Las circunstancias en las que una persona sin síntomas de COVID-19 puede transmitir a otras el nuevo coronavirus, ha sido un tema recurrente en el ámbito mediático, y muy controvertido en la comunidad científica. Aunque una declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS), definió hoy entre los mecanismos de contagio las situaciones en que se expulsa aire con fuerza, informó La Vanguardia.
Entre las actividades que implican este riesgo Michael Ryan, director del programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, puso como ejemplo hacer ejercicio en gimnasios, cantar en coros o hablar fuerte en lugares ruidosos, según estudios realizados en Japón.
Por su parte, la epidemióloga Maria Van Kerkhove, directora técnica de la OMS sobre la COVID —basada en estudios realizados en Asia, los cuales indican que quienes contraen el coronavirus pero no llegan a desarrollar síntomas raramente transmiten la infección— declaró este lunes en rueda de prensa que “parece ser inusual que una persona asintomática transmita la enfermedad”.
Sin embargo —añade el reporte—, el riesgo de contagio por parte de personas asintomáticas es la base de las medidas que han adoptado numerosos países, y que recomienda la propia OMS, para contener la epidemia. “Las medidas para prevenir contagios de personas sin síntomas incluyen desde la detección precoz de casos y sus contactos hasta el uso de mascarillas”.
A partir de esta contradicción, la OMS convocó ayer un encuentro por Facebook, Twitter y LinkedIn en el que invitó a los periodistas a hacer preguntas para clarificar la situación. Estas fueron contestadas tanto por Van Kerkhove como por Michael Ryan.
En dichos “escenarios” los especialistas distinguieron entre personas “realmente asintomáticas” (que tienen el coronavirus pero no desarrollarán síntomas) de las presintomáticas (que aún no tienen síntomas pero los tendrán unos días más tarde), señaló La Vanguardia.
“Teniendo en cuenta que la cantidad de virus en la garganta alcanza su nivel más alto alrededor del día en que aparecen los primeros síntomas, y que cuanto más virus expulsa una persona más contagiosa es, se considera que el mayor riesgo de contagio se produce en ese período.
Michael Ryan precisó que horas o días antes de que nos encontremos mal, la enfermedad se puede transmitir. E insistió en que tanto las personas con síntomas como las personas sin síntomas son parte de la transmisión. “Por esto es tan difícil parar este virus. Pero que sea difícil no significa que no podamos pararlo”.
En el caso de quienes ya tienen síntomas, las toses y los estornudos facilitan que grandes cantidades de virus salgan despedidas y puedan infectar a otras personas, explicó. “En el caso de quienes aún no tienen síntomas, la posibilidad de contagio aumenta en cualquier situación en que se puede expulsar aire bajo presión”.
Ocurre —ejemplificó— cuando estás gritando en un club nocturno porque no oyes bien a tus amigos, y te acercas, y proyectas tu voz hacia ellos; en esta situación, si el virus está presente en las mucosas de tus vías respiratorias altas, hay toda la probabilidad de que proyectes el virus”.
Ambos expertos, Ryan y Van Kerhove, reconocieron que aún se desconoce qué porcentaje de personas que contraen la infección son asintomáticas, con estimaciones que oscilan desde el 6 hasta el 41 por ciento de los casos. También, cuántas de estas personas asintomáticas pueden transmitir la infección y qué proporción de todos los contagios proceden de personas asintomáticas o presintomáticas.
“Pero sabemos que, si nos centramos en los casos sintomáticos que pueden transmitir la infección, los identificamos, los tratamos y buscamos a sus contactos, entonces podemos contener la epidemia”, declaró Ryan. “Aunque aún tenemos muchas incógnitas, sabemos lo suficiente para parar este virus”.