Acelerar los procesos de fabricación de medicamentos terapéuticos efectivos ante la COVID-19 es uno de los mayores desafíos actuales a los que se enfrentan las empresas farmacéuticas del mundo entero.
Un artículo publicado en la revista Nature explica que algunos de los tratamientos probados contra la pandemia son novedosos y difíciles de producir, mientras que otros, a pesar de ser compuestos relativamente simples que han estado en uso durante décadas, enfrentan complicaciones como las debilidades de la cadena de suministro a medida que los fabricantes intentan aumentar la producción.
Stephen Chick, uno de los expertos en gestión de la atención médica del centro de investigación INSEAD en Fontainebleau, Francia, alertó que cada tratamiento tendrá diferentes peligros al aumentar su producción, “si tiene éxito y luego se adopta la tecnología, cada empresa deber estar preparada para entregar lo previsto”, aseveró.
Después de que la Administración de Drogas y Alimentos en los Estados Unidos (FDA) autorizó el uso del remdesivir como fórmula eficaz contra el SARS-CoV-2, la compañía fabricante, Gilead Sciences en Foster City, en California, comenzó a trabajar para ampliar la producción, pero en aquellos momentos iniciales, ya había racionalizado su proceso de fabricación, reduciendo el tiempo para la obtención de grandes lotes de 9-12 meses a 6-8 meses, al tiempo que buscaba fuentes alternativas para los productos químicos que integran el remdesivir.
Nature revela algunas de las dificultades que enfrenta Gilead en la producción de la mencionada droga. Para ello, cita al investigador de operaciones del Instituto de Tecnología de Massachusetts en Cambridge, David Simchi-Levi, al plantear que en las dos últimas décadas, muchas industrias han cambiado el modelo de fabricación apelando a otro que disminuye la cantidad de materias primas empleadas lo cual acrecienta la exposición al riesgo.
La investigación del especialista y sus colegas en la industria automotriz muestra que los eslabones más riesgosos en la cadena de suministro son los proveedores de componentes cruciales y de bajo costo.
Así mismo, señala Nature, podría pasar en las industrias farmacéuticas, “donde ya existen preocupaciones acerca de la distribución de una vacuna, a la vez que esté disponible”.
Con respecto a una posible interrupción de suministros de los componentes indispensables, Simchi-Levi considera que debe detenerse la línea de producción.
Seguramente, el hallazgo de cualquier compuesto que sea efectivo generará una demanda superior a los suministros, elemento que pondrá en dudas quién será el primero en recibir los tratamientos.
Las preocupaciones sobre el acceso a medicamentos pandémicos han surgido desde antes, por ejemplo, durante el brote de H1N1, en 2009, cuando los países se apresuraron a almacenar el medicamento contra la influenza, señaló Ezekiel Emanuel, bioético de la Universidad de Pennsylvania en Filadelfia.
Esa fue una oportunidad para todos -precisó el experto- sin embargo los problemas de grandes producciones ante emergencias sanitarias de este tipo no se han abordado por completo, y ahora tampoco sucederá, “estaremos en este problema por varios años”.