Por: Dianet Doimeadios Guerrero, Edilberto Carmona Tamayo
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Iniciamos una nueva emisión de El podcast de Cubadebate, desde el estudio de Nexos Radio, en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana —cortesía que agradecemos infinitamente—, conversamos sobre la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en Cuba. Hace un año y cinco meses, en mayo de 2017, dialogamos sobre este tema con nuestros invitados de hoy.
A mi lado, nuevamente, Carlos Rodríguez Castellanos, doctor en Ciencias Físicas, profesor Emérito de la Universidad de La Habana y vicepresidente de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC). Y tampoco podía faltar a esta cita, Luis Montero Cabrera, doctor en Ciencias, profesor Emérito, presidente del Consejo Científico de la Universidad de La Habana y, además, columnista habitual de Cubadebate. Bienvenidos doctores.
Carlos y Montero: Gracias, muchas gracias.
Periodista: El 9 de febrero de 1990, el Comandante en Jefe dijo en la clausura de Pedagogía:
“La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. La independencia no es una cuestión de símbolos, la independencia depende del desarrollo, la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia en el mundo de hoy”.
Profesores, esta es una verdad absoluta que parece dicha en el día en que vivimos. Y porque no hay bien más preciado para Cuba que la independencia, traemos una vez más a Cubadebate la preocupación sobre el financiamiento de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en nuestro país, para darle seguimiento, para saber qué ha cambiado desde mayo de 2017.
Tras el financiamiento, un problema estructural de gestión
Periodista: Doctores, ¿por qué es una preocupación el financiamiento para las Actividades Científicas y Tecnológicas (ACT) en Cuba, si en el periodo 1995-2016 hay un 7% de incremento promedio anual del gasto total en actividades de ciencia y tecnología?
Carlos Rodríguez: A nivel macroeconómico, que es a lo que se refiere ese término, es verdad que ha existido un crecimiento del gasto en actividades científicas y tecnológicas. Pero el gasto en actividad científica y tecnológica es el todo, la investigación-desarrollo es solo una parte de ese gasto.
Es verdad que ha existido el incremento, pero también habría que traducir ese incremento a precios constantes, porque los precios han evolucionado, y habría que también precisar la estructura de ese gasto. O sea, qué parte es en moneda libremente convertible, que es lo que da capacidad de adquirir equipos, tecnología, etc.
Pero luego están los aspectos macroeconómicos, donde realmente ha habido un incremento, pero donde todavía no se alcanzan cifras comparables con países de desarrollo medio, no voy hablar ya de los países de más alto desarrollo. No voy a hablar de los Estados Unidos, Alemania, Corea del Sur, Israel, que gastan tres y cuatro por ciento de su Producto Interno Bruto en I+D.
Luis Montero: Invierten.
Periodista: ¿Estamos por debajo de la media de la región latinoamericana?
Carlos: Estamos más o menos en la media de la región latinoamericana. En I+D no creo que la región latinoamericana llegue al 0.75%, pero está Brasil, que gasta mucho.
Periodista: Más de un 1%.
Carlos: Gasta más del 1%, no sé en este momento con la crisis que tienen, pero hay muchos países que invierten poco, incluso, menos que Cuba en I+D. Pero, repito, nosotros no estamos al nivel de los países de desarrollo medio, los que se mueven entre uno y dos por ciento de inversión en I+D, estamos al nivel de 0.4 a 0.5%, nos hemos movido en ese intervalo durante los últimos años.
Aunque hubo un crecimiento, estamos lejos de las cifras que pudieran considerarse, un mínimo satisfactorio, que es llegar a invertir un 1% en I+D.
Estuvo creciendo del año 2012 al 2016, en 2017 cae, ahora en 2018 esperamos que suba un poco, todavía no están los datos finales. Ha ido cambiando la estructura en cuanto a qué parte la pone el Presupuesto del Estado, qué parte la ponen las empresas. Pero, todo esto es macroeconomía, está la micro, o sea, ¿cómo llega eso abajo?
