En un mundo “parado” debido a las consecuencias de la pandemia de la Covid-19, donde no se mueven aviones, trenes, ómnibus y hasta autos, donde miles de industrias están detenidas, el petróleo pasó a un segundo plano y se afectaron sus precios. El Brent llegó a tocar mínimos de 21 años, por debajo de 16 dólares el barril en abril y el crudo estadounidense llegó a cotizar con precios negativos por primera vez en la historia.
El impacto de la extracción petrolera a escala global ha tenido un efecto sistémico en la mezcla de hidrocarburos. La bajada de la demanda no tiene precedentes conocidos puesto que llevaba una década subiendo.
La producción del crudo es en la actualidad de 9,7 millones de barriles diarios (desde el 1 de mayo de 2020), durante un periodo inicial de dos meses. Del 1 de julio de 2020 al 31 de diciembre de 2020, el ajuste será de 7,7 millones de barriles al día, seguido por otro ajuste de 5,8 millones de barriles diarios durante 16 meses (del 1 de enero de 2021 al 30 de abril de 2022).
La gasolina, según señalan expertos, no bajará de precio. Si bien vimos los precios de los carburantes en mínimos desde la pandemia (en absoluto equiparable a la caída del crudo), los movimientos de los productores ya han logrado que suban, pues solamente el 50% del precio del combustible de tu coche va en relación al precio de la materia prima.
Se espera que la inversión mundial en energía caiga alrededor del 20 % o $400 mil millones de dólares en 2020, su mayor caída registrada, debido al nuevo coronavirus, así lo estimó la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés).
La IEA, con sede en París, manifestó que esto podría tener serias repercusiones para la seguridad energética y la transición a la energía limpia a medida que la economía mundial se recupera de la pandemia.
Los gobiernos están flexibilizando las restricciones establecidas para frenar la propagación del virus después de que el confinamiento de alrededor de 3 mil millones de personas detuviera la economía mundial.
En medio de todo este caos global en el que existe una velada lucha entre la salud y el dinero, entre seguir con las cuarentenas y acabar con la pandemia o recuperar la economía, existe un elemento llamado petróleo que sigue dominando el mundo.
Estados Unidos aplica desde hace años una política de sanciones para precipitar la caída del Presidente venezolano Nicolás Maduro, a quien acusa de ser un gobernante ilegítimo, y esas sanciones prohíben hacer negocios con PDVSA, la petrolera estatal venezolana.
La situación ha llegado a un punto tal que Venezuela, país considerado como el de las mayores reservas petroleras en el mundo, no puede producir gasolina por el bloqueo a que ha sido sometida esa nación por Estados Unidos.
En tanto que continúa la pandemia, han tenido que llegar buques iraníes con gasolina a la República Bolivariana contentivos no solo de combustible, sino de otros materiales que serán utilizados por la petrolera estatal Pdvsa para poder producir gasolina. Dichas materias primas han sido bloqueadas a Venezuela para impedir que su desarrollo petrolero avance.