Toda profesión entraña riesgos: los hay puntuales y mayúsculos; diarios y minúsculos, casi imperceptibles. Todos requieren de dosis de coraje, de entrega y de sacrificio. Al abrazar los riesgos, una profesión se convierte en algo más que un trabajo o una carrera, se convierte en un modo de vida.
Vivir el periodismo en estos días de COVID-19 supone un riesgo para los profesionales de la prensa que reportan el desarrollo de la pandemia en el país, en el mundo. Medidas para proteger su salud se implementan desde las instituciones mediáticas, cuando al acecho de cada reporte pudiera estar el nuevo coronavirus.
Informar en este contexto, más que un derecho, es un deber, un compromiso social; un acto de amor para prevenir el caos, la desinformación y el desconocimiento.
En esta hora aciaga, muchos son los héroes de carne y hueso que están en la primera línea de defensa junto al personal de la salud. Ustedes, amigos-colegas que reportan las condiciones y la evolución de los pacientes en centros de aislamiento y en hospitales, que día a día nos estremecen con las historias de vida que el virus no ha logrado borrar, cuídense. Cuídense, a ustedes también queremos verlos de nuevo.
Gracias presidente, nosotros extremamos los cuidados para reducir al mínimo las posibilidades de contagio, pero como bien dice: en estos momentos informar a la población, más que un derecho es un deber, y para mí, como recién graduada en nuestra Alma Máter Oriental, es una declaración de principios.
Asi es, el periodismo también es una profesión donde sus trabajadores se comprometen altamente con lo que hacen , incluso implicando muchos riesgos en ocasiones, como guerras, epidemias como estas, fenómenos naturales y ellos están ahí al pie del cañón. mis respetos y cuídense mucho