Creo que mayoritariamente los diversos públicos agradecieron los esfuerzos de la Televisión Cubana en concentrar recursos para proporcionar una serie de “shows” que reunían elementos del espectáculo a escala internacional y objetivos promocionales de valores nacionales. Sonando en Cuba, Bailando en Cuba, La Banda Gigante, fueron producciones que animaron las noches de domingo, compensaron la falta de un gran espacio musical habitual en la pantalla, que muestre el desbordante y variado progreso musical y danzario que se ha conseguido en el país a pesar de tantas limitaciones obligadas por las duras circunstancias desde la crisis de los 90.
Muchos no compartimos ciertos aspectos de esas producciones, pero a pesar de esas inconformidades, justo es reconocer que fueron más las novedades, la muestra de notables intérpretes y compañías danzarias que los desaciertos que se podrían señalar. Pero el Concurso Adolfo Guzmán es otro empeño. Tiene una historia, lo respalda una tradición de la que surgieron no pocas de las canciones que hicieron época, porque su sentido esencial es ese, impulsar la composición de canciones, que continúe la riqueza de los decires cantables, con las diferencias que imponen las evoluciones temporales, no con las involuciones.
Entonces, el retorno de un concurso tan importante – lo cual entusiasmó-, no debe ser un “show” como cualquier otro. Debería marcar la diferencia sin renunciar a renovar, pero sobre todo la esencia tiene que ser la calidad en texto y música de las canciones sobre las cuales el jurado debe hacer particular énfasis, argumentar de manera clara valores y defectos y no crear confusiones. Referirse al uso de metáforas o intenciones poéticas como un rebuscamiento, niega textos muy populares en su sentido más estricto como este de Sindo Garay: “La luz que en tus ojos arde/ si los abres amaneces/ cuando los cierra parece/ que va muriendo la tarde.”
En el plano estético debe estar influyendo que todos estos espectáculos especiales, sin dudas, han sido dirigidos con aciertos por Manolito Ortega, que ha aprovechado con pericia los elementos tecnológicos en función del lenguaje televisivo, pero valdría la pena rediseñar, con los mismos recursos, la propuesta visual y que el estilo escogido se renueve con otros matices, que no parezca lo mismo de ocasiones anteriores.
Se trata de la primera emisión del Guzmán 2019. La polémica expresada en las redes sociales y otras plataformas es índice de cómo interesan y se siguen estas propuestas, de cómo se reconquistan televidentes apasionados, pero también del amor por la canción cubana, el respeto al gran Adolfo Guzmán.
En las próximas emisiones espero y deseo no tener que hacer esta versión: “No puedo ser feliz, no te puedo olvidar y no quiero sentir que te perdí Concurso Adolfo Guzmán”.
Bravo por la reaparición de Soledad, talentosa y polémica, como siempre . Ojalá reavive el debate aunque sea por este medio, entre profesionales, preferible al mutismo con huella de indiferencia o los excesos de elogio sin argumentos convincentes. Su tesis la comparto: hay que saludar la intención del concurso, pero no reeditar los resortes de otros espacios danzarios y musicales, que, por cierto, no hay pocos en nuestra televisión. .
Realmente creo que faltó eso que identificaba a los concursos anteriores.No estamos en desacuerdo con los cambios,ero la esencia debe permanecer.En los anteriores concursos,que mucho extraño,faltan las voces conocidas defendiendo las obras en concurso.No menosprecio la calidad de los jóvenes concursantes,pero falta ese nivel de aquellos espectáculos.
Espero en a marcha ganemos en calidad,creo que a pesar de la experiencia de Manolito,este espectáculo es un gran responsabilidad.Hay un inmenso compromiso con las nuevas y viejas generaciones de amantes del concurso “Adolfo Guzmán”.
Y ¡Bravo! porque Soledad Cruz vuelva por sus fueros. Ella ha sidodurante muchos años, un emblema del periodismo cultural cubano. Nos hemos perdido durante años la lucidez, y la agudeza de esta mujer tan brillante. ¿Por qué? Gracias a Cubaperiodistas porhaberla acogido, así como la UNEAC ha contado con su talento.. Ella no se merece el silencio
Mucho esfuerzo que se debe hacer para poner al aire un espacio de estos en el contexto actual en que esta Cuba eso se aprecia, donde ciertamente la población prefiere ver mas cosas de otros medios alternativos sea Paquete semanal, este en la calle y pregunte vale la pena apropiarse de parte de los códigos por los cuales han tenido exito en todo el mundo y comprobado que funcionan y adaptarlos a nuestro contexto, incorporandole y haciendo con mucho esfuerzo por la cultura de este país. No se me parece que cuando se hacen bien las cosas merecen ser reconocidas. Primero comenzar diciendo que Cantando en Cuba como menciona en el artículo no se que show es sera “Sonando en Cuba” , yo como uno más de los televidentes que si ve la televisión cubana bastante me molesta mucho la falta de factura en general que hay, empezando por programas musicales de siempre a horario estelar que por su contenido no me molestan pero parecen salidos de los años 70 de eso no se habla ni se hace nada. Me parece injusto criticar de gratis facilmente.
