Cuando Estrella Fernández Montes de Oca murió el pasado 18 de abril, dos de sus más grandes anhelos de los últimos meses parecieran quedar sin cumplirse: celebrar sus noventa años a fines de mayo con su familia y amigos, y reunir a todos sus nietos, con sus viejas colegas de Periodismo para dar a los jóvenes, según decía ella, una lección de vida. Sin embargo, aunque ella no llegó a alcanzar esos propósitos, de seguro el importante aniversario será celebrado por familiares y amigos, en gratitud a las sistemáticas lecciones de vida de la vieja pedagoga.
Nacida en Isabela de Sagua, antigua provincia de Las Villas, el 27 de mayo de 1930, su niñez transcurrió en el pueblito de pescadores que la ligó fuertemente al mar, uno de sus más grandes amores. Única hembra entre varios hermanos, creció con humildad y alegrías en la casa del padre ferroviario y la madre ama de casa.
Muy joven aún se casó con un abogado de Sagua la Grande, que vino a trabajar a un despacho en la capital del país con la idea clara de que su mayor interés estaba en la defensa de todo el que lo necesitara, incluyendo a los jóvenes acusados por sus acciones revolucionarias. El hermano del abogado y su esposa, se involucran fuertemente al clandestinaje y Estrella y él se convierten también en colaboradores del Movimiento 26 de Julio.
Al triunfo de la Revolución se incorpora a la dinámica del proceso cubano y se integra a organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas, las Milicias Revolucionarias y los Comités de Defensa de la Revolución, de las cuales fue fundadora.
En los primeros años del triunfo, Estrella se dedicó plenamente a tareas vinculadas a la consolidación del proceso. Como tantas cubanas, fue una más de las mujeres que desde los inicios postergaron otros planes y se dedicaron a hacer Revolución.
En 1961 ingresa a las Escuelas Básicas de Instrucción Revolucionaria creadas por el Che, donde ejerce como Instructora, hasta llegar a ser personal dirigente a nivel provincial. Paralelamente participa en la Campaña de Alfabetización en La Habana.
Durante eventos como Playa Girón, la crisis de Octubre y la invasión de EEUU a República Dominicana, fue movilizada y acuartelada durante varios días. Alcanza la militancia del Partido en el año 1977.
Ya con sus dos primeros hijos, José Ignacio y Fernando Joaquín, nacidos en 1955 y 1957 respectivamente, un momento difícil debe enfrentar Estrella: el divorcio de su primer esposo a inicios de la década del 60. En 1965 se casa nuevamente y dos años después ya tenía otros dos hijos, Armando Juan el primero y Alejandro Rogelio el otro.
El nuevo matrimonio permaneció estrechamente unido pues Armando asumió también a los hijos de Estrella como suyos propios. Ella, con el cariño y el amor que la caracterizaron, logró que el equilibrio distinguiera la relación de la pareja.
El camino hacia el saber
A mediados de los años 60, Estrella decide estudiar en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona la carrera de Historia General. Una decisión que constituiría un gran desafío, pues debería alternar sus estudios con la atención a sus dos hijos.
“Mami fue una mujer muy alegre, siempre estaba contenta, con una energía y un ímpetu inigualable. Emprendía sus sueños con entrega, para ella nada resultaba imposible. Era perseverante, una mujer con criterio propio y que defendía sus convicciones. Era estudiosa, inteligente, buscaba la excelencia y por eso nosotros la admirábamos mucho”, dice Fernando.
“Decidió formarse en Pedagogía y asistía a sus clases y a sus exámenes muy bien preparada y si consideraba que una nota no era justa, iba y reclamaba la revisión del examen. Y tenía razón, añade, porque se sacrificaba mucho y lo hacía para tener los mejores resultados”.
Tal era la entrega de Estrella que a los diez días de haber parido a Alejandro, el más pequeño de sus hijos, fue a realizar un examen de Historia que tenía y obtuvo la máxima calificación.
En 1970 la aspirante a profesora, se gradúa en la especialidad de Historia General en el Instituto Pedagógico y pasa a formar parte del claustro de esta Institución. Presta servicios como profesora de Historia General en la Escuela de Periodismo y en 1972 cuando el Instituto termina su traslado de la Universidad de La Habana hacia Ciudad Libertad, se queda en la Cátedra de Historia de la especialidad de Periodismo.
