Para elevar en La Habana Vieja la percepción de riesgos, representantes de diferentes organismos, instituciones y otros actores sociales del capitalino municipio definieron cuánto más y cómo trabajarán en lo adelante, en aras de impulsar la Tarea Vida, rectorada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente -Citma-, de Cuba.
Convocados por el Grupo de Trabajo Estatal Bahía de La Habana (GTE-BH),sesionó un encuentro para fijar nuevas estrategias tendentes a concretar allí la preparación y participación ciudadana en los temas vinculados al cambio climático, y fomentar una cultura por el ahorro de agua.
La directora de Educación Ambiental y Trabajo Comunitario en el Grupo, Johanna Socarrás Estable, comentó a la prensa que asumen esta labor sustentados en toda la experiencia acumulada que poseen dentro de la comunidad y en procesos de participación comunitaria.
La bahía habanera es una de las zonas priorizadas dentro de la Tarea Vida, por lo cual se han enfocado a trabajar directamente con las poblaciones asentadas en la cuenca hidrográfica tributaria –son diez en total-, fundamentalmente con las costeras, consideradas las más vulnerables, dígase Regla, La Habana del Este, Centro Habana y La Habana Vieja, aunque llegarán a todas.
¿Por qué iniciar la labor en La Habana Vieja?
-Primero por ser un municipio costero y donde la población se identifica más con la bahía; también por contar allí con grupos gestores comunitarios ambientales ya formados, con una trayectoria junto a nosotros, por ejemplo, los de los respectivos consejos populares San Isidro y Jesús María, escogidos como iniciadores del proyecto.
“Sus gestores servirán de apoyo a la capacitación y multiplicación del conocimiento, que a su vez tendrá el acompañamiento de una campaña de divulgación”, dijo Socarrás, tras comentar los pasos en favor de formular un plan interinstitucional, que permitirá evaluar cuál es la percepción de riesgo de esa población en relación con el cambio climático, y proyectar acciones de corte educativo y de preparación.
“Junto a las autoridades locales desplegaremos la capacitación, concebida mediante talleres, barrio debates y otras alternativas, que garanticen personalizar más la información a cada habitante.
“El proceso debe concluir con un nuevo estudio a esa misma población de La Habana Vieja, en aras de evaluar el impacto de las acciones emprendidas”, puntualizó la directiva.
Más adelante reconoció que se trata de un trabajo bastante ambicioso, precisado del acompañamiento, articulación e interacción efectiva de las autoridades locales y de muchas instituciones, las cuales ya han ratificado su disposición a colaborar.
“No somos solo el Citma y nuestro grupo los promotores de este tipo de actividad, sino que ya numero importante de instituciones y actores sociales han acudido al llamado”.
La Habana Vieja es un territorio densamente poblado, con sus características muy particulares, donde hoy todavía no se hallan resueltas sus problemáticas más cercanas, como pueden ser la del agua, la de la recogida de los desechos sólidos y otras realidades, por ello el Grupo de la Bahía concede prioridad a que sus residentes posean, de la manera más clara y precisa, información sobre qué es el cambio climático y que no está exenta de sufrir sus impactos.
Al decir de Socarrás, “ya los han estado percibiendo sin embargo no los relacionan con ese fenómeno. Lo sucedido recientemente con el huracán Irma demostró la falta de percepción de riesgo; por ello este programa viene justamente a tratar de que la población entienda, conozca y también participe de forma disciplinada en cada una de las acciones establecidas en el plan de reducción de desastres del municipio.
“Trabajaremos de forma diferenciada con los diversos grupos poblacionales y las demandas que cada uno pueda tener. Un ejemplo: si yo vivo en esta casa qué me puede pasar ante el paso de un huracán u otro evento meteorológico extremo y qué debo hacer, de ahí el imperativo de personalizar la información hasta el más mínimo detalle”, concluyó.
Lissette Martín / Tribuna de La Habana
