Sarah Huckabee Sanders, vocera de la Casa Blanca, dejará el cargo a fines del presente mes de junio, causando una baja más al equipo del presidente norteamericano Donald Trump, envuelto en un casi siempre controvertido estilo de comunicación.
El anuncio fue realizado por el propio Trump a través de Twitter, quien dijo que tras tres años y medio, la funcionaria, cuestionada a menudo por los medios de prensa norteamericanos, toma esta decisión para regresar a Arkansas, su estado natal, y dedicarse a su familia.
Trump definió a Sanders como una personal “muy especial, con talentos extraordinarios” y aseguró que hizo un trabajo “increíble” como vocera de la Casa Blanca.
La inesperada salida de Sanders se produce dos meses después de la renuncia de la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen. Ambas se sumaron a John Kelly, ex jefe de Gabinete de la Casa Blanca, quien abandonó su cargo en diciembre. Ese mismo mes, el ex secretario de Defensa, James Mattis, también anunció su renuncia tras meses de diferencias con Trump, cuya gestión criticó en su carta de despedida del Pentágono.
Sanders acompañó a Trump en su cruzada contra los medios y, desde el ámbito profesional, cosechó críticas de los periodistas acreditados en la Casa Blanca, quienes la señalaron como causante de la suspensión de la sesión informativa diaria, algo que siempre respetaron los antecesores de Trump.
En esos encuentros con la prensa, Sarah siempre se mostró con carácter imperturbable y rápidas respuestas, como si quisiera terminar lo antes posible. Desde finales de 2018 las charlas fueron más esporádicas, a tono con la decisión de Trump de priorizar la comunicación a través de su cuenta de Twitter -sin necesidad de vocero- y por medio de entrevistas en la cadena Fox News.
La última vez que Sanders realizó una rueda de prensa en la Casa Blanca fue el 11 de marzo, estableciendo el récord de 94 días de un portavoz presidencial estadounidense sin aparecer ante los periodistas.
Con información de Agencias