En ese último año Fidel había propuesto la necesidad de crear los Cursos para Trabajadores en las diversas carreras universitarias. Se analiza la propuesta y se crean los CPT que fueron precedidos por un curso introductorio o de nivelación.
En la especialidad de Periodismo accedieron a la carrera profesionales en ejercicio graduados de la Escuela Márquez Sterling, con el fin de que consolidaran su formación y obtuvieran la titulación universitaria; entraron también auxiliares de redacción, correctores, fotógrafos, teletipistas y funcionarios del MINREX, MININT y miembros de las FAR, fundamentalmente.
En el nuevo contexto de trabajo, Estrella es nombrada Subdirectora del Curso para Trabajadores; su vínculo con la carrera la atrae y decide hacer la especialidad de Periodismo en la modalidad de CPT. Obtiene ese segundo título universitario en 1976.
En la etapa, cumplía con múltiples tareas y responsabilidades en la Escuela. Como miliciana realizaba los fines de semana o en las noches, las guardias convocadas por la Universidad.
Una noche regresaba bastante tarde al Reparto Antonio Guiteras (Bahía) donde vivían, al terminar una guardia. Estaba oscuro y venía por la acera que rodeaba a un matorral. En la medida en que avanzaba, percibía que algo se acercaba detrás de ella. Dio un grito y con voz de mando, ordenó al bulto que se detuviera. Continuó caminando y como intuyó que el bulto seguía moviéndose detrás de ella, sacó un pequeño revólver familiar que guardaba en la cartera y le disparó al bulto. Apretó el paso para llegar a su hogar, con el corazón latiéndole fuertemente, impresionada por lo que había sucedido.
A los pocos días un vecino comentó en la casa: “por allá arriba mataron una vaca de un tiro”. Se quedó bien callada, sin apenas respirar contaba ella y nunca supo si realmente el hombre se refería al bulto al que ella le había tirado o si era que el vecino se había enterado de su aventura vacuna y quería vacilarla.
Luego comenzaría a prepararse para trabajar en el colectivo de la asignatura de Radio en la Catedra de Lenguajes y Técnicas del Periodismo. Integra el nuevo colectivo de profesores del perfil en la asignatura de Periodismo Radiofónico para ir
preparándose sistemáticamente.
Como profesora siempre fue muy preocupada por sus clases. Las preparaba con mucho cuidado porque las características de la carrera eran nuevas para ella. Hacia el máximo por superarse en las prácticas para poder ejercer en el aula, añade Gladys Fernández, colega de Estrella desde que se graduó como periodista y se quedó también en la escuela.
En su acercamiento a la práctica realizó entrenamientos en el periódico Juventud Rebelde como correctora de estilo y lo hará también en Radio Reloj donde publica regularmente en sus turnos de redacción y en la revista dominical. Más tarde desarrolla otra estancia, ahora en Radio Rebelde, en Haciendo Radio como redactora, para trabajar luego desde el móvil, en las coberturas a los diversos acontecimientos cotidianos. En esa estadía estuvo junto al periodista uruguayo Jorge Ibarra, quien dirigía el espacio. La radio logró atraparla totalmente. Sin embargo, también la Revista
Bohemia fue un espacio atractivo para que la docente publicara trabajos de carácter histórico.
Mami era muy tenaz, explica José Ignacio, maduraba una idea y tomaba su decisión. “Ella era arrestada, consideró que si ejercía como profesora en Periodismo, lo mejor era estudiar la carrera y prepararse y así lo hizo. Es cierto que tenía ya cuatro hijos, pero también un marido que la comprendía y apoyaba”.
A fines de la década del 70 varios colegas del Departamento de Periodismo comenzaron a prepararse en idioma ruso para realizar su Doctorado en la Universidad Lomonosov en Moscú, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Estrella comienza la preparatoria en idioma ruso, pero paralelamente viajó a la Universidad Karl Marx, en Leipzig, República Democrática Alemana, a pasar unos cursos breves. Al ver el currículo de la profesora, con diversos cursos de postgrados
realizados y participación en eventos, le proponen que aspire a una beca de Doctorado y Estrella no lo duda, de inmediato llamó por teléfono a su esposo e hijos para consultar con ellos la propuesta y la familia la estimula para que opte por la beca.
Cuando regresa a Cuba ya viene con su beca en la mano y a la vez se traslada para estudiar el idioma alemán en la preparatoria de este idioma.
