Como se esperaba, el hermano de George Floyd, asesinado en manos policiales; ha condenado ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la muerte de su consanguíneo y los abusos racistas que en pleno siglo XXI, sufren los afroamericanos en esa nación.
Durante una audiencia de supervisión sobre vigilancia policial y responsabilidad de las fuerzas del orden, Philonise Floyd pidió este miércoles el cese del dolor en un testimonio a favor de una reforma policial que ha sacudido la conciencia del Congreso, mientras algunos conservadores temen una ola de crímenes si sucede algún cambio.
Floyd dijo: “Estoy cansado. Estoy cansado del dolor que siento, del dolor de ver a alguien así, cuando ves que tu hermano mayor, al que has admirado toda tu vida, cuando le ves muriendo mientras suplica por su madre. Estoy aquí para pedirles que hagan que pare. Paren el dolor”.
Con la voz cargada de emoción y, en ocasiones, a punto de romper en llanto, Philonise Floyd alegó que su hermano “no merecía morir por veinte dólares”, en referencia al supuesto billete falso de ese valor que el fallecido usó en una tienda y que provocó su detención.
“Les pregunto, ¿es eso lo que vale la vida de un hombre negro? ¿Veinte dólares? Estamos en 2020. Ya basta”, clamó y reconoció que enterrar a su hermano ha sido “lo más duro” que ha tenido que hacer nunca.
Con la sinceridad de su alma, Philonise exhortó a los legisladores a intervenir, pues no desea que su hermano se convierta en “otra cara en una camiseta” y en “otro nombre en una lista que no para de crecer”. “Depende de ustedes asegurarse de que su muerte no fue en vano”, añadió.
En su discurso instó al cambio y al respeto policial: “Honren la memoria de George haciendo los cambios necesarios para que las fuerzas de seguridad sean la solución y no el problema. Hagan que rindan cuentas cuando hagan algo mal. Enseñen a la Policía lo que significa tratar a la gente con empatía y con respeto. Enséñenles lo que es la fuerza necesaria y que la fuerza letal solo debe usarse en raras ocasiones y cuando la vida está en riesgo”, ha dicho.
Philonise Floyd portaba una mascarilla negra con una imagen de su hermano y la frase “I can’t breathe” (No puedo respirar), las últimas palabras que pronunció George Floyd.
Influenciados por el discurso de Philonise, varios legisladores republicanos reconocieron que es necesario erradicar las infracciones policiales; pero no concuerdan con que haya un problema sistemático y, además, han aprovechado para cuestionar las peticiones de quienes desde hace días protestan en la calle.
Los republicanos invitaron a testificar a la afroamericana Angela Underwood Jacobs, la hermana de un policía que perdió la vida tras ser disparado el 29 de mayo en Oakland (California), donde al mismo tiempo cientos de personas protestaban en la calle por la muerte de Floyd; testimonio utilizado para desviar la atención de las palabras del hermano de George y aludir a los aislados episodios de violencia de las manifestaciones de los últimos días, que se han convertido en un movimiento pacífico.
No obstante, tanto Underwood Jacobs como Philonise Floyd pidieron a los legisladores que actúen para que la muerte de sus familiares “tenga sentido”. En un receso ambos se abrazaron y conversaron durante unos minutos.
Por su parte, los demócratas aprovecharon la audiencia para promover un proyecto de ley que está debatiendo la Cámara de Representantes para reformar las tácticas policiales y que, entre otras cosas, prohibiría a los agentes agarrar por el cuello a los detenidos, la maniobra que acabó con la vida de Floyd.
“El objetivo de esta legislación es conseguir un modelo de Policía que sea de guardianes, no de guerreros”, ha explicado el demócrata Jerry Nadler. Esa ley también pretende acabar con la impunidad de aquellos policías que disparan contra ciudadanos negros.
El hermano menor de George Floyd describió a su hermano como “un gigante amable” con “un temperamento tranquilo” que, incluso, mientras “suplicaba por su vida”, seguía llamando “señor” al policía blanco que durante nueve minutos apretó la rodilla contra su cuello.
Ese agente, Derek Chauvin, actualmente está en prisión a la espera de ser juzgado por homicidio en segundo grado y otros delitos por los que podría ser condenado a 40 años de cárcel; pero su caso es la excepción, tal y como muestran datos de la universidad Bowling Green State de Ohio.
De acuerdo con esa fuente, desde 2005 solo 110 policías en activo han sido acusados de asesinato u homicidio imprudente después de haber disparado a un ciudadano, a pesar de que anualmente unas mil personas mueren por herida de bala por culpa de las fuerzas de seguridad.