El concepto de familia se expresa personalmente en dos direcciones.
Tengo, vamos a ver, una familia que atender y respetar como la de mis hijos, nietos, y sobrinos. Colegas muy allegados nos dicen los “muchos de Valdés” al calificar la coherencia en nuestro quehacer, con todos para uno y uno para todos.
¿Puede ser un dilema el empleo de la primera persona en el reportaje? Apelo al testimonio individual como una de las mixtificaciones, determinadas por el periodista y profesor cubano Santiago Cardosa Arias, pues no consigo otra manera para describir los lazos de compañerismo en los 23 años vividos como parte del colectivo del periódico provincial “Adelante”, desde finales del año 1970.
Llegué a la redacción con apenas el conocimiento de mecanografía, cumplido el Servicio Militar Obligatorio, algo parecido al grado doce de escolaridad y en la búsqueda de un horizonte, tras la diáspora de la cual solo quedamos mi padre y yo.
En el bregar diario tras la noticia, con el consejo de los más adiestrados, alcancé el diploma de licenciado en periodismo. Fueron muchos más los años de satisfacción que las horas de infortunio, en las cuales siempre tuve cercana una mano solidaria: desde aquellos preocupados por un lugar donde almorzar, al representante en la petición de mano de mi novia –desde hace 47 años–, hasta la atención de mi esposa con dos chiquillos durante las misiones como combatiente internacionalista en Angola y Etiopía.
LA FAMILIA EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Periodistas y enfermeros, casi mitad a mitad, es la composición actual de la familia. El ruido de la máquina de escribir era la melodía en las noches del año en la mesa del comedor. En la pequeña Bárbara hizo más efecto la esencia y el aroma de hacer un buen periodismo. Por su parte, Gilberto tenía más aspiraciones en la medicina y en constante estudio se formó como Licenciado en Enfermería.
Hoy en tiempos de pandemia del nuevo coronavirus, se han afianzado más los roles de cada uno.
El comedor de mi casa, se ha convertido en una oficina. En la mesa hay dos espacios mínimos para las comidas, mientras el resto incluido el aparador, ocupados por una laptop y papelería corresponde a una “dependencia” a distancia de la contabilidad de la Unión de Periodista de Cuba en Camagüey. La conocida nacionalmente “Elia” se ha convertido en un as del teléfono y los emails.
También como adulto mayor y amplio expediente médico, en un extremo del local laboro desde la casa en la actualización de la página web de Televisión Camagüey y escribo comentarios para otros espacios. Confieso que, en cierta medida, mi señora es mi correctora de estilo, cada material que termino lo someto a su análisis.
Ocasionalmente, tenemos la presencia de Bárbara editora de la página digital de Adelante para buscar espacios más tranquilos que la baraúnda de dos hijas y un nieto aislados en su cercano apartamento, aunque normalmente trabaja a distancia.
En la segunda misión de salud en Venezuela, el enfermero intensivista Gilberto reabrió los maletines cuando se disponía a disfrutar vacaciones a finales de marzo, para participar en las tareas de atención y despistaje en uno de los 36 Centros de Diagnóstico Integral (CDI) de la ciudad capital Caracas.
Para un trabajo periodístico de su hermana afirmó:
«Hasta ahora hay percepción del riesgo por parte de la población y cuando se detecta algún paciente con síntomas se envía para el CDI y ellos van de forma inmediata. Esto se logra en conjunto con el consejo comunal y líderes de la comunidad.
…Gracias a todos por los aplausos de cada noche, nosotros los recibimos con cariño y emocionados».
La esposa, por coincidencia llamada Bárbara, como las otras tres de la familia, también Licenciada en Enfermería labora temporalmente en un círculo infantil,” Alegres Campanitas” y comenta la necesidad permanente de que se cumplan las medidas higiénico sanitarias, además del control en toda la familia. Los dos nietos varones, en moto o bicicleta, apoyan la gestión de alimentos, al igual que nuestras dos nietas e hija.
En la esperanza de todos, está en la segura salida de las tinieblas de esta pandemia, con el reencuentro y los abrazos, para contar los episodios de periodistas y enfermeros.
En el Día Internacional de la familia, este quince de mayo, evoco la forja de los “muchos de Valdés”, con la célebre poesía del coterráneo Nicolás Guillén:
Cuando me veo y toco,
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.