Por Luis Hernández Serrano
Honorio Muñoz, el hombre que fundó la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) hace 56 años, y después la Escuela de Periodismo de la Universidad de La Habana en 1965, era compositor de boleros y cantante a dúo con Manuel Gallo en la ciudad de Sancti Spíritus, donde había nacido el 21 de noviembre de 1910.
Claro que cuando acompañó al Comandante en Jefe Fidel Castro a la ONU en 1960, no fue por ser espirituano, provenir de una zona del «interior del país», ni mucho menos por sus méritos musicales, por la calidad y el contenido de sus boleros Remembranza, Nostalgia e Imposible, ni tampoco por la afinación, el timbre, el ritmo y la tesitura de su voz en aquel dúo, sino por su coraje revolucionario, demostrado en numerosas jornadas contra dos dictaduras, la de Gerardo Machado y la de Fulgencio Batista y sus trabajos periodísticos en publicaciones clandestinas y abiertas donde denunció los crímenes de los dos regímenes más crueles de nuestra historia republicana.
Precisamente por su conducta valiente, honesta, honrada, firme y combativa contra las dos tiranías mencionadas, sufrió persecuciones y cárceles, y se jugó el cuello en distintas oportunidades en aras de publicar sus ideas martianas y marxistas-leninistas en diferentes órganos de prensa clandestinos y públicos.
Era un hombre de alrededor de 50 años cuando estuvo con Fidel en Nueva York, y no había cumplido 53 cuando resultó elegido como el primer Presidente de los periodistas cubanos en la Asamblea Nacional o Primer Congreso de la Upec, el 15 de julio de 1963, fecha de su culminación, que se efectuó en el Salón de Embajadores del Hotel Habana Libre (Havana Hilton antes de 1959), en el corazón del Vedado.
La clausura de aquel encuentro histórico estuvo a cargo del Doctor Osvaldo Dorticós Torrado, el segundo Presidente que tuvo nuestro país luego del triunfo rebelde del 1ro. de enero. Honorio Muñoz formó parte de la Redacción del periódico Hoy y de la emisora Mil Diez, ambos órganos del Partido Socialista Popular (PSP).
Cuando el 26 de agosto de 1950 el desagradablemente célebre presidente cubano Carlos Prío Socarrás mandó a cerrar por la fuerza el diario Hoy, uno de los primeros periodistas que levantó su voz contra el vandálico hecho fue justamente Honorio Muñoz, el otrora cantante y compositor espirituano devenido reportero audaz y comprometido con la lucha revolucionaria cubana.
Honorio en 1934 encabezó la celebración del centenario de la introducción de la imprenta en Sancti Spíritus y la fundación del periódico El Fénix, de allí.
Al clausurarse el periódico Hoy, Honorio pasó al semanario dominical América Deportiva (también editado por la empresa que imprimía el diario del PSP) y que veía la luz en un taller ubicado en la sala de una casa de familia habanera en Mercaderes y Lamparilla, desde donde denunció los crímenes del Gobierno de turno.
Tan pronto se cerró igualmente esa publicación, comenzó a escribir en Mediodía, en un formato pequeño, una suerte de versión de Hoy en miniatura. Luego nuestro primer presidente de periodistas comenzó a publicar sus comentarios y crónicas en Vanguardia, que se imprimía en un taller habanero de Virtudes y Escobar.
No tuvo miedo cuando los órganos represivos de Prío realizaron sus primeras exploraciones en los alrededores de la sede del periódico Hoy, para pocos días después entrar en esta de modo violento y cruel. No solo se acercó a ellos en un carro, sino que publicó la sospecha de que los sicarios vendrían en son de guerra. Entonces, entre otras cuestiones, escribiría: «Desde hacía tiempo se esperaba ese zarpazo».
El colega ya desaparecido Juan Marrero definió así a Honorio Muñoz: «Era un hombre culto, de carácter explosivo e irónico contra lo mal hecho».
También tocaría al igualmente fallecido Ernesto Vera —vicepresidente de la Upec junto a Honorio en el Primer Congreso— dar una calificación del compañero: «Un hombre consecuente, de enorme prestigio profesional, multifacético y muy culto».
Y Oscar Pino Santos diría de él: «Su nombre debe escribirse con letras de oro en los anales de la prensa cubana (…) De temperamento tenso y carácter enérgico (…) de espíritu abnegado, de total entrega a la causa de los trabajadores (…) Su voz cuando estaba excitado vibraba tronitronante (…) Y era, sobre todo, un extraordinario periodista, probablemente uno de los más completos que ha producido Cuba».
Fuente: El primer Presidente de la Upec, de Israel Hernández Álvarez; y Dos siglos de Periodismo, de Juan Marrero González.