Sabemos que fue un deseo expresado por nuestro querido Fidel que su imagen y su nombre no se utilizaran para engalanar plazas, parques, calles… Esa decisión del líder de la Revolución se debe a su extraordinaria modestia y su rechazo a toda manifestación de culto. Sencilla fue la ceremonia, tras las multitudinarias demostraciones de duelo popular, y sencilla, con la sencillez de la grandeza, es la piedra que atesora sus restos mortales.
Como expresó su hermano y compañero de luchas, el entonces presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, en esa triste ocasión:
Fiel a la ética martiana de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, el líder de la Revolución rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida, insistiendo en que, una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni erigidos en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo.[1]
A pesar de ello, el amor de su pueblo es tan grande que artistas de la plástica, compositores, poetas y escritores continúan representándolo en disímiles formas.
No obstante, este trabajo no es para hacer referencia al presente, sino al pasado. En vida de Fidel, su imagen fue tallada en piedra en varios monumentos. Tres de ellos pertenecen al consagrado escultor José Ramón de Lázaro Bencomo, Delarra (San Antonio de los Baños, 1938-La Habana, 26 de agosto del 2003), creador de innumerables obras, entre las que sobresalen la cabeza monumental de Engels, en Pinar del Río; la figura ecuestre del Generalísimo Máximo Gómez, en Camagüey; los monumentos al descarrilamiento del tren blindado, en Santa Clara, y a las víctimas del holocausto atómico, en Nagasaki, Japón; las Plazas de la Revolución de Bayamo y Holguín, y el complejo escultórico en la Plaza de la Revolución Ernesto Che Guevara, en Santa Clara, entre otros. Precisamente en estas tres plazas aparece la figura de Fidel tallada en piedra.
En la Plaza de la Revolución Mayor General Calixto García Íñiguez, en su Holguín natal —Birán está enclavado en esta provincia—, en el friso central, dividido en dos por una estrella, aparecen talladas toda una serie de figuras que marcan el devenir histórico del pueblo cubano. En el lado izquierdo, entre otros, aparecen Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Frank País, José Martí y Fidel Castro.
Las tallas a relieve y a cuerpo completo, de Martí y de Fidel pueden verse en la Plaza de la Patria, en Bayamo, también a la izquierda y muy cerquita de la llama que corona el conjunto y simboliza la ciudad antorcha —en alusión a la quema de Bayamo por sus propios habitantes—. Debajo hay una frase del Comandante en Jefe: “… nos encontramos en una tierra llena de historia. ¿Cómo podría escribirse la historia de Cuba sin la historia de Granma?”[2]
Por último, en el Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara, en Santa Clara, en el friso principal, entre otras representaciones del Che y algunos de sus allegados compañeros, pueden verse inclinadas sobre el terreno las imágenes de Fidel y Guevara, en alusión al momento en que el Comandante en Jefe le asignaba la misión de llevar a cabo la invasión. Debajo se explica: “Se asigna al comandante Ernesto Guevara la misión de conducir desde la Sierra Maestra hasta la provincia de Las Villas una columna rebelde”.
Sin embargo, no fue Delarra el único escultor que perpetuó en piedra la imagen de Fidel. Los escultores Reynaldo Miranda, que modeló la figura de Agramonte, y Herminio Escalona representaron en la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte, Camagüey, la figura de Fidel durante su entrada a la provincia, el 4 de enero de 1959, y en la inauguración de la plaza, durante la conmemoración del 36 aniversario del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1989.
Sin pretender agotar el tema, lo cierto es que Fidel está indisolublemente ligado a la historia patria, es parte integral de ella, como la savia es inherente a las plantas. Está y estará siempre presente en la obra de nuestros artistas y en el corazón de su pueblo,
[1] Raúl Castro: “Discurso en homenaje póstumo al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz”, Plaza Mayor General Antonio Maceo Grajales, Santiago de Cuba, 3 de diciembre del 2016, en Discursos, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, la Habana, en edición, p. 921.
[2] Fidel Castro: Discurso pronunciado por el 29 aniversario del ataque al cuartel Moncada”, Bayamo, 26 de julio de 1984, en http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/