Unas horas con los colegas de Radio Maisí, La voz del sol, te deja el sentimiento de que, junto con el amanecer, a nuestra Cuba le nacen también aquí sus más hermosos resplandores de humanidad, humildad y talento.
Esta emisora sorprende por la juventud y creatividad de su colectivo y el respeto de estos por los mayores. También por la belleza y funcionalidad de la institución, donde ellos defienden con orgullo que está ocurriendo la primera experiencia nacional de trabajo mixto entre radio y TV.
No menos singulares son varios de sus programas, como Al límite, que siempre lleva un tema polémico a debate, Verano en casa, que se trasmite desde la vivienda de una familia peculiar de estas serranías, o Con el punto en la mano, que condensa en minutos de gracejo guajiro y décimas los tropiezos cotidianos de los pobladores. Aquí también la mayoría de sus periodistas se formaron en cursos de reorientación.
Es grande la deuda de la Universidad con estas regiones, lo que nos obliga a pensar en cómo saldarla, dejando atrás visiones demasiado centristas y hasta elitistas, como las califican muchos acá.
La desprofesionalización señala igualmente la necesidad de cambiar las concepciones de la superación y hasta los muy bajos presupuestos institucionales dedicados a esta. Merece admiración que con los problemas materiales, que se repiten como una constante, conquisten la simpatía de sus audiencias.
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