En primer lugar, a las universidades no llega casi nada de ese incremento. Aunque hay que decir que hay algunas experiencias buenas por otras vías de inversión empresarial en la investigación universitaria, que todavía son experiencias puntuales, pero muy alentadoras. Por ejemplo, los laboratorios fotovoltaico, de biotecnología, bioquímica, proteínas y enzimas que se crearon en la Universidad de La Habana, con financiamiento de BioCubaFarma y del Ministerio de Energía y de Minas.
Pero todavía hay barreras que impiden la transferencia de recursos entre el sector empresarial y el sector presupuestado, y sobre todo, que impiden que parte de esos recursos que se destinan a la investigación lleguen al bolsillo del investigador.
Periodista: El estímulo.
Carlos: Sí, porque hay que ver el problema de manera integral. Si yo compro una computadora, pero la persona que tiene que operar esa computadora, que va a tener una responsabilidad más, no recibe una compensación por eso, o no tiene un estímulo, pues va a buscar el dinero que necesita en otro lugar.
Esa es la realidad de que algunos de esos esfuerzos, lamentablemente, carecen de integralidad y usted hace el gasto principal, pero no invierte en las personas y eso también trae problemas.
De manera que, resumiendo, sobre el financiamiento hay una ligera tendencia al crecimiento, con oscilaciones, hay años mejores y años peores, hay una ligera tendencia al incremento del financiamiento empresarial, pero hay barreras importantes para que ese financiamiento llegue a las unidades presupuestadas.
Hay barreras importantes para que el poco financiamiento que llega a las unidades presupuestadas, llegue a las personas. El componente en moneda libremente convertible sigue siendo bajo, producto de los problemas que tiene el país. Además, las propias empresas pudieran invertir más en I+D y en actividades científicas tecnológicas en general, pero esa inversión compite con otras.
Periodista: ¿Hablamos de dejar en manos de las empresas la producción científica en Cuba?
Montero: No, por supuesto que no.
Carlos: Eso no lo hace nadie, las empresas tienen su función.
Periodista: ¿Y lo estamos haciendo?
Carlos: Yo no diría que lo estamos haciendo, yo diría que hay personas que piensan que eso se puede hacer, y eso no es posible. Las empresas se mueven en una dinámica más de desarrollo, de innovación, de servicio científico-técnico, o sea, en un segmento de todo ese proceso.
Pero la investigación básicamente se produce en las universidades, en los centros de investigación. Hay algunos métodos de financiamiento perversos, que pretenden transformar los centros de investigaciones y las universidades, yo no diría en empresas, sino que su sistema de financiamiento responda a una lógica empresarial. Y eso para la investigación no funciona.
Periodista: Entonces, ¿qué es lo que funciona?
Montero: Nosotros estamos trabajando con el propósito de que todo el financiamiento juegue en torno a un esquema nacional, que está en revisión, en el cual el dinero no vale. Lo que vale es el plan, un plan central rígido.
Estas dos cuestiones conspiran decididamente contra cualquier desarrollo científico técnico. Usted no puede planificar descubrir el año que viene la Teoría de la Relatividad. O sea, nosotros estamos hablando de una actividad que se propone, por definición, buscar lo nuevo, y usted no puede planificar lo nuevo.
Usted puede planificar cuánto dinero va a invertir en buscar lo nuevo, incluso puede llegar a planificar en qué dirección usted va a buscar las cosas nuevas. Ahora, lo nuevo no lo puede planificar, precisamente, porque es una novedad.
Entonces, nuestro esquema de dirección de la economía actual —que no me atrevo a juzgar porque no es mi especialidad— no es funcional para la financiación, ni la gestión de la ciencia. No es compatible con un desarrollo científico-técnico razonable. Es un esquema que, ni en financiamiento, ni en capacidad de maniobra, permite que la investigación se desarrolle con la dinámica que debe tener.
