En el II Festival Nacional de la Prensa Escrita, a fines del 2000, quedó esclarecido que entre las debilidades de nuestro periodismo- no eran ni son pocas-están la falta de creatividad e imaginación. Esos males subsisten por flaquezas en la preparación, pocas lecturas, acomodamiento y preferir en demasía el sendero conservador.
Si voy a lo deportivo, cuando Ana Fidelia ocupó planos cimeros después de la resurrección, los enviados especiales no pudieron rasgar con potencia la cáscara de la noticia. En su reaparición en los Centroamericanos y del Caribe, nos quedamos esperando que viniera desde los XVI Juegos Ponce 1993 algo más humano, una buena crónica, sobre todo para los periódicos. Y la televisión mostraba cómo nuestra muchacha, aunque quedó en segundo puesto, era asediada por los prensa mucho más que la vencedora, Cecilia Vriesde, de Surinam, y recibía los mayores aplausos desde las tribunas.
Por desgracia no es el único sector donde ocurre. Desde diversas trincheras, quienes “las cubren” aburren amarrados al desafino de estadísticas mal usadas, comparaciones cogidas por los pelos, frases sin fuerza ni belleza, con tanto de teque, muela, descarga que hacen huir al lector más rápido que el diablo ante la cruz, según frase de mis abuelas.
La ética sin estética no convence ni forja en cualquier ámbito de la existencia ni vence al tanto daño que suele lograr lo inmoral, lo injusto, si se desliza por una sabrosa vía. La verdad no se abre camino por sí sola en una publicación, una polémica, un juicio, en el consejo a un hijo. Sin hermosura ni argumentos sólidos usted lleva la de perder pese a tener la razón. Hay que convencer.
Jose Martí ha escrito con profundidad sobre estos temas. En el primer número de Patria expresa: “La verdad llega más pronto a donde va cuando se la dice bellamente, y no se ha de encoger ni de reservar la verdad útil”, y mucho antes dijo: “Con la imaginación se ven cosas que no se ven con los ojos”. Sin embargo, no siempre se le ha comprendido. Entender quiere decir realizar y no limitarse a la afirmación o el elogio.
El Apóstol juntaba con eficacia la objetividad con una subjetividad cimera para desbrozar caminos hacia la vida: razón e imaginación en matrimonio logrado. No estuvo en Vietnam y su crónica sobre este país, aparecida en el número de octubre de la revista forjada por él para los infantes en 1889, enlaza profundidad y hermosura y está llena de solidaridad por el combate indispensable. No fue testigo del terremoto de Charleston y con su prosa, creación en la cúspide a partir de informaciones y reportajes de otros periodistas, consiguió páginas difíciles de superar en lindeza, emoción y humanismo.
Ha llevado su pensar sobre este punto a la práctica periodística:”Preservad la imaginación, hermana del corazón, fuente amplia y dichosa. Los pueblos que perduran en la historia son los pueblos imaginativos…La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
No trato aquí la imaginación por la imaginación, sin que ello sea pecado. En este caso es el manejo de la fantasía, de los sueños, para hacernos más comprensibles la propia existencia, para reflejar e interpretarla con vigor superior y conducirla hacia los demás con paso elegante y creíble.
A veces se ha temido- y hasta excomulgado- el uso de la imaginación y de recursos literarios en el periodismo. Hay quien ha llegado a plantear: ¿por qué enredar las cosas?, lanzando incluso a la orilla la urgencia cotidiana de la atracción y confundiendo su incapacidad, de alma y de cerebro, con el nivel del pueblo, cada vez más adelantado y al que jamás hay que bajar: debe ascendérsele y con el ascender.
El encuentro entre Martí y Marx, debido al ingenio de Félix Guerra y Froilán Escobar en su libro testimonial sobre los Cinco Picos, fue criticado por algunos que veían falta de respeto en esa creación. Los antimaginativos y antiliterarios, atados a la gacetilla, se hubieran opuesto a publicar las remembranzas de Pablo de la Torriente Brau de unos Juegos Olímpicos que no se habían realizado, ni su fecundo ensueño al reportar mejor que los demás, en forma y contenido, los II Centroamericanos La Habana 1930.Y estarían en desacuerdo con muchos escritos del Héroe Nacional: “Si no visitó a Vietnam, si no vivió el terremoto, ¿cómo esas líneas van a ver la luz?”, barbarizarían…
¿Esos anti… comprenderían la historia siguiente? Cansancio terrible. Somos los Cagatrillos. Vencimos el Turquino por quinta vez. Somos de la Asociación de Jóvenes Rebeldes. La fatiga no pudo noquearnos. Nuestras filas: niños, adolescentes y jóvenes que dan brillo a los zapatos por algunas monedas, vendedores de periódicos, voceadores de cualquier cosa para ir tirando…No teníamos porvenir. Ahora es de color verde olivo. Y con esta subida nos lo ganamos. Estudio, becas, vaya usted a saber.
El hombre que ha dirigido y dirige lo que ha hecho posible todo esto se acerca. “¡Fidel, Fidel, Fidel…! El Comandante nos felicita y dice que entre nosotros hay futuros médicos, maestros, ingenieros, escritores, cosmonautas…Creo que apretó: entre nosotros los ripiera, ¡hasta cosmonautas ¡ Pero si él lo dice…Vamos a ver, son sueños bonitos, ojalá se den. Aquel mulatico cinco picos que limpiaba botas en Guantánamo, piensa igualito que yo. Se lo leo en la mirada. Se llama…a ver, me lo dijo el otro día, sí, Arnaldo Tamayo Méndez…