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“Cuando las arañas se juntan son capaces de atrapar un león”

Por su sabiduría popular, siempre he apreciado los proverbios etíopes; como este empleado en el título (“Cuando las arañas se juntan son capaces de atrapar un león”), que resume elementos cognoscitivos de sus leyendas, rica historia y cultura milenaria.

#DeCaminoAlDíaDeAfrica quiero compartir recuerdos de mi segunda misión como combatiente internacionalista en el continente.

La baja temperatura en diciembre de 1977 se siente más cada mañana en el histórico Valle Tatek, por la altitud de unos dos mil 800 metros sobre el nivel del mar (Pico Turquino:1 974); en la hondonada aguardan al grupo de asesores militares cubanos las cinco brigadas de milicianos procedentes de la diversidad étnica.

Cuba y otras naciones habían desplegado con antelación gestiones diplomáticas para evitar el conflicto, pero Somalia se desentendió y sus fuerzas armadas penetraron demoledoramente para satisfacer sus deseos geófagos en el territorio de Etiopía, cuyo gobierno revolucionario solicitó, entonces, la colaboración de la isla Antillana y otros países socialistas.

El programa de entrenamiento combativo era intensivo por la demanda de fuerzas para detener la invasión de Somalia en el Ogadén. Para esa fecha, ya habían marchado al frente las primeras agrupaciones de soldados voluntarios.

En poco más de un mes, debían aprender tácticas de defensa y ofensiva, armamento y tiro, además de otras acciones combativas, en estas colinas cercanas a la capital del país, Addis Abeba. En las tardes, los oficiales y traductores de inglés daban clases a los jefes de pelotones y batallones, mientras varios etíopes en cada grupo trasladaban las ideas principalmente a las lenguas amhárico, oromo y trigray, que eran las de mayor difusión. Al día siguiente se entrenaba a la tropa.

En otros lugares aledaños, con milicianos de escolaridad superior al sexto grado se preparaban a los comunicadores, lanza coheteros y otras especialidades, como la artillería antiaérea. ¡Qué buena puntería¡, contrario a la infantería.

No todo era tan sencillo. Había palabras tácticas que no tenían traducción por lo que acudíamos a señas y croquis, como marcha en formación en cuña para cuya explicación apelábamos a la pronunciación, más o menos, del amhárico: “andi guarafi, julet bojala” (uno adelante, dos atrás); “chivó” que era lo mismo alambre con púas, telefónico, eléctrico…

Con la decisión de vencer o morir llegaron los días de la entrega del armamento y otros medios, los camiones de transporte…Los milicianos se juntarían a las arañas “capaces de atrapar un león” en el frente etíope-somalí, donde aumentaba la presencia de combatientes cubanos, iniciada por un batallón de tanques hasta brigadas de infantería motorizada, artillería, aviones, para reforzar la defensa de la soberanía del hermano país del “Cuerno Africano” (*)

La otra protesta de Baraguá

En un lugar de la región oriental de la Isla, conocido como Mangos de Baraguá, se produjo la célebre entrevista de Antonio Maceo con el habilidoso general ibérico Arsenio Martínez Campos, en la cual rechaza el abominable pacto que en modo alguno significaban la independencia y la abolición de la esclavitud. Días después, se reanudaban las acciones de las fuerzas mambisas. Con ese ejemplo como referencia, no cesó la lucha en las generaciones sucesoras hasta la total liberación.

Cien años después, el 15 de marzo de 1978, herederos de la intransigencia revolucionaria de Maceo reeditan otra “Protesta de Baraguá”, nombre de la operación militar de internacionalistas cubanos que compartieron el heroísmo del ejército y la milicia etíope para expulsar a los invasores somalíes en las desérticas tierras del Ogadén.

Los asesores cubanos seguíamos los acontecimientos combativos, a través de la hora de transmisión diaria de la televisión en Addis Abeba. De esa forma, conocimos como en el poblado fronterizo de Jijiga coincidieron una compleja ofensiva de tanquistas cubanos y milicianos etíopes que marcharon audazmente a través de peligrosos senderos en una zona montañosa al Norte y el despliegue de otras brigadas blindadas por el Sur.

Posteriormente, el político informó al grupo que en la maniobra sorpresiva de avance por los estrechos desfiladeros habían participado dos de las brigadas de milicianos preparadas semanas antes en el Valle de Tatek.

 Los somalís, tras una fuerte resistencia, se retiraron desorganizadamente.

En el acto de conmemoración por el centenario de la Protesta de Baraguá, el Comandante en jefe Fidel Castro destacó:

 “… Es admirable como hijos de nuestro pueblo fueron capaces de marchar a un lugar tan lejano y combatir allí como si hubiesen estado combatiendo en su propia patria. ¡Ese es el internacionalismo proletario! Eficientes y valientes soldados revolucionarios hicieron rápidamente magnífica amistad, y crearon estrechos vínculos con los admirables combatientes revolucionarios etíopes; fueron recibidos con extraordinario cariño por el pueblo etíope…”

(*)When spiders unite, they can tie down a lion”

(**) “Carta a Alberto Montaner”. Julián Gutiérrez Alonso. Cubadebate

(Foto: Ismael Francisco/Cubadebate)

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