PERIODISMO CIENTÍFICO

Los virus: “seres” perversos

Pudieran considerarse bichos inteligentes por su manera de actuar: provocan grandes problemas, luego desaparecen y vuelven a la carga cuando han sido olvidados.

Así se comportan los virus, esos agentes microscópicos que se encuentran en la frontera de lo que se considera materia viva. A diferencia de todos los demás organismos, los virus no eliminan desechos ni se alimentan; solo se multiplican con facilidad en el interior de una célula a la que invaden hasta destruirla. Así provocan la enfermedad.

Este proceso no tiene lugar predestinado, entre otras razones porque el virus solo se “pega” a la célula que tiene el receptor específico que él busca. Los que provocan la hepatitis solo se adhieren a las células del hígado, y los que producen las infecciones respiratorias, a los pulmones.

Ellos por sí mismos son incapaces de matar, pero su efecto sobre las células que atacan y los daños que provocan en el órgano diana pueden ser muy graves, pues al organismo no le da tiempo a crear anticuerpos que respondan a un ataque tan intenso y enérgico.

Su “modus operandi” es la guerra de desgaste; aunque un grupo importante de ellos son aplastados por nuestro sistema inmune, que logra eliminarlos y cortar la infección. Esto ocurre en la inmensa mayoría de los ataques virales, incluso en los que pueden resultar mortales.

En las fiebres hemorrágicas, destruyen las células que forman los vasos sanguíneos y a las que participan en la coagulación de la sangre. Otros suelen ocasionar daños más leves como los de las influenzas comunes, causantes de malestares y gripe durante siete u ocho días hasta que el sistema inmune logra vencerlos y desaparecen.

El de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), sin embargo, es capaz de mutar o cambiar continuamente. Así obliga al sistema inmune a reconocer nuevos virus de forma permanente. Este ataque sistemático provoca inmunodepresión y daño a diferentes órganos, principales causas de que el SIDA sea una enfermedad mortal.

El Covid-19, por su parte, tiene el poder de regular el interferón innato del organismo y bajar su producción. De esa manera intenta evitar que el sistema inmune humano lo ataque. Al aplicar al paciente Interferón Alfa 2B recombinante, el medicamento actúa en esta primera línea de defensa y estimula genes que inhiben la replicación viral y también la producción de enzimas que destruyen el material genético que hace que el virus pueda existir.

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Flor de Paz
Periodista y Editora.

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