Euda puso en mis manos su primer libro, Tesoros, recetas con historia. No hay regalo más conmovedor que un libro. Recorrí sus párrafos y sus asombros, la imaginé. Me llevó por los sabores inusitados de la cultura guatemalteca, por los saberes de la cultura ancestral centroamericana. Cada letra deja la huella de sus finas maneras, del amor profundo a su tierra.
Euda Lisseth Morales Ruiz es una colega guatemalteca. Licenciada en Periodismo, chef educadora profesional, bloguera, así como una reconocida columnista y conferencista. En el 2005, el Ministerio de Turismo de Ecuador le concedió la Orden Manuela Sanz por sus aportes a la Gastronomía Latinoamericana; un año después, el Ministerio de Cultura de su país, le otorgó el “Reconocimiento como Embajadora de la Cultura Culinaria Guatemalteca”.
Ella ha recorrido mundo, pero su estatura humana sigue incólume. Me ha confesado, incluso, que uno de sus platillos favoritos es el de frijoles con calabaza. Fue mi compañera hace dos años durante el curso Medios para comunicar el patrimonio. Ahora vuelve a la Habana para participar en el posgrado internacional Periodismo Gastronómico, Nutricional y Enológico, convocado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí.
“La primera vez que vine fue en 2012, a un congreso de la Federación de Asociaciones Culinarias de la República de Cuba. Siempre me he sentido muy bien aquí y cada vez que se da la oportunidad regreso muy contenta. Ahora espero actualizarme en el campo del periodismo gastronómico. Tengo muchas expectativas, porque cada vez hay más interés en la gastronomía a nivel mundial.
“En el curso que compartimos, aprendí muchísimo acerca del patrimonio y en especial cómo comunicarlo. Es excelente poder contar con otras herramientas que he podido aplicar en mi trabajo. Siempre me llevo la calidez de los cubanos, experiencias inolvidables y un aprendizaje de nivel”.
¿Cuáles recuerdos de tu niñez, de tus padres y abuelos, de tu entorno geográfico y cultural, se mantienen vivos hoy y alientan el camino de tu profesión?
“Guardo los mejores recuerdos de mis padres, en especial de mi papá porque fui ‘sus dos ojos’ e inmensamente consentida, pero él siempre fue muy firme. Me guió para que diera lo mejor de mí y me alentaba a que escribiera. Recuerdo a mi bisabuela paterna cocinando para agradarnos con sus exquisitos manjares… aunque nunca me dejó entrar a su cocina y tampoco me compartió sus recetas. Entonces, desde niña tengo el gusto por el buen comer y la curiosidad por la cocina”.
¿Cuánto puede aportar Guatemala al mundo, respecto a tradiciones, especialmente las culinarias?
“Guatemala tiene mucho que ofrecer al mundo, por medio de sus tradiciones. Es un país rico culturalmente porque es multiétnico y pluricultural, por ello existen varias creencias y costumbres las cuales influyen en la forma de pensar y actuar en los diferentes ámbitos de la vida del guatemalteco. Muchos de los platillos tradicionales giran alrededor de una festividad en particular. En algunos casos, se confeccionan una vez al año, lo que los hace muy esperados, y llevan una serie de preparaciones para la ocasión”.
¿Si tuvieras que agasajar a un visitante que toque tierra guatemalteca, que le propondrías?
“Guatemala ofrece una gama de platillos llenos de colorido y presentaciones como lo es mi país. Desde chica viajé y viví fuera de mi país, empecé a cocinar y a escribir acerca del patrimonio gastronómico guatemalteco para mostrarlo al mundo… A un visitante, le regalaría un recado, por supuesto, por ser un exponente de la gastronomía guatemalteca y le daría a conocer los secretos que lo hace inigualable en el mundo culinario.
“Como recados se conoce a las comidas servidas con abundantes salsas en Guatemala. Son platillos representativos por sus sabores y forma de presentarlos, pero especialmente por sus métodos de preparación, en los que se asan los ingredientes, luego son molidos y agregados a los caldos donde se han cocinado las carnes y verduras. Estas recetas han sido celosamente resguardadas con el correr de los años y transmitidas de generación en generación”.
¿Y qué tiene que ver el mundo culinario con el mundo del periodismo… dónde hallar los vasos comunicantes? ¿Cómo llevas a cabo esa mixtura en tu vida?
“Tiene mucho que ver porque el periodismo es amplio, lo abarca todo… y la gastronomía es fundamental en cualquier país, pues muestra la esencia de sus habitantes. Se es lo que se come. He investigado por años las raíces culinarias guatemaltecas y otros temas relacionados a la gastronomía. Por consiguiente, cuento con información y es justo en este punto que mi profesión como periodista me permite comunicarla”.
Experiencias y anécdotas relacionadas con la cocina, con las letras…
“Una de las mayores experiencias ha sido viajar a China al Certamen Gourmand a nivel mundial, de libros de cocina y bebidas, donde mis dos libros: Tesoros, recetas con historia y el segundo, Más que un tesoro, recetas guatemaltecas con historia, han sido premiados con un primer y tercer lugares. Ha sido muy emocionante y fascinante, pero principalmente por poder mostrar al mundo la gastronomía de mi país, poco conocida a nivel mundial”.
¿Algun título más en preparación? ¿Un adelanto del futuro inmediato?
“Sí, estoy escribiendo mi tercer libro. Por supuesto que es gastronómico, pero me reservo la temática… Espero publicarlo en el primer semestre del 2019. Te cuento que estaré a finales de enero en la Feria Internacional del Libro en Calcuta, India. El país de honor es Guatemala. Yo estaré en la inauguración junto al embajador de Guatemala, presentaré mi libro y lo mejor de todo… ¡mi libro será publicado en idioma bengalí!”.
Cuando converso con Euda se me va el tiempo… y de pronto pienso en el patriota cubano José Joaquín Palma, quien fuera autor del primer himno nacional de Guatemala. Pienso en José Martí, en María García Granados (la niña de Guatemala) y en aquello que escribiera sobre el quetzal, el ave de su escudo, “el pájaro hermoso de Guatemala (…) que se muere de dolor cuando cae cautivo, o cuando se le rompe o lastima la pluma de la cola”. Y la abrazo.