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 “El periodista debe saber qué periodismo queremos”

Para el periodista, la agudeza, el olfato, las ansias de investigar son cualidades imprescindibles. Ronald Suárez encarna todas ellas. Más de cuarenta años de experiencia lo hacen uno de los exponentes más relevantes de la prensa pinareña de todos los tiempos.

Fue director del periódico El Socialista, luego Guerrillero, de enero de 1967 a febrero de 1992, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Pinar del Río, entre 1966 y 1971. Guerrillero cumplió este 6 de julio el aniversario 50. A propósito, conversamos con este maestro de generaciones.

Cuenta que el periodismo fue para él una opción casual. En el capitalismo, era un campesino pobre y solo pudo estudiar hasta el octavo grado. Luego se dedicó por completo al trabajo en el campo, pues no pudo pagar el cursillo que impartían varias academias privadas, como preparación para el ingreso a la Escuela de Comercio, una de las pocas opciones que tenían los jóvenes pinareños cuando terminaban la secundaria básica.

—Cuando triunfa la Revolución, me incorporo por las noches a la recién inaugurada Escuela de Secretariado. Estuve allí dos años y antes de terminar, conseguí una plaza en el centro municipal perteneciente a la Empresa Provincial de Acopio. En esa entidad llegué a ser jefe de estadística a nivel regional.

—Un día publican en el periódico El Socialista (1963) una convocatoria para el curso de periodismo Ángel Boan, que impartió por la Unión de Periodistas de Cuba en Pinar del Río. Matriculé por embullo con algunos compañeros de trabajo, pero yo fui el único del grupo que llegué al final. De más de 40, solo reforzamos el periódico provincial una compañera y yo.

—El curso era por seis meses, y a los tres meses nos llamaron del periódico porque carecían de periodistas en la provincia. Oficialmente me gradué el 1 de enero de 1964 y me quedé trabajando allí. El Socialista en ese tiempo tenía una tirada diaria, seis días a la semana. La plantilla era de 29 personas, incluyendo a los distribuidores, impresores y choferes. Tenía ocho páginas grandes, que serían 16 en el formato actual, las cuales eran muy difíciles de llenar, pues carecíamos de periodistas.

Narra que en El Socialista hubo ocasiones en las que faltaba dinero para pagarles, porque funcionaba todavía como una entidad particular, tenía que buscarse sus ingresos.

—Los diferentes Ministerios tenían una partida para pagarle a la prensa. Ahí tuve mi primer choque, pues en Acopio cuando yo salía a otros lugares, me pagaban una dieta para almorzar, y tenía asegurado el transporte. En el periódico había que hacer los trabajos con los recursos propios. Los dos primeros meses tuve que ir a Acopio a cobrar, pues en el periódico no tenían dinero suficiente para pagarme.

—La impresión de los últimos números de El Socialista fue pésima, pues se usaba una vieja rotoplana que solo permitía trabajar en blanco y el negro. La rotativa que tuvimos en Guerrillero, aunque también era de una técnica obsoleta, con muy mala impresión de las fotografías, al menos permitía agregar el color rojo. En ese medio se empleaba una grabadora grande que captaba las transmisiones de los noticieros de radio, para luego sacar las noticias más importantes y publicarlas en el periódico, puesto que no había teletipos, ni servicios de agencias noticiosas.

—Muchas veces se tomaban noticias del periódico La Tarde, que se distribuía en ese horario en Vueltabajo. Es por eso que en 1969 se determina cambiarle el nombre a El Socialista por Guerrillero, pues el periódico tenía fama de copiador, al repetir lo que decía la prensa nacional.

—Entonces la plantilla de El Socialista se había fortalecido. Incluso comenzamos a publicar informaciones más frescas que las de la prensa nacional. Contábamos con los servicios de Prensa Latina, y un horario de cierre que se extendía hasta las dos o las tres de la madrugada, con la consiguiente mayor inmediatez. Sin embargo,  no pocos seguían diciendo que El Socialista era un copiador.

—¿Cuáles eran los rasgos de la política informativa de entonces?