En un proceso de investigación, en un momento determinado, usted necesita un solvente o necesita un equipo. Y cuando Fidel organizó el Polo Científico del Oeste (hoy una parte importante de BioCubaFarma) previó muy bien eso. Había organizaciones que, si hacía falta el solvente, a la semana estaba el solvente en el laboratorio, aunque hubiera que comprarlo en Singapur. Y así se planificó y así funcionaba.
Ahora estamos en el esquema de que yo tengo que planificar ese solvente y cuánto voy a necesitar el año que viene, o cuándo lo voy a necesitar.Está claro que yo no sé tampoco si voy a necesitar el año que viene este u otro equipo o solvente. Por lo tanto, ese es un esquema que no funciona. No funciona teniendo dinero, y menos sin tenerlo.
Tras el problema del financiamiento, está oculto un problema estructural de gestión de la ciencia, de dirección de la ciencia. Usted no puede dirigir la ciencia, usted tiene que gestionar el funcionamiento de la ciencia, y orientarla en las direcciones en las que todos estemos de acuerdo que debe caminar.
Los estadounidenses se gastaron mil 800 millones de dólares el primer año en promover las nanociencias. ¿Por qué? Hubo una recomendación del Comité de Expertos que pensó y recomendó hacerlo. Por supuesto, se han gastado mucho más después.
Con esos mil 800 millones de dólares financiaron todas las organizaciones científicas que pudieran competir en ese sentido en los Estados Unidos. Hubo concurrencia, hubo proposición de proyecto, y así caminó. Los europeos y los chinos han hecho exactamente lo mismo. Y los tres están a la vanguardia en las nanociencias.
¿Por qué invertir en Ciencia y Tecnología?
Periodista: Pero, ¿cómo gestionar la ciencia dentro de nuestra realidad económica? Cualquier usuario que nos esté oyendo puede decir, ¿cómo están pidiendo más financiamiento para la ciencia, si realmente hay otros problemas urgentes en el país?
Montero: Bueno, este es estratégico y, además ¿cuánto dinero aporta la ciencia? ¿Cuánto ingresa Cuba por concepto de la inversión que se ha hecho en educación, ciencia y cultura en los últimos 60 años? Estamos recogiendo los frutos de la inversión originaria de la Revolución cubana en la educación, la cultura y el conocimiento científico.
Periodista: Somos un país del Tercer Mundo que marcha a la vanguardia en el área de la biotecnología.
Montero: Por ejemplo, y ¿cómo un país del Tercer Mundo puede darse los lujos de exhibir los índices de salud que exhibe el nuestro? Gracias a una inversión en ciencia, tecnología y conocimiento, inversión que el país ha estado practicando desde la Campaña de Alfabetización en el año 1961, en una escala abarcadora y nacional.
Estamos hablando de hechos incontrovertibles, que lo único que tenemos que hacer es extenderlos y proyectarlos al futuro. Cuando nosotros le damos dinero a la ciencia, estamos haciendo una inversión en el futuro y en el presente.
Carlos: Por muy cara que sea la ciencia, la ignorancia y el retraso son mucho más costosos.
Montero: Absolutamente.
Carlos: Por muy caro que sea formar personal científico de alto nivel, mucho peor es que se te vayan para otro país o para otra actividad, y los pierdas, porque no tienes capacidad para hacer de ellos una fuerza productiva eficiente, o no tienes capacidad para retenerlos como trabajadores.
Esas son realidades que hay que poner en la balanza, no es solo lo que se invierte. También hay que sacar la cuenta del costo de oportunidades que representa no invertir.
El problema de la ciencia es complicado, no es un problema sencillo, hay que buscar formas originales, que se adecuen a nuestras condiciones, que tengan en cuenta todas las limitaciones que tiene el país, pero tiene que haber una apuesta decidida por invertir en ciencia y tecnología, porque ese es el único futuro que tiene Cuba.
Publicaciones científicas en caída libre
Periodista: En El podcast de Cubadebate, hoy hablamos sobre Ciencia, Tecnología e Innovación en Cuba. ¿Qué ha cambiado desde que nos vimos en mayo de 2017?
