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La primera celebración del 26 de Julio

Este aniversario 66 del 26 de Julio, cuya sede fue la ciudad de Bayamo, provincia de Granma, ha sido ocasión para recordar los diversos matices del hecho histórico que echó raíces y se hizo carne en la realidad del pueblo cubano. La fecha fue decretada Día de la Rebeldía Nacional por su naturaleza episódica y propósitos liberadores en la historia de Cuba. Aquellos asaltos en 1953 a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, dirigidos por Fidel Castro e integrado por un puñado de combatientes decididos a morir por la libertad de su patria, marcaron para siempre el devenir histórico de la nación cubana.

Detalle del monumento erigido por el escultor José Delarra en la Plaza de la Patria, en Bayamo, escenario de las celebraciones de los actos por el 26 de Julio en 2006 y 2019.

La fecha empezó a conmemorarse en 1960, en el séptimo aniversario del asalto. El lugar escogido fue el Caney de las Mercedes, en las estribaciones de la Sierra Maestra, escenario de combates librados por el Ejército Rebelde contra el ejército del dictador Batista.

La convocatoria fue acogida con entusiasmo de un extremo a otro del país. Fue así que la representación del pueblo de Baracoa, integrado por cientos personas apelotonadas arriba de camiones, partimos hacia la ciudad de Guantánamo y luego de más de 300 kilómetros recorridos arribamos en la tarde del día 25 a Las Mercedes. Así vivimos la experiencia inolvidable de constatar por las carreteras y caminos el flujo de transportes de todo tipo que se dirigían hacia el mismo punto, y que procedían de todas partes de la isla. Y al fin, al llegar, en medio del tumulto de carros y personas, empezar a descubrir la enorme extensión preparada para el acto y para la obra cumbre que allí se edificaba: la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, con una sola unidad terminada, y cuyas instalaciones una vez concluidas acogerían 20 000 alumnos procedentes de las zonas campesinas.

Durante la noche, cualquier sitio fue apropiado para echar un “sueñito”, aunque generalmente por espíritu gregario la mayoría buscó la cercanía o debajo del transporte que los trasladó hasta allí y que los retornaría a su origen.

Las Mercedes, era un poblado en las estribaciones de la Sierra Maestra. Fidel en su libro La Contraofensiva Estratégica, narró que “el 24 y 25 de mayo (de 1958) el enemigo atacó simultáneamente por las Minas de Bueycito y por Las Mercedes… Para tomar Las Mercedes, defendido solo por 14 rebeldes, el enemigo, apoyado por tanques y aviones, se vio obligado a luchar durante 30 horas, hasta ser ocupado el 26 de mayo”. Después de aquella jornada de 74 días y derrotada la ofensiva de la dictadura, se inició la contraofensiva rebelde. Y “el 6 de agosto de 1958 había concluido la Batalla de Las Mercedes”.

Hoy, en 2019,  la localidad de Caney de las Mercedes es un Consejo popular perteneciente al municipio Bartolomé Masó de la provincia de Granma.  Es una zona rural con una extensión territorial de 24 km2 , con una población estimada de 5861 habitantes, que limita al norte con Manzanillo y Grito de Yara, al oeste con el Consejo popular de Sao Grande, al este con el Consejo popular de Río Yara y al sur con el Consejo popular de Providencia.

En el discurso de aquel 26 de julio de 1960 en Las Mercedes, Fidel dijo que allí se juntaban muy estrechamente en nuestro sentimiento y en nuestro recuerdo el  26 de Julio y la Sierra Maestra, “dos nombres que han de pesar muy hondamente en el corazón de cada uno de nosotros, porque […] antes de estas grandes victorias de nuestro pueblo, era aquel tiempo en que apenas comenzábamos, era aquel tiempo de los sueños de los primeros combatientes revolucionarios de nuestra generación; antes que ciudades y pueblos, antes que cooperativas y escuelas, antes que ciudades escolares y títulos a campesinos, antes que los maestros, antes que estos soldados ejemplares de la nueva patria, que trabajan para el pueblo, antes de esta sensación de libertad y esta emoción presentes, no había más que ilusiones en nuestras mentes”.

Y preguntó entonces: “¿Por qué se reúne aquí esta imponente multitud? ¿Por qué han bajado de la Sierra Maestra millares y decenas de millares de campesinos?  ¿Por qué han venido desde la región occidental de Cuba cientos de miles de cubanos?  ¿Por qué se ha desplazado hacia Oriente tan extraordinario número de ciudadanos?  ¿Por qué se ha podido reunir en descampado una multitud?  Porque en una ciudad es lógico y explicable que pueda reunirse una multitud, pero que en un campo absolutamente despoblado se reúna una multitud como esta, quiere decir algo, quiere decir mucho.

“Que un río humano se mueva en un torrente hacia este sitio; que decenas y decenas de miles de personas se hayan trasladado a este punto desde hace varios días, y que en la noche de ayer un número incalculable de ciudadanos estuviese durmiendo en los caminos, a las orillas de las carreteras y bajo los árboles, personas que tal vez nunca durmieron al aire libre, nunca durmieron bajo un árbol o a la orilla de un camino; personas que hasta incluso, quizás, consideraban la vida imposible en esas condiciones, y hasta se consideraban a sí mismos incapaces de pasar por esas pruebas, las hayan llevado a cabo como si hubiese sido actividad acostumbrada durante toda su vida, esto quiere decir algo;¡eso quiere decir que nuestro pueblo lucha por algo!¡eso quiere decir que nuestro pueblo quiere ardientemente algo!; eso quiere decir que nuestro pueblo quiere patria; eso quiere decir que nuestro pueblo quiere justicia, eso quiere decir que nuestro pueblo quiere libertad.

“De este modo, al venir a constituir nuestra patria un ejemplo, de la misma manera que nos quieren destruir, nuestra salvación está, a la larga, en que los demás pueblos de América vean en Cuba un verdadero ejemplo”.

Y Fidel concluyó su largo y contundente discurso con estas frases: “Y aquí, frente a la cordillera invicta, frente a la Sierra Maestra, prometámonos a nosotros mismos, comprometámonos a seguir haciendo de la patria el ejemplo ¡que convierta la Cordillera de los Andes en la Sierra Maestra del continente americano!

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Wilkie Delgado Correa
Doctor en Ciencias Médicas y Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.

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