PERIODISMO CIENTÍFICO

Nuevo estudio permite conocer desarrollo de venas craneales en humanos modernos

Un artículo científico, recientemente publicado en la American Journal of Physical Anthropology, revela los cambios que a lo largo del desarrollo humano han sufrido los canales diploicos o pasajes óseos de las venas que corren dentro de los huesos frontales, parietales y occipitales del cráneo de nuestra especie, y que están interconectados a través de una red de “túneles” microscópicos.

Cambios ontogénicos de los canales diploicos en humanos modernos, el texto que ahora ve la luz, se basó en el estudio de una muestra de cráneos de individuos (Homo sapiens) desde un año de edad hasta la adultez —mediante tomografía computarizada, una técnica biomédica ampliamente utilizada por investigadores de diferentes ramas—, explicó la Doctora en Arqueología del Cuaternario y Prehistoria Gizéh Rangel de Lázaro, autora principal.

Campaña de julio de 2013. Gizéh Rangel de Lázaro, la primera cubana que excavó en Atapuerca.

El interés por las venas diploicas —explica la científica cubana—, va más allá de la evolución humana, por sus valiosas implicaciones a nivel clínico y neuroanatómico de los rasgos craneovasculares.

De acuerdo con la arqueo-antropóloga biológica, “el cerebro humano consume aproximadamente un 20 por ciento de la energía total de nuestro cuerpo, mientras que en otros mamíferos el consumo es de alrededor de un 1,4 por ciento.

“Un cerebro que consume tanta energía, necesita un mecanismo para refrigerarse y controlar su temperatura. En este sentido, es posible que todo este sistema vascular cumpla un importante papel en el control de la presión y de la temperatura de nuestro cerebro, pero esta hipótesis todavía necesita ser constatada”.

Las venas diploicas —acentuó la Doctora Rangel de Lázaro — y toda la red vascular craneal a la que pertenecen cumplen un rol en el suministro de sangre a nivel óseo y, a su vez facilitan la oxigenación de las estructuras cerebrales.

“Hace más de dos décadas, un estudio realizado con rayos X sugirió que los canales diploicos podrían estar más desarrollados en los humanos modernos (Homo sapiens actuales) adultos que en los no adultos.

“Hemos podido explorar los canales diploicos en detalle gracias a los recientes avances en la anatomía digital y las técnicas biomédicas”, subrayó la investigadora, quien añadió que también ha sido posible por el trabajo de un equipo conformado por investigadores del Museo Nacional de Historia Natural de Londres; del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ambos de España, y del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, de Alemania”[i].

Al referirse a los pasos seguidos durante la investigación, Gizéh Rangel expuso que los canales diploicos encapsulados entre las paredes del cráneo fueron reconstruidos en 3D como modelos virtuales de las venas que una vez existieron allí.

“En estos modelos en 3D se pudo medir el diámetro de las venas, su longitud, y volumen. Además, se exploraron posibles diferencias entre las venas de ambos lados del cráneo, la relación entre el tamaño, la longitud y el volumen de las venas entre sí y con respecto a la edad de los individuos, el tamaño de sus cráneos y el grosor de los huesos craneales”.

Los resultados indicaron —resumió— que los canales diploicos muestran cambios progresivos a lo largo del desarrollo humano, pero no lineales, sobre todo, durante la etapa infantil y juvenil, y que se hacen aún más complejos en la edad adulta.

Distribución de las venas diploicas en individuos infantiles, juvelines y adultos

“Dichos canales diploicos están presentes de igual forma a ambos lados del cráneo (izquierda y derecha) en los huesos frontal, parietal y occipital. Sin embargo, es en la zona parietal donde tienen un mayor tamaño y volumen, sobre todo en los adultos”.

Estos nuevos conocimientos —precisó la científica—sirven para entender mejor el sistema vascular del cráneo y su posible implicación en la regulación de la temperatura del cerebro.

Los huesos de la bóveda craneal están compuestos por dos capas compactas (externas e internas) separadas por la diploe o hueso esponjoso. Dentro del diploe, los canales diploicos son los pasajes óseos de las venas, que corren dentro de los huesos frontales, parietales y occipitales.

Un detalle interesante es que los vasos diploicos carecen de válvula (como la que tiene el corazón para controlar la entrada y salida de sangre), lo cual permite que el flujo de sangre vaya en ambas direcciones entre los sistemas vasculares dentro y fuera del espacio del cráneo (endocraneal y ectocraneal).

“En el futuro continuaremos explorando el sistema craniovascular en otras muestras de fósiles humanos y primates no humanos (chimpancés, gorilas, entre otros), concluyó la Doctora Gizéh Rangel de Lázaro —la primera cubana que excavó en los mundialmente conocidos yacimientos arqueopaleontológicos de la Sierra de Atapuerca, en Burgos, España—, y quien es investigadora asociada del IPHES y continúa su desarrollo profesional en el Museo de Historia Natural de Londres.

30/05/2020

[i] Rangel‐de Lázaro, G., Neubauer, S., Gunz, P., & Bruner, E. (2020). Ontogenetic changes of diploic channels in modern humans. American Journal of Physical Anthropology, e24085. https://doi.org/10.1002/AJPA.24085

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Flor de Paz
Periodista y Editora.

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