Estrella salía de madrugada para tomar el ómnibus con destino a La Habana, donde hacia conexión con otro ómnibus hacia La Coronela y de ahí hacia Machurrucutu para comenzar sus clases de idioma a las 8.30 de la mañana.
De 1978 al 79 realizó la preparatoria y al siguiente año, partió para Leipzig, donde realizó su Doctorado a tiempo compartido, que defendió en 1984. Alcanzó el título de Doctorado, que luego homologó en la Universidad de La Habana.
José Ignacio ha visto en su madre un paradigma, un ejemplo. “Me resultaba imposible fallar ante las presiones de mis labores profesionales y del trabajo científico cuando pensaba en mi mamá, graduada de dos carreras, con un doctorado y todas las
responsabilidades que tenía como profesional y como mujer. Verdaderamente ella se convirtió en un acicate para mí, para lograr lo que he logrado. En momentos difíciles ella constituía mi modelo a imitar. Llegué a realizar mi doctorado con el afán de seguir
sus pasos. Me maravillaba poder intercambiar con mami sobre temas científicos aunque los dos tuviéramos diferentes perfiles. Nos comunicábamos bien, nos encontrábamos cómodos y satisfechos en nuestros intercambios. Eso hacía que nos sintiéramos, orgullosos el uno del otro”.
La mejor delegada…
En el año 1976 cuando Estrella planteó en una reunión del Departamento de Periodismo, que en su barrio le habían propuesto se presentara a las elecciones del Poder Popular para aspirar a delegada de su circunscripción, sus compañeros se quedaron con los ojos abiertos y las caras de asombro. Alguno que otro trató de disuadirla alertándola sobre sus responsabilidades en la especialidad y en el hogar y lo que significaría ser Delegada de una circunscripción.
Sin embargo, como expresó su nieta Ana Laura, su abuela era muy fuerte, sin ataduras ni límites como mujer, independiente, sin obstáculos y decidió ir a las elecciones, enfrentar el desafío que significaría como mujer, tener esa nueva responsabilidad.
Fue elegida como Delegada al Poder Popular por su circunscripción en el Reparto Bahía de 1976 a 1979, función en la que se destacó como una de las primerasdelegadas al PP en los inicios de esa estructura.
Estuvo al tanto de la construcción de las nuevas: tiendecita, tintorería, cafetería, y la creación de parte de la infraestructura social que aun necesitaba el Reparto Bahía, una zona que se encontraba en pleno crecimiento.
En el siguiente mandato, Estrella es reelegida por abrumadora mayoría y es por ello que todavía hoy la membresía la recuerda como la mejor Delegada que tuvieron.
Hasta la actualidad, permanece en el imaginario de los vecinos de la zona la anécdota sobre una orientación de la Delegada Estrella, que le trajo algunas incomprensiones. Agotada por las gestiones infructuosas para solucionar dificultades con el abastecimiento de agua, orienta a un plomero que debía meter una llave en una de las tuberías del acueducto para abrir más la de paso y hacer llegar el líquido hasta el área del reparto donde los vecinos tenían que estar cargándola a cubos. El asunto trajo como resultado una fuerte polémica con funcionarios, quienes vinieron a cuestionarla por la forma en que intervino en el problema, a lo que respondió tranquilamente: “Yo soy la Delegada y no puedo dejar a mi población sin agua”.
Misión como colaboradora: Nicaragua
En 1979 triunfa la Revolución en Nicaragua y a inicios de los 80 el Frente Sandinista comienza a preparar la infraestructura para la creación de una emisora.
En una de las estancias de Estrella en Cuba durante su doctorado, en 1982, piden al Departamento asesoramiento a través de cursos sobre Periodismo Radiofónico para el montaje de la emisora del Frente Sandinista. En esa etapa, la situación era complicada, pues aunque la guerra había terminado, la contra hacia atentados,
sabotajes.
Le proponen la tarea a Estrella y ella decide ir. Partió para Managua donde permaneció como profesora durante seis meses, entre 1982 y 1983.
En el país centroamericano imparte cursos de formación a Alumnos Ayudantes y cursos de postgrado sobre Periodismo Radial y diversos Géneros del Periodismo Radiofónico a profesionales de la Unión de Periodistas de Nicaragua, así como a profesores de la Escuela de Periodismo de Managua, Universidad Autónoma de Nicaragua y en el Departamento de León.
