El 11 de marzo de 1949 un grupo de marines de la Armada norteamericana culminó una jornada de asueto en el puerto de La Habana en el Parque Central. Borrachos, dos de ellos treparon a la estatua de José Martí, uno orinó en lo alto; abajo sus compinches aplaudieron. Jóvenes estudiantes y ciudadanos que transitaban por el lugar hirvieron de indignación y repudiaron la afrenta. Uno de los más grandes rumberos de la época, Gonzalo Asencio, Tío Tom, compuso la célebre pieza Dónde están los cubanos.
Entonces y ahora más que nunca, Martí es un símbolo de la Patria. Su pensamiento, ejemplo y acción constituyen uno de los núcleos esenciales de los fundamentos de la nación, sin que por ello deje de ser necesario revelar su escala humana; al contrario, en la medida que nos acompañe en su real estatura, en sus angustias y conflictos, que los tuvo y mucho costó sobrepasarlos, nos será más próximo y entrañable.
Desde el arte se ha contribuido a que ese Martí no sea sacralizado ni encerrado en fórmulas maniqueas. Ahí están las obras de destacados pintores, y recordemos en el cine los filmes Páginas del diario de José Martí, de José Massip, y Martí, el ojo del canario, de Fernando Pérez. La imagen de Martí no solo admite, sino se enriquece a partir de recreaciones artísticas auténticas, algunas de ellas hasta cierto punto transgresoras, no siempre bien comprendidas, pero, insisto, auténticas. Sin riesgos, sin anticipaciones, sin contradicciones, sin cuestionamientos, no existe la creación verdadera.
Pero injuriar a Martí resulta inadmisible. Ofenderlo en obra y palabra es insulto sentido por la inmensa mayoría de los cubanos. Una película cubana, inscrita por sus realizadores en la 17 Muestra Joven Icaic, a celebrarse del 3 al 8 de abril próximo, fue retirada por estos al conocer la decisión del organismo patrocinador del evento de no incluirla en la programación, debido a que en una secuencia se profieren palabras que laceran la dignidad y la integridad ética del prócer.
El Icaic explicó su postura en una declaración que en una de sus partes dice:
«Después de cerrada la selección de obras para la Muestra Joven 2018, su equipo coordinador presentó a la Presidencia del Icaic la solicitud de exhibir fuera de concurso el largometraje Quiero hacer una película como obra en proceso.
«En el filme, un personaje se expresa de forma inaceptable sobre José Martí. Un insulto a Martí, sea el que sea y en el contexto que sea, es un asunto que no solo concierne al Icaic, sino a toda nuestra sociedad y a todos lo que en el mundo comparten sus valores. No es algo que pueda admitirse simplemente como expresión de la libertad de creación.
«Como parte de nuestra política cultural y de nuestro compromiso con la sociedad, el Icaic rechaza cualquier expresión de irrespeto a los símbolos patrios y a las principales figuras de nuestra historia.
«Aun así, la Presidencia del Icaic ofreció el visionaje y análisis de la obra con sus creadores para confrontar nuestros puntos de vista.
«Sin esperar a este debate conjunto, el filme fue retirado de la Muestra por sus creadores, al tiempo que aparecen comentarios en las redes con críticas al Icaic, desde los medios y las personas que solo se ocupan de nosotros cuando algo les sirve para atacar la institución. El mismo equipo coordinador de la Muestra, de manera poco ética, hace público su desacuerdo con la Presidencia del Icaic por vía directa en las redes sociales».
Tanto los realizadores del filme como los organizadores a los cuales el Icaic confió la coordinación de la Muestra apelan a una palabra que espanta: censura. El Icaic apela a una palabra que para algunos no está de moda: responsabilidad. Cuando en verdad, no hay libertad sin responsabilidad.
A la institución le asiste el derecho de pronunciarse y eso hizo el Icaic. También el deber de propiciar el intercambio abierto, transparente y sincero con los creadores, por muy difícil y problemático que sea, así como estimular y promover formas de producción que se avienen a las nuevas realidades, como el micromecenazgo que abrió cauce a la realización de la película, y las potencialidades de los novedosos, entre nosotros, agrupamientos creativos que mucho han aportado y pueden aportar más en lo adelante. Unos y otros deben encontrar caminos para el entendimiento y el razonamiento.
En su declaración, el organismo concluye: «Ante esta situación, el Icaic ratifica que junto a la defensa de la libertad de creación artística, continuaremos defendiendo el derecho de la institución a adoptar sus propias decisiones, en el marco del diálogo y del respeto mutuo entre los creadores y la institución».
Fuente: Periódico Granma