Una vuelve a revisar el mapa y comprueba la mínima territorialidad de Cuba frente a la enormidad territorial de Estados Unidos. Y no puede dejar de pensar que debería darle vergüenza, si la tuvieran las administraciones estadounidenses, que una potencia como esa haya dedicado millones de dolares contra ese pequeño territorio, haya causado tan tremendos dolores a su población, impedido su posible desarrollo y luego de 60 años sin poder doblegarlo esté dispuesta a violar todas las leyes, a recurrir a métodos genocidas, como impedir la llegada de petróleo, la compra de alimentos, la adquisición de medicinas para exterminar la capacidad demostrada de enfrentarla y vencerla. Es algo tan evidente que cuesta trabajo entender que “cierta sensibilidad artística” no pueda captarlo y ahora aparezcan mea culpas, declaraciones de que me obligaron, ataques al movimiento artístico más revolucionario, no solo por posiciones ideológicas, sino por calidad estética, como la Nueva trova; y haya quien se permita una abierta provocación, conociendo lo legislado al respecto, usando la bandera nacional de forma inadecuada en circunstancias tan candentes para el país. No, no, los defensores de las libertades artísticas no me pueden justificar como dramático, desesperado, puro acto creativo una acción como esa, porque saben que hay un programa trazado, y pagado, para acabar con el sistema político cubano que, como sabemos ha tenido, al igual que el sol, manchas pero también luces que han propiciado mantener lo más importante: la independencia nacional. Porque espero que “ciertas sensibilidades artísticas” tengan claro que la opción para Cuba no es caer en manos de Estados Unidos otra vez, no son la huestes de Miami lideradas por un personaje como Marcos Rubio, fuerzas retrógradas anti cultura por esencia. Conozco, incluso he sufrido en carne propia “desmanes”, las “torpezas” hechos en nombre del socialismo, como los ha habido, y los hay, en nombre de Jesucristo, de Dios, de cualquier intento de los terrícolas de trascender las limitaciones de la naturaleza humana, y no los voy a contar como se ha puesto de moda hacer en las redes sociales porque no me apetece seguir como esclava el patrón trazado por los que solo quieren establecer con la mayor fuerza los horrores del capitalismo neo liberal, pro fachista que gana terreno gracias al juego, los coqueteos o la complicidad de quienes deberían enfrentarlo, convicciones que no me impedirán usar la libertad de decidir en su sentido más útil, participar en el empeño de enderezar lo que anda torcido en la sociedad cubana, porque estoy convencida de que hay voluntad manifiesta, palpable, de rectificar y avanzar en la coyuntura más difícil, la de mayor agresividad enemiga desde 1959. Es la guerra vivida e intensificada y no hay que tener mucho “talento” para saberlo pero si corazón para ponerse del lado que mejor se sirve para mantener la soberanía de la Patria.