Era 1860 cuando la escritora cubana más célebre del siglo XIX, Gertrudis Gómez de Avellaneda, funda y dirige en La Habana la revista quincenal Álbum Cubano de lo Bueno y lo Bello, a partir de la cual se intensificó la recurrencia de la prensa femenina en Cuba. Porque esta publicación no es la primera en la Isla dedicada a la mujer, ya que treinta años antes Domingo del Monte y José J. Vilariño crearon la revista Recreo Semanal del Bello Sexo o La Moda, cuya impresión cesó en 1831.
En breve hojeada al perfil editorial del primer número de dicha publicación, se revela cómo la Avellanada defiende al feminismo, explica de manera filosófica el porqué del nombre de la revista e inserta la sección “Pensamientos Morales”, entre ellos los dos siguientes: “Habrá en la sociedad más dolores domésticos a medida que haya más placeres públicos” y “No hay pasión más seductora y terrible que el amor, precédele la esperanza, le acompaña el deleite, síguele los celos y la locura…”. También incluye la sección “Galería de Mujeres Célebres”.
Asimismo, este ejemplar de Álbum… contiene artículos sobre los trajes femeninos y la moda, a propósito de lo cual se aconseja cómo usar vestidos más convenientes de acuerdo con el clima, acompañados de reseñas sobre novedades del vestuario en Europa y La Habana. La poesía dedicada a la mujer fue divulgada desde el número inicial, bajo el título “Remembranzas” donde se ofrecieron versos del maestro Rafael María Mendive con referencias a que la mujer debería disfrutar del deleite espiritual y el amor a la patria.
La revista alcanzó gran popularidad en la sociedad femenina habanera, al proporcionarles a las mujeres una vía de expresión a sus reivindicaciones dentro del sistema colonial. Entre sus artículos más renombrados estuvieron “Libertad Moral”, “El matrimonio”, “Máximas para las esposas” y “Máximas para las solteras”.
Album… vio la luz en la segunda quincena de febrero del mencionado año y circularon sólo 12 números, pues desapareció en agosto por dificultades tecnológicas: los grabados de figurines no se podían realizar en Cuba. Solo se logró publicar en colores una lámina, algo excepcional en la época.
Tras el cese de la publicación, surgieron numerosas revistas dirigidas a la familia y la mujer en particular; entre ellas, La Noche y El Céfiro, fundadas en Camagüey por Sofía Estévez y Domitila García Doménico (primera mujer tipógrafa de Cuba); Las Hijas de Eva; La familia, En el Hogar; La Armonía; El Hogar, Minerva, La Mulata, La Cotorra, El Álbum de las Damas, y Revista Blanca.
No sólo en Cuba publicó sus trabajos La Peregrina, seudónimo con que firmó algunos trabajos. También en España sus artículos aparecieron en revistas y periódicos. Piezas literarias y trabajos periodísticos suyos en la Isla fueron publicados en Faro Industrial de La Habana, El Siglo, Diario de la Marina, Gaceta de Puerto Príncipe, Cuba Literaria y otras publicaciones.
Mucho se ha estudiado y escrito sobre su famosa producción literaria, especialmente la poesía, la novela y el teatro; sin embargo, es poco conocida su activa incursión en el periodismo.
La Avellaneda nació el 23 de marzo de 1814 en Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, y “esta rosa erguida” como la llamó Martí, falleció en Madrid enferma de diabetes y casi ciega, el 1 de febrero de 1873.
Sab, su novela antiesclavista, fue objeto de polémica y censura. La autora fue tildada de atrevida por cuestionar la esclavitud y presentar en la obra los amores de un esclavo negro con una joven blanca.
Y, no obstante haber alcanzado la celebridad en las letras como una de las grandes poetas de Cuba y España, y ser candidata a la Real Academia Española en 1853, por su condición de mujer sufrió la humillación de ser rechazada, debido a que las butacas de la RAE, en exclusivo, estaban destinadas a los hombres.