Montero: Las cuestiones esenciales no han cambiado, lo que ha cambiado a mi juicio, han sido las concepciones.
Actualmente, en el discurso público, hay indudablemente una inclusión mucho mayor, lo mismo en la prensa que en los pronunciamientos de nuestros dirigentes, hay una inclusión mucho mayor de la conceptualización de lo que es la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en la vida del país.
Y de alguna forma nosotros lo planteábamos en el anterior podcast, eso es decisivo para el desarrollo; no podrá haber desarrollo si no es así. Y por lo menos, la conciencia está presente.
Hay cosas que no han ido bien. Por ejemplo, he estado siguiendo la presencia, o sea, la posición que tiene Cuba en la producción de documentos citables en el mundo. Eso no lo habíamos visto tan claramente, todavía a la altura de hace unos años, hace año y medio, pero en este momento ya es una tendencia muy preocupante.
Nosotros teníamos, en 2014, la posición 60 en el mundo, que no es una mala posición para un país como el nuestro; incluso es proporcional, de alguna forma, con nuestra posición en cuanto al Producto Interno Bruto (PIB).
En cuanto al número de documentos, de artículos producidos por el país, al cierre de 2017, Cuba ocupa el puesto 79. Estamos en una caída anual, unas veces más graves, pero siempre caída. Y eso es una demostración de un debilitamiento del sistema de producción de conocimientos en el país.
Periodista: ¿Y cuántos años nos llevó llegar al puesto 60?
Montero: Estuvimos estables desde el ´96 hasta 2014, este ranking lo hace una organización internacional, Scimago (plataforma que provee indicadores sobre calidad e impacto de publicaciones y revistas), en ese periodo quedamos entre el puesto 55 y el 60.
A partir del año 2014 empezamos a decaer. Y esto no es solo un indicativo del decrecimiento de la producción científica, sino de todo lo que está detrás: el potencial humano, los recursos materiales, la colaboración internacional, muchos factores. En ese sentido, no hemos ido bien.
Periodista: Carlos, usted es vicepresidente de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), y hace dos años esta institución dio a conocer un informe sobre las publicaciones científicas en Cuba. ¿Qué revelaba y en qué influyó?
Carlos: El informe tenía dos aspectos: uno, sobre las publicaciones científicas de los investigadores y profesores vinculados a las instituciones cubanas, y dos, sobre las revistas científicas cubanas.
En el primer aspecto, lo que se evidenciaba era que prácticamente en todas las especialidades, incluyendo las biomédicas, que son las que más desarrollo tienen en Cuba, había un estancamiento de la producción científica, o un crecimiento muy lento en comparación con América Latina.
Es decir, en América Latina hay un grupo de países que han crecido mucho y que han ido desplazando a Cuba de las posiciones que tuvo hace 20 o 30 años. Ese era el primer hecho fáctico.
El segundo, con respecto a las revistas científicas cubanas, estaba en que la mayoría de ellas tienen muy escasa visibilidad. No reúnen las condiciones técnicas que les permiten ser incluidas en las bases de datos que más difusión tienen. Esto hace que una gran parte de esa producción científica no tenga impacto, que no la lea nadie. Esos son los dos problemas fundamentales.
Hay problemas también de tipo conceptual, problemas relacionados con la importancia que se le concede o no a las publicaciones científicas. Exceptuando algunas instituciones, sobre todo las universidades, la importancia que se les concede es baja, en la mayoría de las instituciones del país.
En muchos casos se contrapone la publicación con la aplicación de los resultados, como si estuvieran en contradicción. Al hacer eso renunciamos a lo más importante, que es a la evaluación rigurosa de la calidad; no sólo a la difusión, porque precisamente las publicaciones tienen dos finalidades: uno, difundir los conocimientos; dos, someterlo a la crítica de expertos independientes que evalúan la novedad y la calidad.