En esa misión recibió varios reconocimientos, tanto de la institución académica como del gremio periodístico por su labor profesional, pero también se destacan sus relaciones humanas, su fraternidad tanto en la Universidad con los colegas y estudiantes, como con el sector profesional.
“Cuando regresó, entre las fotos del viaje tenía una de ella con un hombre joven, vestido con un jacket de cuero negro, moderno, montados en una motocicleta. Ella estaba en la parrilla y los dos saludaban a las cámaras muy contentos. Nos llamó la atención aquel joven y comenzamos a bromear con ella en casa. Le pregunté por él en medio de las risas y ella tranquila, me respondió que era el sacerdote de la comunidad donde vivía. Así que mami, en medio de esa situación difícil, lejos de nosotros, con un contexto tan complicado, continuaba teniendo su alegre carácter y manteniendo
buenas relaciones con todo el mundo”, rememora Armandito.
Al regresar a la Colina rebosaba alegría. Satisfecha por haber realizado bien su labor, conversaba, hacia anécdotas y aseguraba que ahora volvería a su espacio en su casa de Bahía para avanzar en la producción científica sobre la programación radial juvenil y la propaganda para los jóvenes.
“Cuando realizó su tesis se distinguió por su labor en la investigación. Todos recordamos sus horas y horas de entrega a la tesis. Durante sus estancias en Cuba se encerraba en su cuarto a estudiar, revisar la bibliografía y posteriormente a escribir en la maquina sin descanso. No contestaba ni al teléfono y solo venia al Departamento por una reunión muy importante o una reunión del núcleo, no había quien interrumpiera su rutina”, comenta Elio Delgado, en aquella etapa profesor también del Departamento de Periodismo.
En esas estadías sus colegas de Periodismo bromeábamos comentándole que en la casa, encabezado por su esposo, traía detrás de ella un batallón de hombres subiéndole jugos de naranja, tostadas de pan con mayonesa y dulces, para que se alimentara y no tuviera que bajar de la habitación. Así si vale la pena investigar, le expresábamos. La respuesta era rápida: la que puede, puede, decía retándonos a todas.
Valorando sus méritos
Diversidad de diplomas y títulos certifican una trayectoria consagrada a la enseñanza y a cuantos desafíos se le iban presentando.
“Mi mamá fue una mujer muy trabajadora, inteligente, y esto aprendí a valorarlo cuando hace muchos años dieron un homenaje a profesores en el Aula Magna de la Universidad y dijeron que ella había realizado su Doctorado en idioma alemán, imagínate, yo era muy joven cuando ella hizo el doctorado y en ese momento, allí en el
Aula Magna, pensé quizás por primera ocasión, en el esfuerzo que constituye hacer un Doctorado y mi madre lo había hecho en alemán, un idioma tan difícil, y con todas sus responsabilidades de familia también. Eso me conmovió mucho. Fue como si me hubiera enterado en ese momento. Ahí percibí lo esforzada, sacrificada, grande e inteligente que era mi mamá. Allí creció mucho más mi admiración por ella”, reflexiona su hijo Armando.
Sus títulos universitarios y de Doctorado, junto a otros de participación en eventos como ponente, conservados junto a la Orden Nacional Me hice maestro, me hice creador, entregado por 25 años en la Educación se confunden con reconocimientos de la FMC, los CDR o aquellos que llegaron desde el Periodismo, como la Distinción Félix Elmuza, el Sello José Martí por los 10 años de Periodismo Destacado y una muy especial para ella, la Medalla de la Alfabetización.
Su hijo Alejandro y su esposa Sandra, están convencidos de que Estrella fue una mujer comprometida, luchadora, entregada, cumplidora, participativa, pero a la vez, también…la mejor madre del mundo.
La familia… los amigos
Cuatro hijos, ocho nietos y ocho bisnietos, integran una familia que fue conformándose alrededor de una figura que ha sido vital para ellos. No tuvo hijas, pero esas le fueron llegando a través de las nietas, las bisnietas y algunas de las nueras. Nada la hacía
más feliz que pasar los fines de semana con sus nietas, nietos, bisnietos.
Para Lily, la esposa de José, “Estrella nunca fue mi “suegra” sino la mamá de mi esposo. Tuvimos una empatía fuera de serie que implicaba una excelente comunicación. Nos quisimos mucho. Me tocó darle la primera nieta y también la primera bisnieta, lo que la hizo muy feliz, igual que cuando vino al mundo Ernesto, su segundo nieto. La paz y la armonía siempre nos acompañó y ahora sus enseñanzas, a partir de su experiencia, la convierten en una ausente presente muy especial para mí”.
