Acostumbrados a reportar para nuestros medios las deliberaciones y conclusiones de los congresos de otros sectores, nos llegó ahora el turno a los periodistas.
En esta décima edición se dará continuidad a debates comenzados y fortalecidos en las delegaciones de base de todo el país y las agrupaciones ramales, es decir, radio, TV, prensa escrita y otras.
No todo ha transitado por una carretera sin baches y quizá, para estar acorde con las vías nuestras, los baches han superado las posibilidades de alguna que otra respuesta con la inmediatez que se requiere o la que luego exigimos.
Pero predomina la confianza. El ambiente es positivo. Los profesionales de la prensa han sabido interiorizar cada dificultad, cada demora en la respuesta de una fuente, o cada embrollo burocrático de esos que perduran como la yerba mala.
Sin embargo, una especie de suerte nos acompaña como comunicadores, y es la posibilidad que se nos da para adentrarnos en los problemas del sector que atendemos, opinar, criticar, sugerir soluciones…
En el Congreso se entregará a cada colega un libro que bien nos puede servir de cabecera en nuestra labor y que también debe ser material de consulta obligada para funcionarios vinculados con la prensa y para quienes, como fuentes de información, tienen el deber de compartirlas.
Se trata de ¿Qué periodismo queremos?, una recopilación de distintos materiales escritos por quien es un paradigma para el periodismo cubano de nuestros tiempos, Julio García Luis, fallecido cuando aún tenía mucho que enseñar en este sector y en otros.
El texto, con la selección de la colega Rosa Miriam Elizalde, tiene conceptos de Julito –como le decíamos muchos de sus compañeros– como la definición del periodismo, «no como un circo para exhibirse, ni un tribunal para juzgar, ni un solar, ni un puesto para ineptos y vacilantes, sino, un instrumento de información, una herramienta para pensar, crear, para ayudar al ser humano en su eterno combate por una vida más digna y menos injusta».
Esa sola reflexión amerita nuestro análisis, porque tenemos mucho que ver los periodistas con lo que señala García Luis en cuanto a que «…uno de los papeles más importantes que nuestra prensa puede cumplir hoy es promover la reflexión, incitar el análisis de la población, de los trabajadores, ayudar a resolver los problemas concretos que tenemos».
Se ha avanzado y, en mi opinión, hoy son menos los casos de trabajos apologéticos donde se «informa» sobre una realidad sin matices, muchas veces apartada de lo cotidiano.
La pauta del periodismo que queremos está trazada desde hace muchas décadas. Fidel, quien nos acompañó siempre en congresos, plenos y otros debates, nos calificó como la artillería de la Revolución y nos llamó a no cejar esfuerzos para superarnos cada día, vincularnos a la realidad de nuestro pueblo, y tener la ética como bandera imprescindible para ejercer nuestro trabajo.
En esta oportunidad, nuestro X Congreso no cuenta con la presencia física de Fidel, pero junto a nosotros están y estarán siempre los continuadores de la obra del Comandante en Jefe.
Cuando, una vez concluidos los debates del cónclave, regresemos a nuestros medios, seguro que aún tendremos insatisfacciones de acuerdo a la perspectiva de cada cual. Pero lo más importante es que esta tropa comprometida continuará cumpliendo con el legado que nos dejó Fidel en su Concepto de Revolución.
Si lo hacemos cada día y en cada uno de nuestros reportes periodísticos, entonces podremos estar más satisfechos con los debates y las conclusiones de nuestro X Congreso.
(Tomado de Granma)