En Cuba somos una comunidad científica muy pequeña. O sea, si yo publico un trabajo sobre un tema, lo más seguro es que haya pocas personas en el país que lo puedan evaluar, porque somos muy pocos. Hace falta utilizar las posibilidades que dan las revistas internacionales, para que ese trabajo sea evaluado. En resumen, hay un problema relacionado con la calidad y el rol que tienen las publicaciones en la calidad del trabajo científico que se hace, no sólo en la cantidad.
Montero: El asunto de la publicación no es simplemente medir publicaciones. El problema está en que ese es el indicador que trae detrás el financiamiento, el personal, la originalidad, la creatividad, trae detrás, inclusive, el impacto económico, la credibilidad de un país. O sea, tú puedes decir que tienes dos millones de científicos, pero si no produces nada, la gente ni siquiera se cree que lo que tú estás produciendo valga para algo. Eso ha ocurrido en este mundo.
Gente que ha hecho grandes inversiones, ha creado grandes centros de investigaciones, y en la práctica, como no han producido, no han tenido crédito alguno. O sea, la publicación científica hoy en día es el resumen de toda la actividad científica y de innovación de un país.
Periodista: Es publicar para demostrar y leer para creer.
Montero: Exactamente.
Migración laboral, ¿un problema in crescendo?
Periodista: Hablábamos hace un año de la migración del personal científico de Cuba hacia otros países o hacia formas no estatales de producción para trabajar en los servicios, ¿sigue siendo este un problema?
Montero: Ha ido a peor, incluso en las cifras. Ha ocurrido una ligera disminución, que no es tan ligera, casi mil trabajadores de nivel superior, del año 2016 al 2017. Habría que ver el 2018 por dónde va.
Periodista: ¿A qué cifras se refiere usted?
Montero: A las cifras publicadas en el Anuario Estadístico, que hablan del personal con nivel superior en el sector científico, que incluyen a BioCubaFarma, a los centros de investigaciones adscritos al CITMA y a la Educación Superior, que demuestran una disminución, cifras que son bastante imprecisas, porque no se sabe cuántos del total de trabajadores se dedican a la investigación.
Estas no son reivindicaciones sindicales, donde el científico anda buscando vivir bien. No, aquí estamos hablando de proyectos de vida de jóvenes valiosísimos que tienen que tener un horizonte, y a veces, hasta una sustentación. Puedo decirte que mi mejor estudiante de doctorado en este momento, me planteó que iba a casarse y necesitaba resolver un lugar donde vivir, porque no es de La Habana.
La única forma mediante la cual él puede empezar a resolver ese problema es yéndose a estudiar un doctorado fuera de Cuba, donde si se le llegara a presentar y deseara realmente regresar, pudiera reunir algún dinero que le permita cumplir sus planes de vida aquí. Eso no puede ser así.
Este país no se va a arruinar si a un número determinado de jóvenes o experimentados científicos, se les garantiza 100 o 200 casas al año o si se les vende carros de uso a precios de costo razonables. Estaríamos garantizando así 100 o 200 científicos con nosotros al año. Estoy hablando de cuestiones muy triviales, pero que permiten que las personas echen raíces.
Muchos de mis colegas de la Universidad de La Habana, que han trabajado toda la vida en ella, están aquí y han seguido aquí, porque en algún momento la Universidad les resolvió la vivienda o porque hubo un proyecto o un plan, de los que promovía Fidel, que les permitió adquirir un automóvil, y adquirir condiciones de vida, que para nuestros colegas en el exterior, inclusive, con mucha menos categoría, mucho menos prestigio, mucho menos ejecutoria que nosotros, son cuestiones normales. Estamos en un mundo globalizado. Nadie aquí está ajeno a lo que ocurre fuera de Cuba. Entonces, la competencia es una competencia muy desventajosa para nosotros.
Yo te diría al revés: ¡Qué clase de calidad, dedicación y sentido de pertenencia tiene nuestra comunidad científica!, cuando en las condiciones actuales estamos aquí luchando para que este país mejore.