Otra de sus nueras, Marlene, señala que fue sabia, profunda en sus reflexiones y decidida ante los problemas.
Para Carla “mi abuela era mi amiga, mi personita especial. Desde mi adolescencia se hizo más fuerte nuestra relación, nuestra unión. Hablábamos todos los días, y cuando yo tenía un problema, una tristeza, recurría a ella. Nunca me reclamó, ni me habló mal. Era una persona importante para mí porque sabía escuchar, aconsejar, pero también halar las orejas cuando tenía que hacerlo, con buen carácter y cariño. Siempre supo ser mi abuela querida, pero también, mi amiga”.
Su nieta Ana Maura, recibe de ella su feminismo, mientras que a Beatriz, la primera que le llegó, su abuela le trasmite optimismo y capacidad para dar amor y cariño.
Claudia, a quien ayudó a criar y la compulsó a jubilarse, dijo: pudiera escribir un libro con todas las cosas lindas que tendría que hablar sobre mi abuela, de todo aquello que yo le diría muy bajo, al oído. Percibe como rasgos que la caracterizan su inteligencia, el amor y la alegría.
Y Ana María, su bisnieta ya con 16 años, expresa que lo que su bisabuela le ha mostrado fundamentalmente es: inteligencia, osadía, educación.
Ernesto, el de Jose, consideró que ella fue tierna, amorosa, gentil y sobre todo, muy entusiasta ante la vida.
Sus amigos conservaron un lugar especial en la vida de la profe Estrella. En algunos casos el límite entre amistad y familia solo ocupaba un breve espacio casi invisible.
José Reinaldo Crespo, funcionario del Ministerio de Educación Superior, estudió con ella en el Varona. Para Pepe, como lo llaman sus amigos, Estrella fue una mujer extraordinaria. La cataloga como su hermana, compañera y siempre fiel amiga.
Además de académica y científica fue la matrona de la numerosa familia que fundó que también es mi familia. Clari González Carvajal, su esposa, añade a eso: Estrella fue una amiga que supo convertirse en hermana. Yania, la hija de ambos, no quiso dejar de decir que tía Estrella es de la familia que se escoge, no de la que se hereda. Para mí siempre representó la alegría arrolladora de vivir.
Las viejas colegas del claustro de Periodismo, sus amigas también, la recuerdan como una persona leal, ética y discreta. No le interesaban los corillos donde se cuchicheara acerca de alguien.
Como amorosa, maternal, consejera, la evocan las más jóvenes profesoras de aquella época, quienes siempre estuvieron dispuestas a escucharla cuando ella se les acercaba con ternura, para un llamado de atención o una sugerencia. O por el contrario
cuando preguntaba con picardía, como aun lo hizo en estos últimos días: ¿Chichita y qué tal los novios, cómo está eso?
El profesor Elio Delgado mantuvo una amistad fuerte con Estrella durante casi cinco décadas. La describe como alguien muy familiar, atenta y seria en su trabajo. Durante mucho tiempo y en diversas ocasiones fue con su familia a pasar el fin de año junto a la de Estrella, porque ella, dice emocionado, sabia conservar las amistades.
Sobre ese rasgo Gladys Fernández precisa que fue una amiga, una compañera siempre. Preocupada por todo el mundo, nos llamaba por teléfono si sabía que había un problema, que uno de sus amigos tenía una dificultad. Era atenta en sus relaciones en extremo.
A la profesora, la caracterizaba el cuidado en el vestir. Pizpireta, sonriente, afable, con su cartera comando colgada en su hombro, entraba al Departamento saludando a todos afablemente. Mantenía su pelo arreglado y su cara maquillada y también sus pequeños aretes como diminutos detalles en sus orejas.
En cuanto al cuidado de su imagen sus amigos y familiares siempre recurren a una anécdota que la retrata con toda nitidez.
