Para el experto en historia de las enfermedades, Jeremy Greene, la pandemia de la COVID-19 tendrá dos finales: uno biológico y otro social.
En entrevista con BBC Mundo, el también profesor y médico en el departamento de Historia de la Medicina de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, reconoció que mientras las características biológicas varían de una epidemia a otra, las características sociales llegan a ser muy similares.
De ahí que esas respuestas pueden ser múltiples, “pueden unirse en un acto de solidaridad para proteger a la salud pública, pero también pueden llevar al miedo y al aumento de la xenofobia, al racismo y al nativismo y ya con el coronavirus hemos visto todo esto”.
Greene alertó sobre el peligro de que las personas crean en el final de la pandemia, sin que haya terminado. La explicación de esta percepción errónea es causa de las diferencias entre los cronogramas biológicos y sociales.
Una analogía histórica-precisa el experto- es el desarrollo del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
Hacia finales de los años 90, cuando la enfermedad había golpeado al mundo con devastadoras consecuencias, la atención de las personas a la pandemia disminuyó.
A 40 años de su aparición, aún no hay vacunas, pues, de acuerdo con el investigador, la epidemia es tratable, pasando de ser una condición letal a ser una enfermedad crónica con medicinas poderosas.
Sin embargo, a pesar de que “el VIH es una epidemia de la que hubo en 2018, cerca de 1, 7 millones de nuevas infecciones y de la que murieron 770 mil personas” hablamos de ella como un término endémico, “como otra de las enfermedades que es parte del mundo que conocemos”.
Muchos países han superado el llamado pico de la pandemia, realidad que Greene interpreta a diario, para quien es una prioridad leer los números que indican la aparición de nuevos casos y decesos.
“Chequeo estas curvas todos los días para tratar de entender dónde estamos, pero creo que hay una diferencia entre buscar el pico y buscar el fin (de la pandemia)”.
En este sentido, el científico explicó el hecho a través de otra analogía: “Descender una montaña es casi tan difícil” como la subida y en algunos casos puede llevar hasta más tiempo, “si miramos una montaña podemos ver cuál es la cima, pero es más difícil discernir la llegada a un terreno plano”.
Ante ese panorama, el médico señala dos riesgos principales. Por una parte pensar que podemos retomar los estilos de vida anteriores y por otra, una vez que “la epidemia retroceda”, no movilizar esfuerzos, incluso, cuando esté afectando a una parte de la sociedad.
Otro ejemplo histórico está en la tuberculosis que al dejar de ser la principal causa de mortalidad en Europa y Norteamérica fue desplazada como problema del resto del mundo.
El simple fatalismo no tiene justificación, así dijo Greene y recordó que han habido calamidades increíbles en la humanidad, las cuales hemos superado, por eso es tan importante tomar como referencia “la formas de vida que perduran y perseveran en diferentes comunidades mostrando resiliencia en tiempos tan difíciles”.