La Ciencia en el Proyecto de Constitución
Periodista: Desde el 13 de agosto y hasta el 15 de noviembre, los cubanos estamos debatiendo el Proyecto de Constitución de la República. Profesor Carlos, ¿cómo se refleja la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en este proyecto de Carta Magna?
Carlos: En el Proyecto de Constitución, la Ciencia ocupa un lugar demasiado modesto. El Proyecto de Constitución no consagra a la Ciencia, a la Tecnología, a la Innovación como una herramienta fundamental del desarrollo económico y social del país, como base para garantizar el progreso, como garantía también de nuestra seguridad, y creo que eso hace falta.
Y también haría falta precisar las obligaciones que tiene el Estado en relación al desarrollo de la ciencia. Creo que podemos mejorar o deberíamos mejorar ese Proyecto en la dirección de que la ciencia tenga el lugar que le corresponde en la etapa actual de desarrollo de la sociedad cubana. Porque esta es una Constitución, es un Proyecto de Constitución que está hecho para el momento del desarrollo que tenemos. Y en ese momento del desarrollo la ciencia tiene un papel muy importante que no se refleja allí.
Hay otro elemento que, lo hemos comentado, que en la Constitución vigente, es decir, la que se aprobó en el 1976 y luego ha recibido algunas modificaciones, se consagra que la creación científica es libre; es decir, que la actividad creadora en la ciencia es libre. Eso no aparece en el Proyecto actual de Constitución y es importante que aparezca.
Respetar esa libertad de creación científica es muy importante. Como todas las libertades que existen, las libertades tienen límites, tienen modulaciones que están dadas por los principios éticos más generales, por los grandes intereses de la Humanidad. Pero tanto la ciencia como la creación, como está bien reflejado con respecto a la creación artística literaria, no pueden estar sujetas a un análisis de poca mira. De manera que es importante que eso se vuelva a incluir en la Constitución actual.
Periodista: Pero en la propuesta del Título V: Principios de la Política educacional, científica y cultural, en el Artículo 95, incisos f y g, dice:
f) se estimula la investigación científico-técnica con un enfoque de desarrollo e innovación, priorizando la dirigida a solucionar los problemas que atañen al interés de la sociedad y al beneficio del pueblo;
g) se favorece la incorporación de las personas con aptitud para la labor científica;
O sea, se consagra el estímulo a la producción científica.
Montero: A mi juicio se queda corta. Yo creo que lo que planteó Carlos es decisivo. Ahí tendría que decir: la creación y la investigación científica es libre, y el Estado cubano favorece lo que lo amerite.
Carlos: La creación científica es libre, como se ha dicho, el Estado prioriza aquellas actividades que tienen un mayor impacto económico, social y que tengan también mayor calidad.
La innovación y el desarrollo son actividades científicas, pero no son parte de la investigación, la investigación es otra actividad. La forma en que está redactado produce confusión, porque tal parece que el desarrollo y la investigación son parte de la innovación.
Son tres actividades que son afines, se complementan, pero son diferentes. La investigación es esencialmente producción de nuevos conocimientos. El desarrollo es generar nuevos productos y la innovación es cuando usted lleva eso a la práctica y lo transforma en un bien que se produce, un servicio que se presta, etc.
Pretender tener desarrollo e innovación sin tener investigación es decir que vamos a adquirir los conocimientos que se generan afuera y no vamos a producir nuestros propios conocimientos.
Eso genera dos grandes problemas. El primero tiene que ver con el alcance de la novedad de lo que nosotros hacemos. Es decir, si usted quiere desarrollar productos de alto valor agregado, usted tiene que introducir conocimientos que no tengan los demás. Si usted va a operar solamente con los conocimientos que ya existen, vamos a decir, en el mercado de conocimiento, quiere decir que ya usted se está resignando a ocupar un papel de segunda categoría en todos los sectores.
Entonces, Cuba es un país pequeño, un país con productos limitados, tiene que tener una estrategia, ¿no? ¿En qué aspecto nosotros vamos a buscar realmente un desarrollo de nuevos productos, de productos y servicios esencialmente nuevos? Ahí tú tienes que tener un background de investigación básica, y de investigación aplicada muy fuerte.
