La heterogeneidad de los perfiles editoriales de las seis publicaciones seriadas —Zunzún, Pionero, Somos Jóvenes, Alma Mater, Juventud Técnica y El Caimán Barbudo— que pertenecen a la Editora Abril fue considerada una de las principales virtudes de la institución, en opinión de los asistentes al taller Cambio salarial, cambio editorial, celebrado allí este 22 de octubre.
Agrupados, inicialmente, en dos equipos mediante el uso de técnicas de Educación Popular, un grupo analizó las fortalezas de la institución mediática y el otro las debilidades que podrían demorarla en subirse al “carro” de la transformación del modelo de gestión del sistema de medios públicos del país. Luego se socializaron ambos debates y, finalmente, el jefe de redacción de la revista JT compartió su proyecto editorial para el próximo año 2020.
Rafael Grillo, periodista de El Caimán Barbudo, señaló que actualmente los medios tienden a concentrarse y formar empresas de comunicación. “Esto ha garantizado la supervivencia de determinadas publicaciones que por sí solas hubieran perecido”.
Grillo apuntó que la Abril es un conglomerado en el que se nuclean equipos creativos especializados a los que se podría sacar más provecho en la generación de productos comunicativos y en la realización de libros. “Un ángulo importante acorde a la necesidad del cambio de modelo económico de la prensa nacional”.
Iramis Alonso, directora de Juventud Técnica, consideró que las diferentes capacidades profesionales aunadas en la editora (humoristas gráficos, historietistas, periodistas, informáticos, diseñadores), unidas a la especialización de las publicaciones en temas y grupos etarios podrían convertirse en elementos catalizadores de su transformación editorial.
Por su parte, Claudia Alemañy, reportera de Juventud Técnica, destacó la riqueza de la memoria histórica acumulada por las publicaciones de la institución y propuso un proyecto que se encargara de su digitalización. En ese sentido, Jorge Sariol, periodista de Alma Mater, dijo que dichos contenidos podrían trascender sus formatos originales y refuncionalizarse hacia los más diversos soportes modernos, como una vía de reproducción de capital simbólico.
Compartidas las porciones de arena en esta jornada de análisis crítico, llegaron el turno de las de cal: las debilidades; entre ellas, el equipo de la Abril destacó la ineficiencia de los sitios web oficiales, a lo que catalogaron de inestables y poco interactivos. Estas condicionantes fueron consideradas como zancadillas, al ser el público meta de la mayoría de las revistas niños, adolescentes y jóvenes, altamente interactivos en el entorno digital.
“Nos quedamos demasiado en los predios de la editora. Hay que aprovechar los espacios de otros proyectos. Una de las fortalezas que tenemos son las marcas como Zunzún y Pionero. Podemos asociarnos a iniciativas que confeccionen juguetes con sus personajes o, por ejemplo, tener un stand permanente en el zoológico con los números impresos”, expuso Alba Graciela, periodista de El Caimán Barbudo.
Fiel al espíritu de trascender anquilosadas rutinas profesionales y con la visión de que el mundo editorial no termina en la imprenta, Ernesto Guerra, jefe de redacción de JT, socializó la manera en que la revista ha venido trabajando en los últimos meses, en aras de avanzar hacia la multimedialidad y trascender el papel.
Guerra señaló que desde finales de 2018, y debido al aumento de la penetración de Internet en la Isla, los usuarios nacionales, en especial los jóvenes, se han multiplicado. Por ello, entre las acciones inmediatas del equipo editorial que lo acompaña se encuentran el rediseño de su sitio web, con la intención de mostrar un lenguaje acorde con las exigencias del periodismo hipermedial contemporáneo, insertando bloques de secciones con recursos afines, una galería de fotos en la red social Instagram, espacios publicitarios, una tira de vídeos y una lista de programas con podcast.
Pretendemos —dijo— insertar un espacio encima de las notas principales con los temas más importantes del día y posicionar etiquetas para redes sociales; aumentar la cantidad de publicaciones que sean realmente multimediales; y cambiar la manera de titular los materiales para captar la atención del lector.
“Con el objetivo de crear fidelidad y empatía de la audiencia hacia la revista, de encontrar nuevos públicos que engrosen la comunidad y de lograr un mayor impacto en el ecosistema digital alrededor de Juventud Técnica se diversificarán las propuestas en webseries, descargables digitales para impresión (almanaques y manualidades), libros electrónicos con perfiles afines, emisiones noticiosas audiovisuales, newsletter semanales y versiones cortas de los artículos del PDF”.
Asimismo, detalló que cada red social tendrá su contenido propio, con su formato específico y los códigos de la plataforma y que se implementará un Manual de Estilo para Redes Sociales.
En las consideraciones finales del taller, Diana Lío, directora de la Abril, abogó por diagnosticar de forma adecuada las necesidades individuales y colectivas de superación y por personalizarlas a través de cursos y tutorías.
Igualmente, hizo un llamamiento a definir el plan temático del 2020, tanto de las publicaciones periodísticas como de la producción literaria, teniendo en cuenta la interacción con los usuarios y sus principales demandas informativas y culturales.
Ricardo Ronquillo, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, subrayó la necesidad de salir de la zona de confort y de gestar proyectos editoriales innovadores. Acentuó que reproducir los viejos arquetipos de la comunicación en esta era digital, permeada de nuevos paradigmas, significaría condenar al suicidio al sistema de medios públicos de la Isla.
Al finalizar el taller, los afiliados de la Upec firmaron el nuevo Código de Ética de la organización.