Supe de Dayron por su radio documental La caldosa: ingenio, música y sabor que estaba en competencia en la edición 27 del Taller y Concurso de la Radio Joven Antonio Lloga in memoriam. Luego, quiso la casualidad que fuera uno de los primeros participantes que me presentaran. Eran dos doctores, médicos, ahora ejercen en la radio. Dejaban la medicina para entrar al sonido radial.
Dayron parecía tímido. Llegaba de Las Tunas, de la emisora provincial Radio Victoria. Luego lo vi en los debates, bien activo, pensando el medio, integrándose con los compañeros de la competencia. Después volvimos a acercarnos porque fuimos a la sede de Claustrofobias y me habló del Encuentro Ultrasonido que organizan en Las Tunas, hablamos de un programa de esta provincia con el cual crecimos ambos: Mañanitas infantiles.
Pero lo que más me llamó su atención fue su sencillez, el talento, y la sonrisa que mantiene siempre.
Después fue una sorpresa, arrasaba con varios premios el día de las premiaciones.
¿Cómo Dayron conoció la radio?
¿Quieres que te diga la verdad? En mi casa siempre se ha escuchado radio y yo de niño leía en voz alta frente al espejo para que mi voz vibrara tal cual sucede con el micrófono, pensaba yo. Aunque soy médico de profesión, siempre sentí una fuerte atracción por la radio, un medio que cuando entras en él, te atrapa y te hace amarlo más y más. Siempre sentí la necesidad de estar en una cabina de radio y regalarle mi voz a la gente que tanto lo agradece. Soy de los que piensa que la radio sigue siendo el medio más cercano a la gente, el más barato y tal vez el más difícil porque debes transmitirlo todo a través del sonido. No pienso solamente en programas de entrevistas o musicales, también en dramatizados, por ejemplo. Mi familia tiene cultura radial, no era nuevo para mí escuchar la radio en casa. Y aunque no tengo mucho tiempo para escucharla, vivo de trabajar en ella. La radio para mí es el lugar donde más feliz me siento. Es increíble la manera en que te seduce. No la puedes dejar.
¿Y cuándo la conoció por dentro?
Llegó al medio en abril del 2009. Recuerdo ese momento con mucho cariño. Cuando puse los pies en Radio Victoria supe que la locución sería parte importante en mi vida y hasta hoy la llevo a la par con la medicina. Ambas profesiones se complementan muy bien, pues para desempeñar las dos se necesita ser muy buen comunicador. Soy enemigo de las frases manidas, pero siempre se dice que la radio tiene magia, y es verdad. Lo digo por experiencia propia. Nunca soñé ni aspiré a ello ni estuve en un círculo de interés o en una cabina radial, pero enseguida me atrapó. Tanto me gustó, que hoy para mí, junto a la medicina, es la profesión más linda del mundo. Es increíble la manera en que te seduce. No la puedes dejar.
¿Cómo llegas a la locución y a la dirección?
Comencé como dicen todos: como “un ratón de emisora”. Lo primero que pude hacer fue un boletín de noticias que salía grabado en la discoteca popular. Pocos días después me dejaron dar los cambios de hora en la planta y así fui poco a poco adentrándome en el mundo de la locución como aficionado. Al transcurrir un año, ya era el locutor titular de varios espacios de la emisora, aun siendo aficionado. Fueron momentos duros, pero siempre conté con el apoyo de artistas y directivos que apostaron por mi desempeño profesional.
En el 2013 me habilité como locutor y dos años después me evalué como profesional de la palabra. En mi formación influyeron excelentes comunicadores como lo son Miguel López Montes y Jorge Carbonell. También, Jorge Luis Rodríguez, quien me enseñó mucho en el diplomado. Solamente de escucharlo, aprendía. Además, esta profesión te educa el oído, vas captando todo lo que hay que hacer o no, lo correcto y lo incorrecto. Los directores con quienes he colaborado también han incidido en mi formación, como es el caso de Luis Alberto Berrey. Trabajar con esos maestros es un privilegio. Yo tuve esa suerte.
El LLoga… es la primera vez que participas… por qué participar en este encuentro…
Participar en el Lloga es la meta que persigue todo realizador joven del país. Antes de entrar a la AHS ya soñaba con llevar mi obra a ese prestigioso concurso, considerado el decano de los que se realizan en toda la isla. Fue todo un reto. Valió la pena.
