Hay toda una serie de expresiones formadas por sustantivos en aposición, que para cambiar al plural presentan sus características. Sin embargo, antes de entrar en el tema en cuestión se hace necesario explicar a qué se da este nombre en gramática.
Se llama aposición a la “construcción en la que un sustantivo o grupo nominal sigue inmediatamente, con autonomía tonal, a otro elemento de esta misma clase para explicar algo relativo a él”, por ejemplo, Maceo, el Titán de Bronce; Alonso Quijano, el Quijote… y también a la “construcción de dos elementos nominales unidos, el segundo de los cuales especifica al primero”, como por ejemplo, el historiador Eusebio Leal.
La aposición puede ser explicativa y entonces va entre comas; en este caso, por lo general, el elemento encerrado entre comas repite el significado del otro, de una forma más hermosa o poética; pero sin añadir nuevos elementos: para nosotros Maceo es el Titán y el Titán es Maceo.
También puede ser especificativa; en este caso la precisión suele ser imprescindible: no se habla de un historiador cualquiera, sino de Eusebio Leal; como tampoco se habla de un Eusebio cualquiera, sino de Leal. Lo que quiere decir que, además, los apellidos están en aposición a los nombres.
Vale aclarar que la utilización de uno u otro tipo de aposición depende de la intención del hablante (o escribiente) y son correctas tanto una como otra.
Hay toda una serie de construcciones nominales (en aposición) que han pasado a dar nombre a nuevas realidades: no es lo mismo un sofá que un sofá cama, este último ha de reunir determinadas características específicas.
Para formar el plural de estas construcciones, varía el número del primer elemento mientras que el segundo permanece invariable: buques escuela, cafés teatro,
camiones cisterna, hombres orquesta, hombres rana, niños prodigio, pájaros mosca, perros policía, peces espada, sofás cama, vuelos chárter, entre muchos otros. Sin embargo, en algunas de estas frases se acepta el plural. Es el caso de aviones espía o espías, células madre o madres, gobiernos satélite o satélites, situaciones límite o límites; en estos últimos casos la aposición adquiere valor adjetivo.
Especial atención requiere la construcción que emplea el término clave, porque el sustantivo en aposición se transforma con frecuencia en adjetivo y establece la concordancia: momentos claves, palabras claves, fechas claves; aunque, por supuesto, es perfectamente válido mantener el segundo elemento en singular como frase apositiva: momentos clave, palabras clave, fechas clave. Es opción del hablante.
A veces, personas poco conocedoras de las normas gramaticales, pretenden unificar, sin percatarse de que el hecho de variar no genera error y resulta absolutamente válido. Este es un caso en el que unificar, empobrecería.