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Cuba campeona

Si los pequeños países de nuestra área geográfica, que es el “team” al que pertenecemos, sobrepasaran las 98 medallas conquistadas por nuestros deportistas en Lima 2019 habría razón para el bochorno, pero el quinto lugar detrás de los más grandes en territorio, población y posibilidades de recursos me parece digno dadas las circunstancias en que Cuba ha sobrevivido desde la crisis de los 90, hace ya 29 años.

Otros estados han dedicado más presupuestos al deporte, han comentado algunos, pero el nuestro tiene que priorizar la vivienda, la alimentación, el servicio de agua y electricidad, la reparación de las redes viales y los proyectos que permitan contribuir a la mejoría de todos esos factores que a la larga significan el mejoramiento de las condiciones de vida y el desarrollo posible en las duras condiciones que imponen el recrudecido acoso de la administración de Estados Unidos.

Cada vez que alguien dice que llevamos 60 años y no resolvemos esto o aquello, le recuerdo que hace casi 30 la nación batalla intentando nuevos diseños económicos para recuperarse del gran golpe que significó la pérdida de la Unión Soviética y el campo socialista, que con todos su defectos sostenían un intercambio beneficioso para Cuba que incidió en la existencia de los más importantes centros científicos, en la formación mayoritaria de especialistas, también en los progresos deportivos y en una década de los 80 de cierta holgura.

Otro asunto sobre el que siempre habrá que hacer análisis es como se usan los pocos recursos existentes, si en verdad se usan eficazmente en el deporte y en todos los factores de la sociedad, cuanto de desidia o corrupción afecta muchos posibles desempeños, cuan efectiva o no han sido ciertas decisiones.

En medio de tantos problemas creo que tendríamos medalla olímpica por la cantidad de hogares recuperados luego de la destrucción dejada por el tornado y creo que 98 medallas en los Panamericanos de Lima demostraron los potenciales conque contamos y las realidades que enfrentamos en el movimiento deportivo que comienzan con la necesidad de mayor actividad física en las escuelas, donde los niños prefieren los juegos electrónicos, el móvil  Internet, a la clase de Educación Física como parte de los signos de su época, la eficacia o no de los profesores de esa asignatura, el funcionamiento de las escuelas deportivas, cuántos alumnos entran a ellas con verdaderas condiciones para ser deportistas, sin dejar de tener en cuenta que en las calles últimamente se ve a los niños jugar más fútbol que pelota.

Son muchos los aspectos a evaluar en torno al deporte cubano, pero hay que hacerlos con rigor en el contexto, sin triunfalismos, pero sin vergüenza, con gratitud por las alegrías que nos dieron los medallistas, las sorpresas que nos hicieron gozar como el oro del saltador Zayas, considerando que a “esta cinta de tierra batida por el mar”, al decir del inolvidable poeta Roberto Fernández Retamar, le ha tocado competir en las grandes ligas por su existencia independiente y a pesar de derrotas y retrocesos mantiene su corona de campeona.

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Soledad Cruz Guerra
Periodista, ensayista y escritora cubana. Trabajó en Juventud Rebelde como una de sus más sobresalientes articulistas. Fue la representante Cuba en la UNESCO.

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