“Esta noche abre el “Cinematógrafo Lumière” en el Parque Central, al lado del teatro Tacón y el hotel Inglaterra, en el corazón de la ciudad”.
Así decía la nota publicada por el Diario de la Marina en la que anunciaba la llegada del cinematógrafo de los hermanos Lumiere a La Habana.
Fue Gabriel Veyre, representante de la casa Lumière, quien, después de una estadía en México, arribaba a la capital el 15 de enero de 1897, para promocionar el invento de Louis y August, creado dos años antes en su Francia natal.
En las varias cartas que enviara a su madre desde La Habana, manifiesta su interés por entenderse con el lugar que visita, de ahí que desde su llegada escribió: “La ciudad, que conozco bien poco, me parece muy gentil y mucho más limpia que México”.
Ocho días después, el 23 de enero, el joven camarógrafo, proveniente de Lyon, ofreció una exhibición exclusiva para las autoridades y periodistas; sin embargo, no fue hasta el domingo 24 cuando tuvo lugar la primera función pública en la Isla.
Hasta un local ubicado en Prado 126, entre San Rafael y San José, al lado del teatro Tacón —hoy, Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso— llegaron cerca de un millar de espectadores para disfrutar de las novedosas funciones de la sala.
Diez tandas de media hora, desde las 6: 30 de la tarde hasta las 11: 30 de la noche, y entradas con el costo de cincuenta centavos para los adultos y veinte centavos para niños y militares sin graduación, aseguraron —de acuerdo con la nota publicada por el Diario de la Marina— que los beneficios del empresario francés ascendieran a los 400 pesos.
En las presentaciones se proyectaron “preciosas vistas en movimiento”, entre ellas: el desfile de coraceros, la tempestad en el mar, el ferrocarril en marcha, la Puerta del Sol de Madrid y la que representa la llegada del Zar a París. También se presentaron los primeros cortos con que debutó en París el artefacto de los Lumiere: El regador regado, Partida de cartas, La llegada de un tren a la estación de La Ciotat y El sombrero cómico.
La Máster en Ciencias Sociológicas, Clara Acosta López y el investigador de cine, Jorge Luis Acosta Aguilar documentan en Gabriel Veyre. Nueva mirada a los inicios de la producción cinematográfica en Cuba, que el 95 por ciento de las películas en exhibición fueron las presentadas en México.
Además de transmitir las vistas que causaron furor en la llamada ciudad de la luz, la misión de Veyre, como director técnico del cinematógrafo, consistía en capturar vistas en México, Cuba, Venezuela, Colombia, Las Guayanas y Las Antillas.
Por eso, en febrero de 1897, recogió en una breve película de un minuto de duración, una maniobra con fines demostrativos en la Estación Central de Bomberos. Así, Simulacro de incendio pasó a la posteridad como el primer filme producido en la Isla.
Los citados investigadores, Clara Acosta y Jorge Luis Acosta, consideran que la historiografía del cine en Cuba no reconoce otras películas durante los próximos diez meses, por lo que las restantes filmaciones del galo no han sido publicadas en cronología alguna, ni se ha advertido por otro estudioso la sospecha de que, a pesar de permanecer tres meses y medio en la Isla, solo se reportara un rodaje.
En el libro Los cines de La Habana, María Victoria Zardoya y Marisol Marrero, Doctora en Arquitectura e Ingeniera civil, respectivamente, aseguran que a partir de la primera transmisión cinematográfica, hace ya 123 años, “lo que comenzó como entretenimiento de ferias y locales provisionales, se convirtió en un negocio próspero y a la vez en instrumento eficaz de recreación, cultura, educación y propaganda”.
Las funciones fueron acogidas por los teatros, en la búsqueda de sitios permanentes para instalar los cines. Por ese entonces, Veyre traslada el cinematógrafo para el teatro Tacón.
María Eulalia Douglas, especialista principal de Cine Cubano de la Cinemateca de Cuba, dice que el 4 de mayo el francés ofreció la última función de su cinematógrafo y el 8 abandonó Cuba rumbo a Venezuela.
Estimada Patricia: Como veo que comentas sobre los inicios del cine cubano sin citar a los investigadores Arturo Agramonte, reconocido historiador del cine cubano, y Luciano Castillo, autor junto al primero de la Cronología del Cine Cubano en 4 tomos, quería recomendarte que vayas a esa fuente, que contiene todos los datos y muchas de las fotografías originales recopiladas por ambos que han sido usadas después por otros sin citar las fuentes originales. La versión en 4 tomos y su amplia colección de fotografías le aseguro le va a encantar.