La laureada periodista matancera Maritza Tejera García fue galardonada con el Premio Provincial de Periodismo Bonifacio Byrne, A la obra de la vida, en el año actual, según el fallo del Jurado integrado por cinco periodistas de larga trayectoria, que evaluó los expedientes de colegas, propuestos en sus respectivas delegaciones de base de la filial matancera de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
El fallo unánime del jurado, formado por Aurora López Herrera, José Miguel Solís, Ventura de Jesús García, Manuel Hernández Valdés y Roberto Pérez Betancourt, destacó los valores profesionales de Maritza en la sostenida y prolífera labor periodística en diversas ramas en las que ha obtenido numerosos premios nacionales y provinciales en certámenes diversos, donde se ha reconocido la calidad de su obra.
La compañera Maritza, licenciada en periodismo, es ejemplo de superación profesional. Ha asimilado las nuevas tecnologías de la información y actualmente se desempeña exitosamente como editora del sitio web de Radio 26, actividad en la que igualmente ha recibido galardones. También destaca por su trabajo como integrante del Ejecutivo provincial de la UPEC, al cual acaba de ser ratificada por la Asamblea provincial de periodistas.
Este año el jurado también conoció los expedientes de los candidatos Efraín Rodríguez Salas, de Radio Llanura de Colón, y Ana Valdés Portillo, de TV Yumurí, ambos de excelente desempeño profesional.
La entrega oficial del Premio Bonifacio Byrne ocurrió este jueves 15 de marzo en el acto provincial en celebración del Día de la Prensa Cubana, donde también la propia Maritza Tejera y la joven Jessica Mesa Duarte recibieron el Premio al Mérito Periodístico que otorga la dirección nacional del Instituto Cubano de Radio y Televisión.
Roberto Pérez Betancourt / Cubaperiodistas
A MARI, PORQUE ESPANTADA DE TODO, ME REFUGIO EN TI
Si también alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que sí. Que se parecen a las tuyas y las tuyas a las de Celestino y las de Celestino a las de otro antes…
Tal vez debería referirme a tus primeros trabajos en el periódico Girón, pero apuesto a que guardas con celo los recortes, a tus historias sobre coberturas en el sector de la salud, en la página de cultura, o a las noches en que Frank David se durmió en un palco del Teatro Sauto y tu abuela queriendo hablar con el encargado para saber por qué trabajabas tanto.
No conocí a esa Maritza, de haber compartido generación con certeza hubiese querido ser tu amiga. Cuando llegué a Radio 26, entrabas en los sesenta y para ese entonces ya no eras esa muchacha delgada, sino un ‘sorromoyo’, como tú dices; sin embargo, todavía conservabas intacto el mismo deseo febril de cambiar las cosas, de disentir, de pedir la palabra y defenderla. Dulce, pero indócil.
Yo era una recién graduada que apenas sabía trotar en el teclado, con las palabras en latas de almíbar, con frasecitas hechas e incorrectas de ‘presentes en el acto’, con el salero de las comas y el cuño de las comillas regadas por el texto; en gran medida, mis primeras líneas realmente son tuyas.
Cincel por aquí, punto por allá, cambia este final porque no cae el ancla y los párrafos terminan de nacer en tus manos. Seguramente a estos que escribo para ti, le encontrarás el error más tarde, siempre se escapa y además, nunca he dejado de aprender contigo.
Tuve la suerte de arrimarme al árbol con una de las mejores sombras para cobijarse y en varios momentos, me salvó la campana. Mari es una piedra en el zapato de algunos, pero una piedra que no deja caminar solo a lo que no puede permitírsele que avance.
Pudo quedarse como una tecla trabada en la máquina de escribir, sin embargo, es editora y jefa de la página web de Radio 26, se empecina en saber, vuelve loco a Fidelito o viceversa y sigue escribiendo, no como antes, mejor.
Aunque diametralmente lejanas en el contexto, sabes que compartimos la pasión, la resolución para tomar partido siempre y la distancia de lo tibio, por eso de que “no hay mayor tormento que escribir contra el alma o sin ella”, según Martí o por aquello que escribió Albert Camus: “la virtud del hombre consiste en mantenerse enfrente de lo que niega”.
Ojalá sepan aprovecharte los nuevos y los que están, ojalá nadie tuviese la vanidad de creer que su trabajo no necesita un vistazo tuyo, ojalá otros aprendices te toquen la puerta porque le haces mucho bien al Periodismo matancero.
Sabes que hablo desde la gratitud, la de aquellos que te conocen y te aprecian, y por los que te tienen, pero sobre todo hablo por dos de tus últimas discípulas, ya ves, tan inconformes como tú. Gracias por cada Backspace sobre mis documentos Word, por las correcciones en la palabra y en los actos. Gracias, porque yo también espantada de todo, me he refugiado en ti.
Dunielis Díaz Hernández / Cubaperiodistas