimonio y el paisaje sonoro tomado de un escenario natural, donde todo suena.
Hubo varias sesiones de trabajo en Radio Majaguabo, en Radio Mambí. La música campesina formó parte de la idea primaria… ¿Quién trajo a Mozart, quién habló del silencio? ¿Cuándo decidimos hacer un contrapunteo entre la historia y la música instrumental?, El proceso creativo lo hizo emerger. Esta historia tenía tanto de reflexión, tanto de hondura, que una se merecía a la otra. Encontrar el hilo conductor, las notas exactas en el pentagrama, constituyó todo un desafío.
En algún momento, le habíamos preguntado a Yeni que, si acaso, estaba escondida entre las lomas. Allí mismo asomó aquel carácter, aquella firmeza visceral: “escondida… ¿de quién?”. Casi no hay signos para transmitir su expresión; pero la radio sí puede.
Esta es una producción radiofónica que te invitamos a escuchar. Es imperdible, delicada, rigurosa, conmovedora. Y habla del amor. Y de la dignidad. Y del coraje.
Este trabajo obtuvo el Premio en la categoría Documental de Radio en el Concurso 26 de Julio 2020.
Lo disfruté mucho. Una joyita radial. Felicidades al equipo realizador y a Reinaldo por la idea y la consagración.
Muchas Felicidades por el premio…
Maravilloso,!
Cuanta ternura y valentía.
Gracias por este trabajo.
“Esta es una producción radiofónica que te invitamos a escuchar. Es imperdible, delicada, rigurosa, conmovedora. Y habla del amor. Y de la dignidad. Y del coraje.”
Muy cierto.