Ganas varios premios colaterales… y el Gran Premio… ¿cuál es el programa, qué historia cuenta?
Así es. Obtuve premios colaterales, entre ellos el que otorga la EGREM santiaguera, la Dirección Provincial de Cultura y el proyecto cultural Rex. Además, obtuve galardones en las categorías de guion y locución. Según las consideraciones del jurado, el radio documental La caldosa: ingenio, música y sabor, aborda una de las aristas más singulares y pintorescas del tunero, ofrece un atractivo abordaje de un localismo que trasciende las fronteras del entorno, gracias a una realización que se distingue por su frescura, el coherente enlace de sus distintos elementos y el acertado empleo de los recursos radiales. Esta obra me llevó varios meses de investigación y recopilación de información. Luego vino el montaje que duró tres días. Tuve la gran oportunidad de trabajar con el realizador de sonidos Yunior Oro Paredes, una suerte de ángel para la musicalización.
Organizas en Las Tunas otro de los encuentros de la radio joven en Cuba… Cuéntanos que particularidades tiene este.
Desde el 2016 presido el Comité Organizador del Radio Festival Online Ultrasonido. Este es el certamen competitivo más joven dentro de la Red Nacional de eventos de la AHS. En su estilo online, Ultrasonido aporta novedad en el panorama competitivo de la creación radial cubana y reconoce la excelencia artística de las obras y el quehacer individual de los artistas jóvenes de nuestro medio. El certamen utiliza las diferentes plataformas digitales (Cubava, Radioteca, Facebook, Twitter, Instagram, etc) como entorno propicio para la promoción y el debate de las obras e investigaciones en concurso. Ya preparamos la segunda edición, del 12 al 16 de febrero de 2018, con el tema: la radio como salvaguarda del patrimonio sonoro.
¿Qué es para ti la radio joven… cómo lo viviste en la 27 edición del LLoga…?
Esa es una pregunta un tanto difícil de responder. Me parece que la esencia no está en la edad de quien haga una radio dirigida a los jóvenes, sino que para mí la radio joven es la que es capaz de cambiar según se transforma y evoluciona la sociedad, y me refiero a recursos sonoros, modos de realización, lenguaje, no solo radiofónico sino también a la manera de expresarse el locutor. La radio joven debe parecerse más a lo que es el joven en la actualidad. En la radio debes superarte todo el tiempo, estar informado, andar en busca de nuevos modos de interactuar con la gente, de hacerla participar, si quieres en verdad comunicar. Y todo ello es muy excitante para un creador.
La edición 27 del Lloga fue una escuela en pocos días. En las escuchas y debates de las obras en concurso aprendí muchísimo. El evento es un medidor de lo que hacemos y cómo lo hacemos. Fue genial ser parte de esa gran familia santiaguera y cubana.
¿Qué es lo que más guardas con cariño de la 27 edición?
Del Lloga atesoro muy lindos recuerdos. Entre ellos la gran complicidad y camaradería de los participantes, los certeros consejos y recomendaciones del jurado, la gentil y necesaria presencia de la familia Lloga Domínguez y la cálida acogida del Comité Organizador. Fueron días de confraternidad entre los jóvenes radialistas que nos empeñamos en apostar por una radio más parecida a nuestro pueblo.
¿Cuáles son los retos para ti como joven radialista cubano de hoy?
El mayor reta está en la autosuperación diaria, constante. Nunca debemos creernos que lo sabemos todo. Debemos trabajar con humildad. Cuando menos los esperamos nos nutrimos de cosas nuevas. El verdadero artista siente miedo ante cada salida al aire. Cada puesta en bocina tiene que convertirse en todo un reto profesional de calidad. Mi premisa es continuar acercándome más a lo identitario de mi territorio, tratando de llevarlo a una obra que preserve esas costumbres y tradiciones para las actuales y futuras generaciones. Me siento el relevo de quienes entregaron parte de sus vidas a este medio que para muchos es la gran escuela. Me toca a mí y a la generación de estos tiempos, buscar las maneras de hacer una radio más cercana a la realidad del tunero y del cubano. Tengo amigos realizadores que, desde su pequeño terruño, al igual que yo, lo entregan todo por la calidad del sonido. Pienso que el relevo está asegurado.
Yunier Riquenes García / La Jiribilla