A poder contar con más de un “enfoque de vacuna eficaz” contra el SARS-CoV-2 —dada la amplia diversidad geográfica de la pandemia— convoca el artículo Un enfoque estratégico para la I + D de la vacuna COVID-19, publicado este 11 de mayo en la revista Science.
El llamado se fundamenta en que “existe una necesidad sin precedentes de fabricar y distribuir suficiente vacuna segura y efectiva para inmunizar a un número extraordinariamente grande de personas con el fin de proteger a toda la comunidad mundial de la continua amenaza de morbilidad y mortalidad por el síndrome respiratorio agudo severo -coronavirus 2”, señala el texto.
Para conseguirlo —subraya— será esencial la colaboración entre las compañías farmacéuticas y de biotecnología, “muchas de las cuales están presentando variedad de enfoques de vacuna”, aunque el desarrollo completo de una sustancia eficaz requiere, como nunca antes, que se involucren y colaboren la industria, el gobierno y la academia.
“Actualmente sabemos poco sobre lo que constituye una respuesta inmune protectora contra COVID-19. Los datos de pacientes con SARS-CoV-1 y de pacientes con SARS-CoV-2 recientemente infectados documentan niveles relativamente altos de respuestas inmunes después de la infección, especialmente respuestas de anticuerpos a la proteína de superficie (espiga) que media la entrada en las células huésped”.
Pero, “todavía se desconocen los datos in vivo sobre el tipo o nivel de inmunidad requerido para proteger contra la reinfección posterior y la duración probable de esa protección”, reconocen los autores del artículo de Science.
Tampoco está claro “el papel que desempeña la inmunidad de las células T en la prevención de la adquisición o mejora de la enfermedad temprana, ya sea en modelos de desafío animal o en la enfermedad del coronavirus humano”.
No obstante, otros datos proporcionan optimismo: “una vacuna altamente inmunogénica provocará la magnitud y la calidad de las respuestas de anticuerpos requeridas para la protección.
“En modelos animales de SARS-CoV-1, se ha demostrado que la inmunización con proteínas de subunidades recombinantes y vacunas con vectores virales y de ácido nucleico, así como la transferencia pasiva de anticuerpos neutralizantes a la proteína espiga, protegen contra la infección experimental”, indica la fuente.
Junto a la amplia diversidad geográfica de la pandemia y a la necesidad de fabricar y distribuir suficiente vacuna segura y efectiva para inmunizar a un número extraordinariamente grande de personas, las dos perspectivas anteriores también justifican la llamada búsqueda de diversidad de enfoques para la fabricación de vacunas contra el nuevo coronavirus.
Otro punto de vista, conocido por los científicos que se desempeñan en este campo de la ciencia, es el riesgo teórico de que la vacunación pueda hacer que la infección posterior (en este caso por el SARS-CoV-2) sea más grave. “Esto se ha informado para coronavirus felinos y se ha observado en algunos modelos animales de SARS-CoV-1 con desafío de vacuna”, señala el artículo.
Ante dicho peligro, los autores definen que “el objetivo principal de cualquier vacuna ampliamente utilizada es un alto grado de seguridad”. Y, en ese sentido, tras una explicación científica sobre resultados preclínicos, señalan que, “actualmente se están desarrollando modelos animales de infección por SARS-CoV-2, los que pueden ser utilizados para comprender mejor las respuestas inmunes asociadas con la protección”.
Entre distintas particularidades de los procederes científicos el texto enfatiza en el requerimiento de “una evaluación minuciosa del efecto de la vacunación sobre la gravedad de la enfermedad COVID-19 en una amplia variedad de entornos epidemiológicos y médicos y entre las poblaciones más jóvenes y de edad avanzada, así como entre las minorías desatendidas”.
Por eso, y por lo dicho antes, el artículo califica como alentador que los esfuerzos de desarrollo de vacunas se hayan movido rápidamente, y que varias plataformas importantes de vacunas se dirijan hacia la evaluación clínica.
Entre los proyectos en marcha, el artículo incluye los de proteínas recombinantes tradicionales, vectores virales replicantes y no replicantes, y enfoques de ADN y ARNm de ácido nucleico. También, las ventajas y limitaciones de cada una de estas plataformas de vacunas. Entre estas menciona: velocidad y flexibilidad de fabricación, seguridad y reactogenicidad, el perfil de inmunogenicidad humoral y celular, durabilidad de la inmunidad, escala y costo de fabricación, estabilidad de la vacuna y requisitos de la cadena de frío.
Al mismo tiempo, insiste en no es probable que una sola vacuna o plataforma de vacuna satisfaga la necesidad global, “por lo que un enfoque estratégico para el esfuerzo múltiple es absolutamente crítico”.
Entre las compañías que están desarrollando vacunas basadas en ácido nucleico nombra a Moderna y BioNTech/Pfizer; basadas en ARNm: CuraVac y basada en ADN: Inovio.
“Las basadas en ADN y ARNm pueden generarse rápidamente sobre la base de la secuencia viral, lo que permite una vía rápida a la clínica”, dice el artículo, a la vez que describe complejidades tecnológicas para la puesta en práctica de alguna de estas.
Una particularidad de “las vacunas de ARNm es que utilizan nanopartículas de lípidos para proteger y administrar el ARNm y adyuvar eficazmente el inmunógeno”, pero “la escalabilidad de estas nanopartículas lipídicas y su estabilidad de temperatura son cuestiones que deben abordarse”.
En cuanto a las basadas en ácido nucleico el texto señala que, “aunque existe una amplia experiencia clínica en fase temprana con estas vacunas, ninguna tiene licencia para su uso generalizado”.
Al referirse a la tecnología tradicional de proteínas recombinantes, los autores indican que “se puede usar para expresar la proteína espiga (que desarrolla Sanofi, Novavax), y aunque el tiempo para establecer las líneas celulares necesarias para la fabricación es más largo que para las vacunas de ácido nucleico, existe una sólida experiencia comercial con proteínas y partículas de proteínas”.
Otras descripciones de tecnologías para la fabricación de vacunas son ampliadas en el escrito de Science, aunque no incluye los proyectos en los que trabajan varias instituciones de la biotecnología cubana para la búsqueda de una vacuna específica contra el SARS-CoV-2.
A una problemática no menos importante está dedicado el final del artículo: “La capacidad de fabricar cientos de millones a miles de millones de dosis de vacuna requiere la capacidad de fabricación de vacunas de todo el mundo”.
De ese modo, acentúa la “necesidad inmediata de financiar la infraestructura de biofabricación necesaria, incluidos los pasos de llenado/acabado que proporcionan productos vacunales viales para su distribución. Todos estos problemas requieren la cooperación global entre las organizaciones involucradas en la prestación de atención médica y la economía”.
Finalmente, el artículo insiste en la “necesidad absoluta del desarrollo de vacunas contra el SARS-CoV-2 para volver a una apariencia de normalidad previa”. Para lograrlo —dice— todos los recursos en los sectores público, privado y filantrópico deben participar de manera estratégica.
(Tomado de Cuba en Resumen)