El profesor estadounidense Philip Brenner, estudioso de las relaciones entre su país y Cuba, considera que el gobierno de la isla caribeña no tuvo ninguna responsabilidad en los incidentes de salud reportados por diplomáticos norteamericanos.
“No sabemos qué pasó en la embajada, es un misterio, pero creo absolutamente que el gobierno cubano no estuvo envuelto”, manifestó el experto sobre un tema que ha marcado las relaciones entre ambos países desde agosto pasado.
Con relación a ese asunto, Brenner cree que nadie fue responsable por los problemas reportados entre los miembros del servicio exterior norteamericano, y sostiene la teoría de que quizás los síntomas de salud se debieron al contacto inocente con algún tóxico.
Para el profesor de la American University, si ese fuera el caso, en la pesquisa sobre el tema se debió contar con la participación de epidemiólogos, con personal de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
“Estados Unidos se negó a hacer eso, asumió que fue un ataque, y ahora es muy tarde, pero un epidemiólogo habría realizado entrevistas a las personas afectadas, les habría preguntado qué comieron, dónde lo compraron, qué tipo de producto usaron para lavar o limpiar”, apuntó.
Pese a estimar que no hubo responsables detrás de lo sucedido, el académico afirmó que tras conocerse la noticia de los problemas de salud, el tema se convirtió en una oportunidad para los representantes de una línea dura en Estados Unidos interesados en revertir los nexos.
El académico precisó que cuando el 16 de junio pasado Trump anunció en Miami, Florida, que daría marcha atrás a la política hacia Cuba de la administración de Barack Obama (2009-2017), no dijo nada sobre la cuestión de los diplomáticos, aun cuando su gobierno ya conocía lo sucedido.
“Eso podría hacer pensar que personas en su administración no querían usar los incidentes para determinar las relaciones, pero cuando el senador Marco Rubio y otros legisladores lo supieron, aprovecharon para favorecer sus intereses”, agregó.
A decir del autor de textos sobre las relaciones entre ambos países, es muy fácil para unas pocas personas del Congreso controlar cómo se responde a este tipo de hechos.
Los medios norteamericanos comenzaron a difundir que varios funcionarios del Departamento de Estado reportaron síntomas como pérdida auditiva, mareos, dolor de cabeza y fatiga, los cuales fueron calificados luego como ataques por la administración de Donald Trump pese a que hasta ahora se desconocen sus causas.
A raíz de esos padecimientos, el gobierno republicano retiró gran parte de su personal de la embajada en La Habana y expulsó a 15 diplomáticos cubanos de Washington, en otro golpe asestado por la actual administración al proceso de acercamiento bilateral iniciado hace casi tres años.
PL