No se sabía todavía qué periodismo queríamos; era más bien un periodismo que te llevaba, tú no lo llevabas a él. Mi gran preocupación desde que empecé como jefe de información y ya como director, era la forma de captar nuevos periodistas. Siempre estaba pendiente de alguien que escribiera al periódico, que mandara alguna carta y se viera que tenía dominio de la lengua materna, y yo mandaba a buscarlo.

—Luego, la Comisión preparatoria Segundo Congreso de la UPEC me selecciona como presidente en la provincia en sustitución de Edmundo Alemany, el primero que ejerció el cargo en Vueltabajo. Con esa responsabilidad y siendo director del periódico, hicimos un plan de formación de corresponsales de todas las regiones de la provincia, a partir de nuestros conocimientos.

—Se creó un curso en la Finca La Altura, donde hoy radica un campismo, para preparar a esos corresponsales que más tarde se incorporaron a los medios en Pinar del Río, principalmente a Guerrillero.

—En el año 1972 tuvimos en el periódico los primeros graduados de periodismo. Ya la situación era mucho mejor; había dinero para pagar a los trabajadores, pues hacía años que teníamos un presupuesto bastante holgado. Llegaron entonces Flor López y Norberto Rivero, nuestros primeros licenciados en periodismo.

—¿En qué otros medios trabajó?

—Empecé como reportero. Como había falta de personal y de cuadros, tuve que ayudar en todo lo necesario, y para el año 1966 ya sabía casi toda la mecánica de un periódico. En esa etapa me seleccionan como jefe de información y luego, director de Guerrillero.

—De 1992 a 1996 ejercí como director de Telepinar. En 2006, cuando ya me iba a retirar, me ofrecieron la plaza de guionista del noticiero Tele Noticias”. De 1996 a 2006 fui corresponsal voluntario del periódico Granma y trabajaba conjuntamente en Guerrillero.

Siempre he preferido la prensa escrita. La televisión es muy atractiva, pero dependes de muchas personas; aunque tengas un buen trabajo periodístico, si las imágenes captadas por el camarógrafo no son de calidad, entonces el producto no llega correctamente a los receptores. Por otra parte, necesitas facilidad de palabras y buena apariencia.

—Igual sucede en la radio, te “supeditas” a la competencia de editores y sonidistas para la efectividad del mensaje. Sin embargo, en el periódico te subordinas a tu capacidad intelectual solamente, por lo que creo que ese es el verdadero periodismo, el que te permite reflexionar. Además, el periodismo escrito lleva un lector con más cultura política, de ahí que escribes para un público especializado.

—¿Cree que las nuevas tecnologías laceran las formas tradicionales de concebir el periodismo?

Las nuevas tecnologías ayudan al periodismo, pues existen muchas personas con blogs que no son periodistas y facilitan nuestro trabajo con sus criterios sobre determinado fenómeno. Esto obliga al periodista a estar mejor preparado cada día, para que las personas te sigan leyendo y tu labor no pierda credibilidad ante el bombardeo de información y opiniones no especializadas.

Mientras existan interesados en leer, los periódicos impresos no van a perder prestigio y mucho menos, a desaparecer. Si no lo hicieron con el surgimiento de la radio y posteriormente, de la televisión, no lo harán con la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, aunque se requiere un cambio de mentalidad.

—¿Qué cualidades debe tener todo periodista?

—La técnica del periodismo es muy sencilla; pero el periodismo requiere vocación, tienes que estar enamorado de esa profesión y, además, es imprescindible la cultura política para poder analizar todo lo que ocurre a tu alrededor. El sentido común también es vital, pues todo periodista debe saber discernir lo útil de lo inútil e identificar las fuentes de información veraces.

—Cuando una buena temática cae en tus manos, debes ser capaz de aprovecharla al máximo, no dejarla ir. El verdadero periodista disfruta cada momento de su trabajo, sin importar las adversidades o el tiempo que este requiera. Muchas veces hay que sobreponer la profesión a la vida personal, porque se trata de una carrera que exige demasiados sacrificios y total abnegación.

—El profesional de la prensa debe saber cuál es el periodismo que quiere, para formar estados de opinión y contribuir a la toma de decisiones.  La preparación personal es vital para un periodismo más activo y comprometido con su sociedad.

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