El primer rostro de un cubano en la pantalla de la televisión fue el de una mujer, el de María de los Ángeles Santana, actriz, cantante y locutora de radio. El hecho no ocurrió en Cuba, sino en Nueva York en 1946, lo cual está vinculado con el intento por el nacimiento de la televisión cubana.
Desde aquel acontecimiento, el esposo de la actriz, Julio Vega, tuvo el propósito de introducir en la Isla la televisión. Por ello regresó a La Habana y estableció contacto con la compañía Dumont. Tiempo después, adquiridos una cámara y pocos televisores, desde una agencia de automóviles en 23 y P, Vedado, los vecinos comenzaron a conocer de manera elemental lo que a partir de años más tarde se extendería a las masas. La misma señal abarcó hasta 15 millas de distancia, y en el Paseo del Prado se ubicaron varios televisores en vidrieras y lugares públicos.
Pero la fecha de inauguración real de la televisión en Cuba fue en 1950 para convertirse en el tercer país en América Latina con este trascendental invento, tras México y Brasil, debido a que Gaspar Pumarejo creó (1950) Unión Radio Televisión, Canal 4, ubicado en su hogar de Mazón número 52, esquina a San Miguel. A continuación del hecho, Abel Mestre abrió (1953) el canal 6, CMQ-TV. Más tarde se inauguraron los canales 7, 2, 11 y 12, el último en colores.
Para la fundación de la televisión en Cuba, Pumarejo y Mestre establecieron vínculos con las compañías estadounidenses RCA Victor y Dumont, productoras de aparatos de televisión, de las cámaras y otros equipos necesarios para las trasmisiones y realización de la programación.
La inauguración oficial del nuevo medio de comunicación pudo ser vista por la población a través de las vidrieras de las principales tiendas de La Habana, donde se colocaron los aparatos receptores.
El 18 de diciembre de 1950, los hermanos Mestre abrieron la CMQ Televisión, Canal 6, con una programación experimental, en el edificio de Radiocentro, 23 entre L y M. Las trasmisiones con carácter permanente las reiniciaron el 11 de marzo de 1951, en el mismo inmueble.
Desde el comienzo, entre ambas telemisoras se desató una gran competencia, lo que llevó a la crisis a Pumarejo. De ahí que Goar Mestre llegó a tener bajo su control los dos poderosos negocios.
Mientras tanto, las familias que tenían buena posición económica adquirieron los entonces escaso y costosos telerreceptores RCA, Dumont, Hallicrafters y otras marcas. Pronto de La Habana la televisión pasó a varias provincias: Matanzas, Santa Clara, Camagüey y Santiago de Cuba, mediante el kinescopio, que no era otra cosa que copias en cintas cinematográficas de las imágenes aparecidas en la pantalla del televisor de las trasmisiones hechas en la capital.
En 1952 de nueve ciudades latinoamericanas con televisión, cinco eran cubanas. Ya en 1958 existían unos 19 canales activos en nuestra isla, en manos de CMQ y Telemundo. Las jugosas ganancias incrementaron los bolsillos de los magnates Goar Mestre, Humara y Lastra y Montaner. Un año antes, por iniciativa e Gaspar Pumarejo se inició la televisión en colores de manera experimental.
El primer noticiero de televisión con imágenes y sonido, marcado por la publicidad, se llamó Teleperiódico, de Unión Radio y TV. Un noticiero estelar fue patrocinado por una marca de cerveza, en cuya trasmisión el locutor debía en varias ocasiones y tras la lectura de noticias, tomar la botella, llenar una copa, beber de ella y decir: “La que más gusta. Ni amarga ni dulce. En su punto. La gran cerveza de Cuba.”
Las noticias se daban de manera sensacionalista.. El 7 de enero de 1951, CMQ inauguró el espacio informativo con mayor recepción: Ante la Prensa, donde comparecían políticos a quienes un panel les hacía preguntas incisivas, los primeros entrevistados fueron Aureliano Sánchez Arango y Eduardo. R. Chibás; el moderador y conductor era Jorge Mañach.
En los programas humorísticos y musicales con frecuencia eran presentados artistas de gran renombre del ámbito latinoamericano, como María Félix y Mario Moreno (Cantinflas). Del patio un nutrido grupo de actores y actrices destacados en nuestra radio pasaron a figuras estelares de la pantalla chica. Y en la historia del decenio del 50 quedan evocadas dos novelas, una, Senderos de Amor, por ser la primera llevada a este medio y la otra, Historia de tres Hermanas, por alcanzar una gran teleaudiencia y mayor duración.
Asimismo, se recuerda que Maritza Rosales y Alejandro Lugo actuaron el en el primer programa dramatizado para la TV, escrito por Marcos Behmaras. Por otro lado encontramos que el primer survey televisivo se realizó en Cuba en 1952, el cual colocó en el primer peldaño de la programación musical más gustada al entonces denominado Cabaret Regalías de CMQ.
Después de 1959 la televisión cubana comenzó una etapa de transición hasta 1962, caracterizada por el paso de propiedad privada a propiedad estatal. Al igual que lo sucedido en periódicos y revistas, los dueños y directores de la radio y la televisión abandonaron el país o se “asilaron” en embajadas. Por ello, en tales casos se dispuso la intervención por el Gobierno Revolucionario, así ocurrió entre otros con CMQ
Al triunfo de la Revolución, la televisión cubría sólo el 50 por ciento del territorio nacional y al iniciarse la década de 1990 casi lo cubría por completo, con más de dos millones de telerreceptores instalados, tanto en las ciudades como en zonas del campo. Las trasmisiones en colores se reanudaron definitivamente en 1975 para lograr una incidencia en la programación del 97 por ciento.
En la actualidad la televisión en Cuba tiene no sólo el propósito de entretener, sino de llevar a cabo la noble misión de contribuir al desarrollo de una programación con relevancia en la cultura, la política, la economía y lo social, ajenos a la manipulación y otros males que permearon en el pasado, además de incluir el conocimiento sobre temas diversos, tanto del panorama nacional como internacional.