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Memorias desde Cuba en tiempos de pandemia: Aplausos en la tumba de Carlos Marx

El cielo de Londres en el verano es tan azul que desmitifica la creencia de una ciudad fantasmal que la cinematografía nos ha entregado a raudales. Solo es tan azul el cielo de las islas…

En Londres vivió y murió Carlos Marx y mayo se erige como tiempo obligado para el reencuentro con el hombre que transformó para siempre la manera de ver el mundo. Marx se trasladó a Londres en 1849 y permanecería en esa ciudad hasta su muerte en 1883. Allí también murió su esposa, colaboradora y tal vez su mejor crítico, Jenny von Westphalen.

Su obra cumbre, El capital, fue escrita en Londres íntegramente, cuyo primer tomo fue publicado en 1867.   En Londres Marx escribiría también entre otras obras, El 18 de brumario de Luis Bonaparte, Una contribución a la crítica de la economía política, Teorías sobre la plusvalía, Crítica del programa de Gotha y los volúmenes II y III de El Capital, publicados póstumamente por su colaborador y amigo más cercano Federico Engels.

En el barrio obrero de El Soho tuvieron Marx y su familia su primer domicilio en Londres. Ese sitio marcaría definitivamente su relación con una ciudad que lo acogió y que no pudo evitarle una existencia plagada de penurias personales y de fecundidad, pese a todo. Una placa azul en la casa de la calle Dean Street 28, en el hoy bohemio y costoso barrio, da cuenta de su vida allí. Pero ese no es el mejor lugar para encontrar a Marx en Londres… Mejor lo buscamos en la British Library o Biblioteca Británica, en cuya sala de lectura pasaba el día hasta la noche, o en la mirada al Támesis, que nace en el condado de Gloucestershire, pasa por Oxford, Eton y Londres y desemboca en el mar del Norte; y que por esos augurios de la vida, en la edad media era conocido como río Artemisa. ​

Sin embargo, la reunión con Marx, el sitio para entender su vida y hablar con él está en el cementerio de Highgate, al norte de Londres; que no transmite sensación de muerte sino de búsqueda, de reencuentro… a pesar de la fatuidad de los manuales turísticos que clasifican su tumba como “bien de excepcional interés histórico”.

En la parte oriental del cementerio se encuentra el monumento que recoge sus restos y los de su esposa Jenny. Pero ese no fue el lugar original del enterramiento de Marx. Hay que adentrarse en el cementerio, las hierbas están crecidas… hay que mirar al suelo, a la tierra para encontrarlo… Una losa cubierta por el matorral anuncia que allí fue… nada la describe, solo el saber de boca a boca, que allí estuvo Marx, que está… emana mucha energía de la tierra…

Muchos años después de su muerte, en 1956 una colecta de los militantes del Partido Comunista británico permitió erigir la tumba que conocemos hoy… frente a ella, a una joven de ojos tan azules como el cielo de Londres se le ve llorar… parece raro y entrañable…

Las altas rejas del cementerio de Highgate apenas anuncian su cierre en la tarde temprana…  sin más… Sin embargo, de todas partes, de las asperezas, las batallas y las esperanzas de los hombres y mujeres de este mundo, en especial en ese mayo de 2020 y también en los aplausos de cada noche, resuenan las voces de “¡Uníos!”

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Maribel Acosta Damas
DraC. Maribel Acosta Damas, jefa de la carrera de Periodismo, Profesora Titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Presidenta de la Cátedra de Periodismo Cinematográfico Santiago Álvarez.

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