Por Roberto Jesús Hernández Hernández
Política exterior, derechos humanos, economía, tecnología, participación ciudadana, ideología, enfoque de género… son solo algunas de las ramas que conectan con el tratamiento del tema ambiental desde el periodismo, no obstante, hoy todavía es considerado un pariente pobre, una especie de cenicienta.
Este y otros enfoques que preocupan –y ocupan- a científicos y profesionales de la palabra en todo el mundo encendió el debate durante el reciente Seminario de Comunicación y Medio Ambiente que tuvo lugar en La Habana, en el cual participamos una docena de periodistas de casi toda Cuba.
Una pocas jornadas no alcanzaron para decirlo todo, para aprenderlo todo, pero bastaron para sacudir neuronas y voluntades a favor de una práctica comunicativa muy ligada al presente del mundo en que vivimos y a su futuro, con la humanidad puesta en jaque por su propia jugada contra el planeta.
No hay fórmulas mágicas, ni guías de usuario ni algoritmos a prueba de balas para enfocar, desde el periodismo, toda la complejidad de la relación entre la gente y la naturaleza, pero está claro que cualquier esfuerzo honesto por lograrlo ha de sostenerse en la especialización, el rigor, y el compromiso ético.
Se vive en un constante “prueba y error” cuando se trata de contrarrestar esa ceguera del mundo ante problemas tan urgentes como el cambio climático, la contaminación, o el desarrollo verdaderamente sustentable, porque todo el tema anda muy entreverado con imaginarios, ideologías, valores, intereses individuales y colectivos.
De la misma forma en que no sirve de nada cantinflear sin argumentos sólidos, tampoco es efectivo golpear al lector en la cabeza con un ladrillo de información pura y dura, porque ambos caminos solo pueden conducir a la desinformación o al rechazo.
En un mundo hipertrofiado por la información es un reto llegarle al público, captar su atención, contarle las historias con verosimilitud y de forma creativa, sobre todo si se trata de algo sobre medio ambiente.
Quienes de algún modo hacemos periodismo ambiental chocamos en ocasiones con una especie de resistencia del destinatario hastiado de información sobre cambio climático y desastres naturales, que ha aprendido –por el bien de su propia cordura- a tomar distancia ante esa sobresaturación mediática con visos de alarma.
¿Qué hacer entonces? ¿Cómo logro que mi producto comunicativo sea más interesante y al mismo tiempo más creíble? ¿Se pueden comunicar los asuntos relativos al medio ambiente y sus problemas actuales sin aburrir? Como dije no hay fórmulas infalibles pero la respuesta es “si a todo, es posible”, y parte del truco es plantearse seriamente las anteriores preguntas.
La tecnología, que como un cuchillo puede servir de arma o de herramienta, en este caso ofrece infinitas posibilidades para lograr productos comunicativos más veraces y atrayentes. Bien empleadas, las tecnologías de la info-comunicaciones pueden ser de mucha ayuda para los periodistas entrenados y perseverantes.
Durante el Seminario en La Habana quedó claro que no es tarea fácil, -¿quién dijo que el periodismo era sencillo?- pero si una meta alcanzable la de posicionar mejor en la agenda mediática cubana todo lo relacionado con el medio ambiente.
Las grandes islas de basura en el océano Pacífico, los osos polares que se ahogan porque no encuentran un iceberg, la sexta extinción masiva de especies, las comunidades costeras con los días contados, las migraciones humanas a causa del mal clima…no por lejanos estos asuntos son ajenos a quienes vivimos en Cuba.
El periodismo ambiental en nuestra Isla requiere no solo superiores competencias profesionales de los periodistas, sino una mayor sensibilidad por parte de editores, directores de medios de prensa y decisores a cualquier nivel, porque no se puede pensar en esta variante del oficio como un encargo solo para héroes solitarios.
Pongámosle su zapatilla de cristal a esta cenicienta, busquemos entre todos un final más halagüeño a su historia, o al menos salvémosla de una existencia condenada a la invisibilidad o al anonimato.
(Tomado de TV Yumurí)