A Jesús Orta Ruíz o Indio Naborí, como popularmente fue conocido por los cubanos, lo conocí en mis andanzas por el periódico Granma, donde él señoreaba con numerosos artículos por las páginas ideológicas del diario, mientras no perdía oportunidad de sacarnos del sombrero una décima en lugar de una paloma.
Era agosto de 2000 y Naborí acaba de rozar una estrella, pues había sido uno de los cuatro concursantes finalistas al Premio Príncipe de Asturias de las Letras, que es uno de los galardones más prestigiosos de Europa.
Un crítico dijo una vez que Naborí en el siglo XX enriqueció la décima como ningún otro cultor del género al llenar de imágenes novedosas y revolucionar el octosílabo, “aplatanando” la estrofa de Espinel.
Por lo general llegaba a la redacción del periódico, vestido con una guayabera blanca. Su primera crónica publicada, que versaba sobre el mambí Adolfo del Castillo,-dijo a esta reportera- la escribí cuando tenía 15 años y este fue su punto de partida hacia el periodismo, y sin abandonar su principal vertiente, la décima criolla. Por ello pudo compartir el mencionado trabajo también con la décima cantada.
Su vocación siempre fueron las letras y por ello estudió periodismo, conocimiento que enriqueció en la Escuela Superior del Partido Ñico López, donde se graduó de Filosofía y Economía Política. Así, entre 1960 y 1997 tuvo la originalidad de decir las noticias en versos en la sección Al son de la historia.
Al respecto él consideraba que los orígenes del periodismo se remontan a la Edad Media, de cuando los juglares iban de pueblo en pueblo cantando noticias al son de sus instrumentos musicales, herencia de los pueblos de América Latina. Por eso -me expresó- no fue extraño que yo, repentista, poeta y periodista utilizara ese medio para llegar con más amenidad y poder nemotécnico a los obreros y campesinos.
Tal objetivo lo alcanzó en el periódico Hoy, en la sección Al son de la historia. Por entonces, debió enfrentar el rechazo de no pocos, aunque tampoco le faltaron defensores. A partir de 1957 comenzó a publicar reportajes en versos en Bohemia, y años después, concluidos los estudios en periodismo, escribió en prosa crónicas, reportajes, comentarios de artes y letras y otros géneros. En esa época tuvo maestros excelentes como Enrique de la Osa y Fulvio Fuentes.
Cuando se funda Granma pasa a trabajar en su redacción. Antes de 1959, usó varios seudónimos en sus trabajos donde defendía a la clase más desposeída del país y denunciaba al régimen tiránico existente, de ahí las firmas Jesús Ribona, Juan Criollo y Martín de la Hoz. No solía firmar como Naborí porque ya desde la adolescencia era identificado como apelativo propio.
Años antes de morir ya se encontraba ciego, pero no por ello dejó de escribir y publicó el libro Con tus ojos míos, dedicado a su amada esposa Eloína, quien con gran acopio de paciencia iba escribiendo en hojas lo que él le dictaba. En el alma de poeta las musas siempre encienden un poema, aun cuando “me jueguen al escondido”.
Jesús Orta Ruiz nació el 30 de septiembre de 1922 en Los Zapotes, antigua finca ganadera de San Miguel del Padrón, entonces barrio de Guanabacoa. Poeta, periodista e investigador de la cultura popular hispanoamericana, cuenta con una extensa obra en la que figuran diez títulos en prosa y catorce poemarios. Textos suyos han sido traducidos a distintos idiomas.
Su obra aparece en importantes antología cubanas y extranjeras. Mereció destacados premios y condecoraciones, como la Orden Félix Varela, la Medalla Alejo Carpentier, el Título Honorífico Héroes del Trabajo, el Premio Nacional de la Literatura y el Premio la Crítica Literaria, la Medalla Juan Gualberto Gómez, y el Machete de Máximo Gómez, entre otros más.