Ahora, hay otros sectores en los que se pretende adquirir tecnología. Para adquirir tecnología hace falta también saber y tener capacidades de investigación, desarrollo, para poder asimilar, en primer lugar, para decidir qué tecnología vas a importar, no vaya a ser que vayas a importar una tecnología que ya está obsoleta.
Tienes que tener gente actualizada, tienes que tener gente que sepa de eso, ¿no? Pero tienes que tener, además, capacidad de asimilar esa tecnología completamente, para tener productividad, y también debes estar preparado para poder modificar esa tecnología, adueñarte de ella en el sentido pleno de la palabra, no estar toda la vida dependiendo de ella.
De manera que la investigación y la generación de conocimientos es un elemento básico, del cual no se puede prescindir, aunque no sea, digamos, la que conduzca de manera inmediata a los resultados.
Montero: El proceso de investigación no es solo la creación de conocimientos puntuales, sino es además la creación de una experticia.
Carlos: Un aprendizaje.
Montero: De grupos con una capacidad de estar completamente al día en ese campo.
Colaboración universidad-empresa, clave para la innovación
Periodista: ¿Cuándo hablamos de Ciencia, Tecnología e Innovación en Cuba, las universidades aparecen en primer plano?
Montero: Desgraciadamente no es así. Ahora mismo hubo una expedición conjunta con Estados Unidos que hizo un estudio primoroso de las costas cubanas, gracias al equipamiento se pudo realizar a un nivel de profundidad inexplorado. El grueso de ese trabajo se hizo por una institución de la Universidad de La Habana.
Nosotros hemos sido tan modestos, que prácticamente no lo hemos consignado. A todos los efectos Cuba participó en eso, pero te puedo decir que si no es por la Universidad, eso no se puede hacer, porque ¿dónde está el personal debidamente preparado hoy en día?, en la universidad.
No tenemos otra alternativa. ¿Dónde tenemos todos los años inteligencias primorosas, con las que sueñas que pudieran estar produciendo lo mejor para tu país, para tu pueblo? Es en las universidades, fruto de ese trabajo educacional que se hizo.
Y la universidad, quiérase o no, désele dinero o no, que no se le da el suficiente, produce más de la mitad de la producción científica de Cuba. Hoy en día sustenta actividades muy importantes, Carlos hablaba de lo que ha hecho en BioCubaFarma, con el Ministerio de Energía y Minas, pero también podemos hablar del Sistema Nacional de Identificación, que ha hecho un trabajo excelente con la Universidad Tecnológica de La Habana.
Periodista: ¿Y están en condiciones las universidades para asociarse con las empresas?
Montero: Están en condiciones. Por supuesto, te puedo decir un caso, por ejemplo, de un centro de investigaciones importantísimo, en nuevos materiales de construcción, que existe en la Universidad de Las Villas, que lleva luchando lo que no te puedes imaginar, por introducir nuevos cementos, nuevos materiales de construcción.
Periodista: ¿Y dónde están las barreras?
Montero: Las barreras son las mismas de las que hablamos hace un año y medio. No existe el mecanismo, no existe la capacidad de emprendimiento que permita probar, que un determinado conocimiento, que una determinada iniciativa, pueda ser o no productiva para el país.
De hecho, la cartera nuestra de nuevos productos no se diferencia demasiado de la de hace 10 años, porque no existe el mecanismo que estimule esas cosas.
Estamos funcionando exclusivamente con indicaciones y con el deseo de hacer de las personas. Dime tú, un profesor universitario, que tiene mil obligaciones para con sus estudiantes, ¿por qué se dedica a la investigación? Cualquier profesor universitario, con un mínimo de trabajo de creación científica, adelanta en su categoría. ¿Por qué?, porque lo ama, porque lo desea, porque tiene estudiantes que lo presionan y porque no estamos aislados del mundo.
