El piropo, ese arte sutil de halagar mediante palabras, se ha convertido en estos días en una especie en peligro de extinción. Las mujeres somos sin duda alguna, el blanco más vulnerable de groserías y desfachateces disfrazadas de halagos.
Jornadas atrás tuve la desagradable experiencia de ser “piropeada” por un señor que ampliamente podía ser mi padre. Mientras me encontraba esperando el transporte que tomo para llegar a la emisora, el mencionado “caballero” al pasar a mi lado dejó caer una lluvia de palabras groseras y propuestas desagradables que me dejaron con los oídos al borde de la otitis.
Lo peor llegó cuando vi cómo se adentraba en una oficina cerca y constaté que era una persona con cierto nivel intelectual.
Cuando una recibe semejantes charlatanerías y procacidades, casi siempre los estereotipos nos llevan a pensar que provienen de personas de bajo nivel cultural e incluso, con un perfil delictivo. Sin embargo cada día es mayor el número de hombres que ocupan incluso puestos importantes de trabajo y quienes, después de quitarse la camisa y dejar el maletín en el suelo, insultan y hasta golpean a sus parejas, hijas, etc.
La violencia de género se ha convertido en un tema sensible a la sociedad. El maltrato físico y psicológico al que están expuestas las mujeres no es algo para pasar por alto, sobre todo cuando vivimos en una sociedad donde se aboga por el empoderamiento de la mujer y el respeto a sus derechos.
Fue en 1997 cuando se creó el Grupo Nacional de Prevención de la Violencia Intrafamiliar, coordinado entonces por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Más tarde, durante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba, celebrada en enero de 2012, se aprobó “elevar el rechazo a la violencia de género e intrafamiliar y la que se manifiesta en las comunidades”.
Aunque en Cuba se trabaja actualmente en campañas que ayuden a sensibilizar sobre el tema, aun no se cuenta con una ley específica que tipifique y condene la violencia de género en sus más diversas manifestaciones.
Promovida por el Secretario General de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia hacia las mujeres y niñas, Cuba se ha sumado a la Campaña “Únete” en la cual la FMC, el Centro Nacional de Educación Sexual y la Unión Nacional de Juristas, entre otras organizaciones, trabajan en la capacitación de profesionales para enfrentar esta problemática desde el sector jurídico y los medios de comunicación.
Según las estadísticas, desde 2009 hasta 2014, en Cuba las agresiones cobraron más vidas que el SIDA y se ubican en la lista de las primeras 35 causas de muerte en el país.
Las mujeres en Cuba representan el 43,9 por ciento de la fuerza laboral en el sector estatal civil, el 66,6 por ciento de todos los técnicos y profesionales del nivel medio y superior, el 72 por ciento en el sector educacional, el 67 por ciento en la salud, el 43 por ciento en el científico y el 21 por ciento en la industria azucarera.
Las cifras hablan por sí solas. Somos una fuerza importante en la construcción de nuestra sociedad. Tengámoslo en cuenta cada vez que alguien quiera desmerecer nuestro trabajo o hacernos sentir menos valiosas.
Tomado de Radio Angulo