Gracias por publicarme si asi fue.
Creo que lo de polemico del Guzman esta dado por personas de una edad avanzada yo que soy joven me parecio un programa justo para estos tiempos. ya la poblacion no ve TV hay que adaptarse a los códigos actuales.
¿Quo vadis, Guzmán?
Por Dr.(PhD) José Manuel Ubals Alvarez
Profesor Titular de Estética en la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana
Cuando Adolfo José Guzmán González (13 de mayo de 1920-30 de julio de 1976) compuso su distinguido “No puedo ser feliz” imaginaría acaso que ese mítico tema vendría a ser el paradigma de la concreción de un festival, que justamente llevaría su nombre. Legítimamente no lo creo; pero lo que, si es loable considerar, es que este emblemático evento musical amerita nuevas y urgentes miradas.
Los que como yo sobrepasan los 50 años de edad recordamos que esperar ese concurso desde 1978 y a tenor con las diez ediciones que se sucedieron se convirtió, como diría Tomás Borge en una “paciente impaciencia”, por disfrutar de las autorías, composiciones e interpretaciones de lo que se producía contextualmente en el país en un momento determinado.
Vinieron los años en que, por razones objetivas y subjetivas, se dejó de oficiar este concurso. Una voluntad férrea de sus organizadores habituales; con el apoyo de las autoridades cercanas a esta actividad, ha facilitado el que se haya hecho un ingente esfuerzo por rescatar el mismo, en un marcado intento de dialogo entre tradición y modernidad.
Si usted revisa la entrevista que Paquita Armas Fonseca le hiciese a ese director de nuestros días para una buena parte de lo que en materia músico-danzaria se concibe en nuestra televisión que es Manolito Ortega, este dice que se trataría de un concurso diferente.
Esto lleva a este humilde redactor a formularse varias conjeturas y preguntas:
1. ¿El que se haya concebido el concurso desde otras dinámicas es lo que ha llevado a no tener en cuentas para nada al Premio Nacional de la Música del año 2006 Miguel Lino Patterson Meriño, cuando el también Artista de Mérito del ICRT del año 2008, en varias ocasiones estuvo dirigiendo con notable acierto los destinos musicales del conclave de referencia? ¿Por qué no se tuvo en cuenta para ser miembro del jurado por su trayectoria en este certamen? O ¿Por qué no dirigió la Orquesta del ICRT de la cual es su titular hace varios años y es el formato musical idóneo para acompañar a los vocalistas en certamen? ¿Qué razón entonces tiene que el organismo llamado ICRT cuente con un Coro y una Orquesta que por antonomasia le corresponde este tipo de acompañamiento?
2. Con la estela de presentadores, locutores y conductores que posee la radio y televisión de nuestro país, ¿por qué ha hecho falta que sea la excelente vocalista Luna Manzanares quien haya conducido el programa?
3. Respetamos el trabajo de Manolo Ortega, cuyas probadas cualidades para este tipo de ejercicio artístico nadie duda, pero pregunto, ¿no se han dado cuenta el resto de los interlocutores que nos pareció estar viendo una versión de Sonando y Bailando en Cuba?
4. Respetando el jurado del certamen, pudo haberse hecho una mejor selección, de Beatriz Márquez, de Adalberto Alvarez y de Edesio Alejandro no tengo dudas, pero a decir verdad que aportaron Israel Rojas que, por cierto, es un excelente compositor, una especie de Silvio Rodríguez de la Cuba de hoy, pero que todavía está asistiendo a ser un vocalista de talla para evaluar a otros. Obsérvese que él y la musicóloga invitada fueron los que siempre dieron una puntuación menos rigurosa que el resto de las otras tres celebridades.
Son solo nobles reflexiones en el intento de que la familia de la música cubana y nuestros melómanos sigan consumiendo un producto cultural que asista a la excelencia que hoy no posee ese concurso a diferencia de otros años.
Sirvan estas humildes ideas para seguir pensando a Cuba desde la cultura artístico musical.
¿Adónde vas, Guzmán?
La polémica del Guzmán está dada porque esta edición le ha faltado cubanía, respeto a Guzmán y ni hablar de la gala al Beny…!, los que opinamos compañero Robertón somos personas preocupadas con no perder la identidad, con cosas que no van a tono con los cubanos, como: el glamour, lo vanal, entre otros.
A los organizadores bravo por el intento, solo deben tener en cuenta lo comentado (positivo) y pueda mejorar otras ediciones. Gracias Soledad por su artículo.
Soy solo una espectadora sin conocimientos musicales salvo lo que he aprendido por la tradición musical de nuestro pueblo
Tanto la joven músicologa como Israel son la continuidad y han demostrado y aplaudo a los organizadores del evento que los incluyeron
No tengo animo de polémica
Gracias por recuperar el evento nuestra música lo necesita