Durante una etapa de su vida, Estrella manejaba un pequeño Lloyd alemán y a pesar de ser buena chofer, cuando la hora se abalanzaba sobre ella y en sus afanes por cumplir con todas sus responsabilidades, corría al hogar en su pequeño carro para no
llegar tarde a encontrarse con la familia. Fue entonces cuando la loma de Cojimar le jugó una mala pasada, siempre motivo de broma entre sus más allegados. En esa ocasión sufrió un vuelque sin graves resultados, pero el carro quedo con las gomashacia arriba y ella acostada en el techo. El acumulador, que en ese tipo de vehículo,
está bajo uno de los asientos delanteros, se volteó y tiró los ácidos sobre su pecho. La gente, alrededor del carro gritaba que Estrella estaba muerta y cuando se acercaron, ella les alertaba: estoy viva, levanten el acumulador por favor, que me está tirando el ácido encima. ¡Cuidado con mi cara, por favor!
Estrella y sus tres amigas de Periodismo también mantuvieron una relación estrecha durante muchas décadas. Buscaban un pretexto al menos una vez en el año para reunirse y merendar juntas en la casa de una de ellas. En otras ocasiones, los encuentros se producían en el restaurante de la UPEC con un almuerzo, o hasta en el de la Asociación Asturiana.
Lo más importante era el encuentro, el intercambio, los recuerdos y la risa. Las risas con las anécdotas que podían repetirse una y otra vez hasta el cansancio, pero que para las amigas siempre resultaban novedosas porque cuánto de mucho entretejían esas anécdotas. Entretejían la vida de todas ellas, de las que estaban, de las que se fueron demasiado temprano como Oria o como Lázara; entretejían los partos, los hijos, los maridos, la vida de estudiantes, de viejos graduados, de funcionarios y dirigentes. Entretejía la vida de Fidel con la especialidad, con la Universidad. Eran verdaderos encuentros de alegría donde no dejaban de estar presentes las movilizaciones a la papa, a los campos de caña, las defensas de Doctorados, las inspecciones del MES.
Cualquier tema podía arrastrarlas a minuciosos detalles que entre todas reconstruían y Estrella, ya jubilada, disfrutaba con gusto todos aquellos momentos compartidos con el viejo equipo de Periodismo.
“Ella tenía un espíritu, unos deseos de vivir muy grandes, el mismo espíritu que mantuvo con la enfermedad durante el último periodo”, dice Gladys.
Mientras que la profesora Miriam Rodríguez Betancourt, medita: “Estrella se nos revelaba desde la primera vez: dispuesta a enfrentar cualquier reto, convencida de que solo vencen quienes estén seguros de sí mismos. Optimista por naturaleza, amiga tierna e incondicional. Su alegría de vivir hace imposible recordarla con dolor”.
En una de mis últimas conversaciones con Estrella, me dijo que no había podido ofrecer a sus nietos la lección de vida que quería impartirles con sus amigas. Sin embargo, en esta etapa preparando el trabajo, escuchando a su familia, a sus amigos, leyendo sobre su trayectoria, cuánto he pensado en las numerosas enseñanzas que
nos legó en su día a día, en su hacer cotidiano. Creo que estas han sido las más valiosas lecciones de vida que nos entregó a todos.
Gracias María De Los Ángeles Gonzáles Borges, por dedicarle este bello artículo a mi abuela Estrella en el cual expones momentos de su vida que yo no conocia tan a fondo. Muchas gracias por estas bellas memorias, a todas sus amistades que expresaron sus cariños hacia ella….. que dios la tenga en la gloria….TE QUIERO ABUELA!!!!!!
Mari, muy buen trabajo, no se te quedó nada por decir de Estrella. Es una sítesis biográfica muy completa que me hizo recordar muchas cosas y conocer otras que no conocía, a pesar de mi estrecha amistad con ella. Realmente fue un ejemplo de mujer revolucionaria. Para mi no ha muerto, sigue viva en el corazón y en el pensamiento.
Estimada María de los Ángeles González Borges: Comenta un colega . Mi formación secundaria y preuniversitaria transcurrió en la EMCC de Playa Baracoa. Todavía guardo amistad con mi condiscípulo, uno de los dos hijos mayores de Etrella. Ella fue una persona cercana, querida por más de un Camilito de la época. Al momento de su fallecimiento, el de Estrella, sentí el deber de rendirle homenje a la maestra de periodistas que fue. De pronto su hio me avisó de este trabajo y corrí a Cubaperiodistas. Gracias por haberme tomado la inicitativa. Estrella, dondequiera que esté, estará agradecida de compañeros del gremio como Miriam Rodríguez, Jesús Arencibia, usted, y tantas otras y otros que la recuerdan; estará feliz de ocupar un lugar en Cubaperiodistas…
Descande ella en paz.
Bendiciones para todas y todos. H