A propósito de la columna que publicamos en Cubaperiodistas “Cambio salarial, cambio editorial“, escrita por nuestro Presidente, Ricardo Ronquillo Bello, se ha generado un debate fraternal al que se unió Frank Agüero y ahora, Adonis Subit:
Hay debates de los que uno no se puede sustraer por más que se esfuerce, y este es uno de ellos. Así que… ¡Hombre al agua! (A riesgo de perecer en este profundo océano, donde nadan imponentes peces).
He leído varias veces cada una de las opiniones. Comprendo el espíritu del texto del respetadísimo colega Frank Agüero. Entiendo que encierran preocupaciones comunes y que él tiene bases sólidas y sobrada experiencia para expresarlas. Quizás (según mi parecer y a riesgo de estar equivocado) con el ánimo de ser breve, fue algo radical porque lo discutido en aquellos espacios promovidos por la UPEC jamás ha sido el “QUÉ”, sino el “CÓMO”. Razón por la que, por otra parte, coincido 100% con el igual de respetadísimo presidente Ricardo Ronquillo.
Yo interpreto por “cambio editorial” el proceso completo. Proceso que comienza en la universidad, no en los medios. Incluso, tiene una base ideológica y de vocación como servidor público, que viene desde antes de la universidad. Pero no quiero ir tan atrás.
Todos conocemos que la producción de contenidos en un medio pasa por un nivel socio-profesional. Es por ello que cada nota periodística debe estudiarse a partir de las subjetividades del autor, así como también considerar las rutinas productivas -en ocasiones tensas y conflictivas- que la posibilitan. Siempre median las trayectorias individuales y colectivas de los periodistas, sus estilos al escribir, así como su relación con las fuentes.
Pero, independientemente lo anterior, existe un grupo de principios y competencias que son inherentes a todos los periodistas. El periodista debe reconocer su papel como actor social con un rol político determinado, debe mantener su cercanía a los temas de la agenda pública, entre otros.
De ideologías y cultura profesionales en nuestra prensa se puede escribir mucho, pero creo que pudiéramos comenzar por la pregunta: ¿cómo se forman los periodistas? Y no me refiero solo a la formación universitaria, sino a lo que aprenden luego al llegar a los medios. No es secreto para nosotros que un punto importante que define las prácticas que llevan a cabo los periodistas para producir contenidos es la ideología que se han construido en el marco del ejercicio de la profesión.
Pero en fin… qué pasa al interior de los medios y qué es lo que entiendo que el presidente Ronquillo llama a cambiar.
Como yo lo veo… Hoy cada medio gestiona sus contenidos en correspondencia con la visión de los directivos de turno, tanto los políticos como los de la prensa (me refiero a mi experiencia en la prensa provincial), así como con la circunstancia económica por la que atraviesa en ese momento el medio de comunicación.
Cuando uno estudia los procesos de producción de contenidos en la prensa cubana uno advierte que los procesos no están claramente definidos ni documentados, además de ser engorrosos e ineficientes, las tareas y responsabilidades de cada rol son confusas, no existe conocimiento pleno de la visión o estrategia del medio, existen problemas de comunicación entre las áreas a causa de lo anterior, los sistemas de gestión no están diseñados de acuerdo a las necesidades del medio, y existe falta de trabajo en equipo (el de verdad no el de los discursos).
Las rutinas de producción y otros elementos ligados a la cultura profesional de los periodistas observamos que se transfieren generacionalmente, lo que permite, por una parte, una estabilidad en el funcionamiento de la organización mediática, pero por otra, se han vuelto obsoletas por inamovibles.
Los periodistas llegan a entender la manera de gestionar el medio de comunicación a través de la observación y de la convivencia permanente con los otros periodistas, y es a partir de ese aprendizaje que se expresa la gestión del medio. Es como si el trabajo fuera guiando a la persona. Aprenden sobre la marcha y de manera informal y no de acuerdo con sistemas explícitos y claramente preestablecidos, trayendo como consecuencias que los actores editoriales cumplen adecuadamente con su trabajo pero frecuentemente se quejan y plantean sus inconformidades.
Por otra parte, la sectorialización, defendida por muchos y criticadas por otros (y me incluyo) ocasiona que se establezcan redes de interacción y de acercamiento muy fuertes que con el paso del tiempo esa interacción entre ambos se rutiniza. Es ahí donde ambas partes se sienten cómodas, y el redactor-reportero pierde esa capacidad para cuestionarse lo que proviene de la fuente. La relación puede ser tan estrecha que inclusive a algunos periodistas se les ofrecen obsequios, reciben materiales informativos previamente preparados y se les facilita la logística necesaria para hacer su trabajo. De esta manera los periodistas llegan a ocupar una posición dentro del ámbito de legitimación de las fuentes que tienen sus propias rutinas para proveer información y en ese sentido se encuentran burocratizadas, burocratizando a ambos, lo que termina por lacerar al periodismo.
¿Y si hablamos de innovación?
Las inversiones y las tecnologías que reclama el nuevo escenario exigen la creatividad y la innovación permanentes.
Los medios tienen que producir innovación, riesgo, dirigirse a nuevos actores, con otros formatos, pero lamentablemente hoy no existe ese clima de innovación. Se mantiene una misma manera de hacer por años. Las redacciones (al menos las que conozco) funcionan al más tradicional de los estilos de los años 70, con un personal básico, una rutina productiva muy imprecisa, sin tomar en consideración el nuevo escenario mediático, político, económico y tecnológico.
¿Qué cambios quisiera ver en lo editorial?
• Rutinas lógicas y bien pensadas, que logren una reducción de la improvisación y que controlen con precisión el cumplimiento de objetivos operativos.
• La revisión continua del enfoque de la gestión, del quehacer y de la relación con los públicos; así como el replanteo y mejoras continuas del propio proceso y del producto comunicativo.
• Procedimientos y modelos que, lo mismo para los periodistas que para quienes toman las decisiones estratégicas en el medio de comunicación, disminuyan el riesgo y la incertidumbre frente a las transformaciones actuales y las que están por venir.
• Ajustar las normas efectivas para los actores involucrados en la gestión editorial de un medio, a fin de redefinir las normas legales vigentes para el sector.
• Trabajar entro todos en identificar la naturaleza y dimensión de las inversiones económico-financieras y de recursos humanos que se requieren en un medio.
En definitivas, la construcción de un modelo de gestión integral para la prensa cubana, con un carácter científico.
Por último, dos cosas más: ofrecer mis disculpas por la extensión del comentario, y dar las gracias a la UPEC por promover los espacios de intercambio profesional, desde una perspectiva ética y no menos revolucionaria, militante, y comprometida.