La Universidad de La Habana (UH) está en este momento en el lugar 59 en el ranking latinoamericano de universidades. Llegamos a estar en el 84. Es la única universidad cubana que está por debajo de 100 y está ahí porque produce ciencia. La UH solita produce entre el 25 y el 30% de la producción científica de Cuba.
Periodista: Carlos, desde su experiencia en la Academia de Ciencias, ¿la comunidad científica se ha acercado al empresariado cubano?
Carlos: El empresariado cubano también forma parte de la Academia de Ciencias, acuérdate que la Academia de Ciencias es una institución formada por académicos que proceden prácticamente de todos los sectores, incluyendo el sector empresarial.
Ahora está al salir una resolución, una Ley o un decreto ley sobre las empresas de alta tecnología, donde un grupo de académicos han tenido un papel muy importante en la preparación de ese documento, que tiende a distinguir dentro del sector empresarial, el sector más avanzado en materia de ciencia y tecnología, y que es el sector que tiene más interacción, por supuesto, también con los centros de investigaciones y con las universidades.
Yo pienso que el problema principal, si hay que distinguir uno, es esa conexión entre la ciencia y el sector empresarial, porque eso es lo que puede hacer realmente sustentable el desarrollo científico.
Si la economía no crece, por mucha voluntad política que haya y por mucho que nos esforcemos, siempre los recursos que se van a dedicar a la ciencia van a ser limitados. Y por lo tanto, la respuesta en términos de producción científica también va a ser limitada.
Nosotros tenemos que asegurar romper todas las barreras que en este momento existen para que la ciencia, y los sectores de la producción y los servicios, tengan una conexión óptima y puedan producir todas las sinergias y alcanzar la mayor productividad posible.
Formar científicos y tecnólogos: Retenerlos y utilizarlos
Periodista: ¿Disponemos de todos los científicos y tecnólogos necesarios para alcanzar la mayor productividad en el sector?
Carlos: No. Tenemos que hacer un esfuerzo importante, por ejemplo, con la producción y formación de doctores, en casi todas las especialidades, porque tenemos por un lado las especialidades pedagógicas, que se mantienen creciendo a un nivel muy alto, y todas las demás, que se mantienen a un nivel muy bajo y decreciente.
Periodista: Pero en Cuba se forman alrededor de 800 doctores anualmente.
Carlos: Pero la mayoría en especialidades pedagógicas.
Montero: Más del 50%.
Carlos: Y en el resto de las especialidades: Biomédicas, Ciencias Técnicas, Ciencias Agropecuarias, Ciencias Sociales, Humanidades, Ciencias Naturales y Exactas, que son las que peor situación tienen en este momento, estamos graduando menos, en condiciones en que también hay envejecimiento y éxodo dentro de ellas. Además, realmente no tenemos un censo actualizado de doctores.
En este momento hay un grupo de propuestas que están caminando, que están elaborándose para darle respuesta a estos problemas. Al menos hoy existe una conciencia y una madurez en torno a estas cuestiones.
Periodista: Y si les pido hacer, en síntesis, un ejercicio de pensamiento, para que cada uno me dijera su propuesta para resolver esta situación negativa, y así vamos cerrando el podcast de hoy.
Carlos: Formar doctores, retenerlos y utilizarlos en función de las prioridades estratégicas del país.
Montero: Organizar la economía de la producción de conocimientos en el país de una forma integral, transversal a todos los organismos, no polarizada en ninguna dirección y utilizando los procedimientos que utiliza la ciencia hoy en día para decidir y para adelantar las direcciones más adecuadas.
Periodista: Muchísimas gracias a los dos doctores que nos han acompañado hoy en el podcast de Cubadebate y regresamos en una próxima emisión. Síguenos en la red y comparte el debate.
Mención en Géneros periodísticos multimediales, en la categoría Periodimo digital, en el Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio 2019. Dianet Doimeadios Guerrero y Edilberto Carmona Tamayo por La ciencia no se dirige, se gestiona.